Estúpido Zim. Estúpido mundo. Estúpidos todos - Dib maldecia en voz baja cada vez que la bolita saltarina rebotaba en la pared y volvía a sus manos. Habían pasado 30 minutos ya desde que los niños habían ido a comer, y ya sentía sus tripas rugir con insistencia. Su estómago parecía revolverse y contraerse en si mismo; parecía derramar jugos gástricos y quemarle el interior poco a poco. Dib observó su ombligo luego de pensarlo, como tratando de comprobar que sus pensamientos no eran más que palabras tontas de una mente hambrienta.
Psssst - Escuchó algo similar a un zumbido desde alguna parte de la habitación. Suspiró cansado y se tendió en la cama, mirando hacia el techo; Zim asomaba sus grandes ojos magenta por el hueco que había en el sistema de ventilación. Dib se hizo a un lado y le permitió bajar, con ayuda de sus extremidades robotizadas - Toma esto, para ti.
¿Es para mi? - Dib se sorprendió al momento de recibir entre sus manos el pastelillo con glaseado celeste. Se veía delicioso.
Supongo. Debes tener hambre... Aunque no me disculparé por anoche; sabes que fue tu culpa - Dib pareció comprender que el alienígena no era capaz de hacer algo amable sin arruinarlo con un acto o palabra egoísta. Esperó a que Zim no le prestara atención para olvidar sus modales y deborarse el pastelillo de una mordida. Las migajas esparcidas cerca de sus labios lo delataron a los ojos algo confusos del invasor, quién sólo soltó una risita.
Eres un cerdo - Dib fruncio el ceño ante el comentario. Antes de abrir la boca para decir otra cosa, hubieron gritos en el comedor. Se espantó al instante.
¡Está pasando algo afuera! - Exclamó aterrado, corriendo a la puerta y tratando de abrirla; claro que esa mujer la había cerrado con llave desde fuera. Observó a Zim, quien acababa de terminar de comer su pastelillo.
¿En serio? Bien, pero me debes un favor - Enfurruñado subió por el tubo, dirigiéndose al comedor a investigar. Dib se sorprendió al pensar que el alien le había entendido tan sólo con una mirada... ¡¿Acaso podía leer la mente?! Más valía no insultarlo cuando estuviera cerca...
Paseándose de lado a lado en la habitación, esperó impaciente el regreso de su ahora mejor amigo. De pronto los sonidos metálicos volvieron, anunciando la llegada del alienígena. Cayó en la cama con una mueca de disgusto, mientras Dib lo observaba impaciente por oír las noticias.
No era nada - Murmuró sin más. Dib se tragó su entusiasmo junto a la bocanada de aire que inspiró por su nariz al escuchar lo dicho.
¿Qué? ¡Yo escuché gritos y escándalo! - Movió los brazos para resaltar sus motivos. Zim asintió, fijando sus ojos cubiertos con lentillas en la bolita con la que Dib jugaba. La lanzó con todas sus fuerzas a algún lugar.
Lo se, yo también lo oí... pero ¡Nada! - El proyectil recién lanzado rebotó peligrosamente por toda la habitación. Dib se cubrió con los brazos tratando de protegerse; la bolita dio con el tubo de ventilación y se marchó rebotando hacia alguna dirección de por allí. Genial, lo único que lo mantenía cuerdo se había ido...
¡ZIM! Ese era mi regalo de cumpleaños del año pasado - Lo observó con desaprobación, más Zim no hizo caso. Estiró sus brazos y se acurruco en la cama, hasta que se levantó repentinamente, logrando hasta asustar al de gafas.
Ahora que recuerdo, unos chicos dijeron que no volverias a ver la luz del sol nunca más... um... quizá sea por el frasco que llevaban en la mano - Dib palidecio de pronto, agarrando ambos lados de su cabeza en un acto desesperado. ¡Lo harían papilla! ¡Ya podía ir aceptando caer en los brazos de la muerte!
Zim, Zim, Zim... ¡Me matarán! Y todo por culpa tuya y tu estúpida muda de piel - Sus ojos ya lagrimeaban, motivo por el que cual el Irken llegó a compadecerse un poco. Se levantó del colchón y se acercó a Dib, acercandolo a la cama y haciéndolo un lado junto a la pared para acostarse el también.
Cierra la boca y duerme, te hace tanta falta como a mi - El humano se vio bastante confundido por el repentino acto de preocupación y afecto llevado a cabo por el chico a su lado, tanto así que la vergüenza ya le había teñido hasta las orejas. Iba a agradecer pero el muchachito habló de nuevo - Idiota.
Realmente no podía hacer nada caritativo sin arruinarlo luego.
(...)
La noche había caído encima y para cuando despertaron, ambos ya se habían perdido la cena. Dib maldijo por lo bajo al escuchar su estómago rugir.
Debo salir de aquí... tengo hambre; tanta que no podría echarme otra siesta esperando el desayuno - Se acercó a la puerta para girar la perilla, logrando sorprendentemente abrir la puerta. - Zim, ¿Vienes?
Prefiero lo dulce, pero creo que podría aconpañarte... sólo para mi entretencion personal, claro - Dib refunfuño antes de salir en punta de pié descalzo y esperar a Zim; cerró la puerta sigilosamente en el momento debido. Caminaron entre los pasillos en silencio, observando el amenazante ambiente sobre ellos.
Diablos, que hamb... - Se quedó en blanco antes de terminar la frase, observando el espectáculo en el comedor; las paredes manchadas de humedad, chorreando algo extraño desde el techo en que se unían, el piso lleno de suciedad, el ambiente gélido y húmedo, y un ser nauseabundo de una transparencia que lo hacía parecer imperceptible, brotando desde algún lugar, acorralando entre sus garras a uno de los niños del club de no-locos mientras extraía desde un agujero perforado en su craneo algún líquido por medio de una pajilla. Dib quedó bastante asqueado de lo absurdamente perturbador del momento.
Ni respires... - Sugirió a Zim, mientras retrocedía con sigilo. La bestia fantasmagorica comenzó a olfatear, soltando al ya vacío niño de sus manos. Zim solo pareció no afectarse.
El azabache tragó saliva; podía dejar al alien ahí solo, o enfrentarse a... eso. Comenzó a marearse por lo estúpido que era por pensar en tan siquiera abandonar a un amigo.
¡Zim, cuidado! - Jaló su brazo y lo llevó corriendo a rastras por todo el salón; El alien parecía estar en shock, tanto así que los movimientos que hacía parecían mecánicos y vacíos.
Entonces, por primera vez lo supo. El era un investigador paranormal; en verdad lo era, y no podía tan sólo dejarse huir frente a una criatura desconocida y amenazante. Él se enfrentaría a lo desconocido... por él, y por todo lo que quería mantener a salvo.
"Cuándo tu ya no puedas cuidarme, entonces yo lo haré por ti bajo cualquier costo. Después de todo... somos amigos"
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I don't feel well, Zim [Invader Zim - Zadr] [Terminada]
RandomDib es internado por su padre en un hospital psiquiátrico, en el que conoce a un peculiar chico verde que se hace llamar Zimsera. ¿Qué secretos podrán esconderse entre las sucias paredes de un lugar como ese? Seguro que unos muy paranormales... • 5...