El mundo está lleno de personas con mucho talento, que día a día nos roban suspiros, sonrisas y de vez en cuando lágrimas, esas personas se han vuelto tan importantes en nuestras vidas que deseamos ser parte de la suya y aquí podremos serlo.
Promet...
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En la soledad de su departamento el gran Liam Payne se encontraba buscando palabras que rimaran. Buscaba palabras que definieran a la perfección como se sentía: Vacío, solo y con el corazón roto.
Se le hacía difícil poder plasmar sus sentimientos; había un caos en su cabeza y una hermosa sonrisa adueñándose sus pensamientos.
Lo cierto era que se había enamorado de una manera profunda e intensa, hermosa pero dolorosa de aquella mujer.
Era poseedora de unos ojos expresivos, de una cabellera lacia un poquito más arriba de su cintura, con una gran sonrisa... En efecto Liam ya había perdido la cordura por ella; un claro ejemplo eran sus suspiros cuando la recordaba.
Tocaba las teclas de aquel piano blanco creando una melodía dulce. Mantenía sus ojos cerrados imaginándola, imaginándolos.
Era loco. Sumamente. Porque se demostraban mucho cuando nadie los veía, sin embargo, cuando todos estaban sobre ellos no eran más que simples amigos.
Liam no recordaba con exactitud el día que descubrió tener sentimientos por ella, solo se sorprendió a sí mismo cuando pensaba en ella, eso era todo o al menos era lo que él mismo se decía.
Pero... Que mentira.
Sabía que llevaba mucho tiempo queriéndola, solo que temía admitirlo. Ella al parecer era feliz intentando confundirlo, y él era totalmente un estúpido por esperarla, por desear que algún día demostrara que era prioridad.
Ambos jugaban a ponerse celosos. Ambos peleaban por cada mínima cosa. Ambos se escribían a diario, salvo aquellos días en los que el orgullo ganaba la batalla. Ambos sentían cosas el uno por el otro, pero no querían catalogarlo, no querían demostrar quien sentía más. Ambos buscaban cualquier mínima excusa para verse.
Eran una mentira. Lo eran porque aún sabiendo que se querían lo ocultaban. Eran una mentira porque decían querer a otros cuando no era cierto. Eran una mentira porque cuando ella descansaba la cabeza en el hombro de Liam sentía que aquel era su hogar y se las arreglaba para demostrar que no le importaba mucho, que sólo era un gesto amable. Eran una mentira porque Liam sabía que la quería y prefería aferrarse a la idea de que eran imposibles.
