¡No soy un Black!

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Dos niños se habían acercado a acariciar a ese perro gigante, que aunque por su tamaño podría asustar, solo bastaba mirarle a la cara para querer jugar con él. El perro retozó, lamió la cara de los niños, entregó su suave barriga para ser acariciada entre jadeos, y después de un rato de diversión prosiguió su camino hasta su refugió.
Todo el mundo andaba buscándole, muggles o magos, todos conocían perfectamente su cara, y que era peligroso, tremendamente peligrosos. Si supieseis a qué tipo de monstruo repugnante habéis estado acariciando la barriga. Rió amargamente, era la primera vez que se reía en los últimos doce años, la última vez que rió fue cuando le encerraron en Azkaban, reía porque era absurdo, él traicionando a su mejor amigo, a su mejor amiga, a su ahijado, al amor de su vida, la persona que hacía que ardiese su pecho y se expandiera por el estómago hasta sus piernas solo de recordarle, siempre bromearon con la infamia de ser un Black, y ahora estaba riendo, histérico por oír su propia risa, triste y amargo. Remus Lupin seguramente también le creía un monstruo, asesino y traidor. No sabía cómo ponerse en contacto con él, supuso que seguía viviendo en su (nuestra) casa, pero aparecerse ahí podría ser potencialmente peligroso, y aunque el peligro era la mayor pasión del chucho, esta vez tenía que mantener la mente fría. Tan fría como doce años de prisión puede dejarte. ¡Una carta!, claro que sí, ¡cómo no se te ocurrió antes! Pero qué quería decirle exactamente Sirius Black a Remus Lupin. ¿Que Canuto necesita a Lunático? ¿Que doce años de Azkaban han sido una tortura sabiendo que él piensa que es culpable? ¿Que necesita saber que no sufre con la Luna?

«Querido Lunático. Supongo que ya te habrás enterado que estoy aquí de nuevo, lamento mi mala caligrafía, pero no he tenido mucho tiempo para escribir cartas. Te echo de menos, ¿sabes? llevo doce años sin poder pensar en ti por miedo a que esos dementores te borraran de mi y estas últimas semanas no he podido pensar en otra cosa que no sea la caída de tus ojos, tu pelo llenándose de canas o tus dedos largos que me insinúan muchas cosas, tampoco he podido dejar de pensar en las ganas que tengo de que vuelvas a leer para mí, quiero ver cómo salen de tu boca los versos de Yeats, de Rimbaud o del puto Baudelaire, y en tu olor Lunático, no puedo dejar de pensar en todas las cosas a las que hueles, seguro que sigues siendo igual de sexy que la última vez que te vi. Tienes que saber que una vez escribí una carta para ti, solo que ahí aún eramos felices y yo no había desconfiado de ti. Ojalá poder decirte que soy inocente, pero yo he causado todo, yo hice que Cornamenta eligiera a Colagusano como guardián en lugar de a mí. No tenía que haberlo hecho. Tenía que habértelo dicho. Yo maté a Lils y a Jimmy. Yo lo hice. Espero que cuando nos volvamos a ver, sepas perdonarme, y espero que podamos empezar de cero, que me dejes reconquistarte como en esas películas muggles románticas. Déjame llevarte a Nueva Orleans a escuchar jazz por las calles, o cantarte mil canciones mientras tú tocas la guitarra. Y si quieres a alguien que no sea yo (aunque lo dudo), déjame al menos permanecer en tu vida y ayúdame a curarme un poco las heridas de Azkaban
Siempre tuyo, porque no sé ser de nadie más, ni si quiera mío,

Canuto.»

Guardó la carta en el bolsillo de su uniforme de presidiario muy orgulloso de sí mismo por todavía recordar cómo funcionaban las palabras escritas con pluma, Sirius rió otra vez, esta vez recordando a Lunático. Se acordó de que estaban prometidos, joder, pobre Remus, prometido con un prófugo, pero al menos era con el más guapo. Rió más fuerte. 

Joder, estoy loco, qué hago escribiendo cartas a alguien que obviamente me odia y con razón.
Si, la verdad es que si hubieses confiado en él en lugar de pensar que él era el traidor igual tendría menos motivos para odiarnos. O si le hubieses contado todas tus sospechas sobre Peter cuando te apareciste en su casa para contarle que James y Lily estaban muertos. O si hubieses dejado una nota "Mira cariño, Peter nos ha traicionado, voy a matarle. Un beso" antes de desaparecer de su vida para siempre. 
Es que somos Black y piensas que no y no te enteras de que estamos infectados. Somos un puto Black, colega, reyes de los prejuicios y de los juicios en general. Y Remus es un mestizo, licántropo y maricón, y tú también eres maricón, o al menos mitad maricón, un bisexual de esos que han salido ahora, y si mamá se hubiese enterado nos hubiese lanzado un avada kadavra y la maldición cruciatus que nos lanzó al salir de su casa de mierda hubiese sido solo un chiste. Es que eres tonto, cómo pensaste que saldría bien.
¡EH! ¡YO NO SOY UN BLACK! Somos Canuto y tú lo has dicho, somos dos maricones que se aman, pero somos más que eso, somos dos marginados que solo encajan entre sí, y sin mí Lunático odiará siempre a la Luna, y conmigo solo habrá juegos, y sin él yo solo os tengo a vosotros y no sois buena compañía porque me hacéis daño y me obligáis a hacerme más daño. Con él nada puede salir mal.
Solo porque el pequeño Lupin te dijera hace quince años que no somos Black no significa que sea verdad, mira la magia negra que brota de nosotros, ¡MÍRATE SIRIUS! Eres un Black. Eres un Black. Eres un Black. ERES UN BLACK. BLACKBLACKBLACKBLACKBLACKSOMOSBLACKYTUERESBLACK.

Homo Homini LupusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora