De Lupin a Lunático

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Era el 10 de marzo cuando Remus John Lupin cumplió once años y recibió una lechuza en su casa con una carta para él. Colegio Hogwarts de Magia y Hechiceria era el remitente. Remus Lupin era un niño con aspecto enfermizo, no muy alto, bastante enclenque y rematadamente inteligente. Y con apenas cuatro años fue mordido por un hombre lobo. Desde entonces Remus Lupin se transforma cada luna llena, llorando el resto del ciclo sabiendo que siempre volvería, para dolerle y enfermar.
Era septiembre, el pequeño y enclenque Lupin, cargado con su baúl lleno de libros y sus calderos, con su túnica de segunda mano que le quedaba enorme haciéndole parecer todavía más débil, buscaba un compartimento libre en el expreso con destino a Hogwarts. Lupin nunca había sido muy hablador, era más de conversar con los personajes de sus libros. Entró en uno donde había dos chicos de más o menos de su misma edad hablando de Quidditch.
—¿os importa si...? Bueno, da igual, lo siento.
Remus estaba abriendo la puerta del compartimento cuando uno de ellos, el de gafas, habló
—Adelante, dijo sonriendo. Soy James Potter, este es Peter Pettigrew, nos acabamos de conocer también, adelante Peter, ¡saluda!
—Yo soy Remus Lupin, un placer.
La puerta volvió a abrirse y entró un nuevo muchacho, moreno, con ojos grises, y aparentemente, harto de todo.
No fue hasta la mitad del primer curso cuando supo que James, Peter y Sirius Black llegarían a ser las personas más importantes de su vida. Unos Slytherin de tercero comenzaron a meterse con él, a Lupin no le importaba lo más mínimo lo que pudieran decir sobre su ropa demasiado grande, sobre el hecho de ser mestizo, o sobre su posible orientación sexual, pero había a dos personas a las que sí. "No voy a dejar que esos gilipollas se vuelvan a meter contigo", prometió Sirius. "Y no vamos a permitir que te de igual" añadió James
Sirius era un Black, una familia de linaje casi real. Siglos de pureza. Y como a Sirius le gustaba recordar, siglos de follarse entre primos y hermanos. Y como era obvio, en esa locura que es la adolescencia, Sirius decidió que no quería ser un Black, porque si algo odiaba Sirius, era su familia.
Entre risas con sus nuevos amigos, y dolores en luna llena, Lupin acabó su primer curso, feliz porque por fin tenia amigos, y porque le gustaba leer cada noche antes de dormir esos libros muggles de los que James y Sirius se reían a veces, y porque podía tararear canciones de Bowie mientras caminaba por la orilla del lago con sus tres amigos. "Eh Lupin, escribe este verano" dijo Sirius, y Lupin volvió a casa.

Fue en tercero cuando sus amigos descubrieron que era un hombre lobo. Supuso que enfermar cada mes en luna llena acabaría dando pistas de su naturaleza licántropa, y podía decir que se sentía orgulloso de sus reacciones, los ojos de sus tres amigos se llenaron de curiosidad, "¡el puto Lupin es un hombre lobo!" Chillaba Sirius emocionado. "¿te duele mucho o es aguantable?" Decía James con un poco de preocupación, "¿es peligroso?" Preguntaba Peter un poco asustado. Lupin contó a sus amigos que debajo del sauce boxeador está la famosa casa de los gritos, y que dicha casa no está encantada, si no que son sus gritos y aullidos de cada mes. Lupin explicó, sin poder mirar a sus amigos, que las transformaciones son realmente dolorosas, y con la voz cada vez más entrecortada por aguantar las lágrimas añadió el miedo que pasaba cada noche de luna llena, el pánico a perder el control sobre la bestia. "Soy un monstruo". Y una lágrima caía tímidamente por su mejilla, quedándose quieto sentado en su cama, sin subir la mirada, sin ser capaz de mirar a sus amigos. Para su sorpresa, sintió una cabeza apoyada sobre la suya (Remus había crecido bastante, lo que le hacía parecer más esmirriado) y unos brazos posándose sobre sus hombros. "Nadie debería pasar por esto sólo, y mucho menos tú, Lupin, eres demasiado bueno para sufrir por la luna", Remus se sonrojo tanto que volvió a esconder su cara, su corazón se aceleró y él no entendía nada. "Y por eso he tenido una idea", continuó Sirius mirando con esa sonrisa que significaba problemas a James, "nos llevará tiempo pero..." y ahí estaba una vez más la pausa dramática del dramático de Sirius. Lupin levantó la cabeza para escuchar mejor. "Y si nos transformamos en animales". Lupin se rió con una pizca de sarcasmo. "Ya lo verás Lupin, me convertiré en un perro más grande que tú siendo lobo", lo decía en serio, porque para Sirius Black todo era una competición. James también se animó "yo seré un ciervo, los ciervos molan, esos cuernos enormes son la leche y con ellos te mantendremos a raya, lobito", Peter parecía pensativo, como si no supiese qué animal ser "¿por qué no una rata?" Propuso Sirius "necesitamos un animal pequeño para paralizar al sauce", a Peter al principio no le hacía mucha ilusión, pero tras, lo que pareció, pensar en los pros y en los contras parecía mucho más contento. "Chicos... no sé cómo agradeceros esto" Sirius le cortó "no te preocupes Lunático" susurró en su oído, "no nos debes nada, aunque si quieres que te de un beso..." y todos se rieron.
Lunático... ese nombre le sacudió el estómago, Lunático, Lunático, Lunático. Fue en tercero también cuando descubrió lo que parecía ser que todos sabían excepto él, y es que precisamente heterosexual, no era. Se negaba a darle el mérito de este descubrimiento a esa primera vez que Sirius le puso tan cachondo susurrando esa palabra que él creía maldita hasta que salió de sus labios, así que aprovechó que se enrolló con un chico de quinto de Ravenclaw para salir del armario con sus amigos.

Homo Homini LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora