El mundo está lleno de personas con mucho talento, que día a día nos roban suspiros, sonrisas y de vez en cuando lágrimas, esas personas se han vuelto tan importantes en nuestras vidas que deseamos ser parte de la suya y aquí podremos serlo.
Promet...
— ¿Podrías explicarme lo que realmente ocurre contigo Evans? — dijo observándolo sin ninguna expresión en su rostro.
Mantenía sus brazos cruzados debajo de sus senos. Ella no actuaba en lo absoluto y por primera vez él confirmó lo que rondaba en su cabeza.
Su mirada exigía una respuesta concreta, sin embargo, Chris tenía muy claro que no podía continuar de esa manera; necesitaba que ella pusiera de su parte porque todo de él ya estaba colocado en la mesa.
¿Qué ocurría?
¡Maldición!
¿Cómo era capaz de pregúntale eso?
Ocurría que ya estaba cansado. De los misterios, de la falsa sonrisa que mantenía. ¡De la falsa persona que solía quererle por las noches y evitarlo en las mañanas!
Solo conocía una pequeña parte de todo lo que era ella, como por ejemplo: su lujosa vida, las fiestas hasta la madrugada, las portadas de revistas y protagónicos en películas... Más no conocía a la mujer que deseaba ser escuchada, protegida e incluso entendida.
No quería más a la actriz que bien se merecía un Oscar. ¡Quería a la joven indefensa que había dormido en sus brazos días antes!
— Sabes lo que ocurre, pero por supuesto que necesitas escucharlo salir de mis labios ¿No es así? — preguntó. Su tono de voz era neutro. En cambio la chica solo pudo soltar un suspiro cansado.— No ocurrirá. No voy a decirte algo que ya tienes claro.
No abundaría. No se detendría a definirle cada sentimiento que tenía por ella, porque... No podía.
Ya que jugaban a ese juego de ocultarse las cosas, valga la redundancia, iba a guardarse lo que sentía.
La joven se había dado la vuelta para observar por el cristal con vista a las calles de New York.
Generalmente se mantenían repletas de personas, y así de rápido como pasaban las personas los pensamientos de Chris también.
La chica era hermosa. Sumamente bella, pero con demasiados secretos que no les permitían avanzar para llegar a otro plano.
— ¿Crees que es fácil intentar borrar tu pasado? — le cuestionó ella sin mirarle. Chris hizo el intento de responder, pero ella lo detuvo. — Sabes que es imposible hacer algo como eso, que los fantasmas te perseguirán por siempre, entonces solo te queda vivir con ello. ¿No cometiste algún error que te lamentes? Porque yo sí y eso es lo que tú quieres escuchar.
— Yo... —
— Voy a decírtelo. Con la única condición de que cuando salga por esa puerta no vuelvas a buscarme nunca más — planteó muy segura.
— Todos hemos cometido errores — susurró él un poco confundido.
— Pero, olvidas que la magnitud es relevante — recalcó antes de continuar. — Tenía dieciséis para ese entonces. Había conocido al que suponía sería el amor de mi vida, estudiaba actuación, próximamente terminaría la High School; Todo estaba perfecto, pero entonces ocurrió; le di mi virginidad ¡y adivina! Mi vida se convirtió en el típico cliché: Embarazada a los dieciséis.
Guardó silencio. Cada palabra se le atoraba en la garganta, recordaba con pesar aquella etapa de su vida; pero gracias a ello se había convertido en una de las mejores actrices a nivel mundial.
Chris decidió mantenerse en silencio hasta que ella terminara con su relato conteniendo las ganas de abrazarla.
— ¿Que pasa por tu cabeza al escuchar la palabra embarazo seguida de dieciséis años? —
— Horror — admitió. Su garganta estaba seca y estaba previo a perder la fuerza de voluntad.
— En eso se convirtió mi vida, en un horror Evans. Mis padres me abandonaron, el supuesto amor de mi vida incluso decidió mudarse lejos de mi, no tenía trabajo, no había terminado mis estudios. ¿Cómo diablos traería a un bebé que solo sufriría al mundo? — sollozó. — No podía brindarle el calor de un techo, ¡no podía! Y lo hice... Recurrí a la opción más fácil, pero dolorosa. Me hacía ilusión una familia ¿sabes? Pero no era el momento, no iba a perdonarme el traer a un bebé que pasaría por mucho, pero tampoco puedo perdonarme lo que hice.
— No eres una mala persona — dijo. Buscaba una forma de entenderla, no la juzgaría. Para ese entonces era muy joven, con muchos problemas sobre sus hombros. — No soy quien para decirte que tomaste la peor o la mejor decisión, pero eres fuerte nena. La situación te apretó, te puso en un punto difícil y una joven de dieciséis años, sola, vagando por las calles, sin orientación familiar... Iba a hacerlo. No fuiste la primera, y aunque duela admitirlo no serás la última.
— No me enorgullece — admitió. Había secado sus lágrimas y ya para cuando estuvo calmada giró sobre sus tacones. — Creo que ya es tiempo de irme.
Chris se levantó del sillón en donde se encontraba y tiró de su mano deteniéndola.
— No podemos cambiar el pasado, pero ¿sabes lo que sí podemos hacer? — susurró muy cerca de sus labios. — Tomar todo ese dolor para impulsarnos. Redimirnos, solo así podemos sanar.
— Chris... —
— No lo hagas, por favor — la detuvo. — Sabes que voy a buscarte por cada jodido rincón del mundo si te vas.
— Lo siento — dijo dando por terminada la conversación. — Cuídate y se feliz, lo mereces.
— Tu me haces feliz —
— No. Encontrarás a una mujer que si valga la pena, vas a casarte, tendrás una bonita familia y me olvidaras. Ya verás — sonrió nostálgica. — Te quiero.
Necesitaba tiempo para sanar sin dañar a los demás, porque ella... Destruía todo lo que tocaba.
