«Otra vǝz», decía la primera.
Brendon no sabía por qué el autor hacía de nuevo mucho énfasis en esa letra y tampoco entendía a qué se refería con el mensaje. Ahora que lo pensaba, no se había detenido mucho a darle una interpretación a todas las palabras que su admiradora o admirador le daba en esas notas con tinta negra. Quizá en ese tiempo que tenía disponible, esperando a un posible apoyo en todo esto, podría hacerlo. Antes que nada, leyó la segunda:
«Le mois de l'amour est pour l'homme français. Tout est en français».
Era un poco odioso que esta persona le escribiera en idiomas que él no dominaba, pero se sentía mejor cuando recordaba que tenía contactos que podrían ayudarle. En ese caso, tendría que dejar esa al final para interpretarla más tarde cuando tuviera la traducción. Sacó las notas restantes, las juntó todas y leyó en orden, por así decirlo. Cabía mencionar, que sonaba todo extraño, sobre todo en la parte donde estaba la reciente, la de una sola palabra. Nada tenía coherencia. Entonces dedujo una por una.
«Te he estado observando por un tiempo». Era muy obvio lo que trataba de decir, ¿no? Esa era el inicio de todas, la que daba a conocer la existencia del responsable. Con esa frase, Brendon comenzó a tomar en cuenta a esa persona y así inició su búsqueda. La interpretaba de esa manera, como el comienzo de su gran aventura, la confesión que marcaba el punto de partida.
«Hǝ ǝstado caminando a travǝs dǝ un mundo quǝ sǝ ha quǝdado ciǝgo». Aunque de esta pudo hallar el camino que debía seguir para beneficiar a su investigación, el trabajo de saber qué quería decir alguien con eso era distinto. ¿Un mundo ciego? La expresión era bastante abstracta y un poco pesada, menos mal Brendon había tomado algunas clases de literatura y sabía un poco sobre poesía –estudiaba en la facultad de letras e idiomas, ¿qué podía esperarse?–, así como también entendía el lenguaje connotado.
Lo que tenía hasta ahora era la posibilidad de que el verso se estaba refiriendo a una persona que podía ver mientras que los demás –ya que al decir «mundo» se estaba hablando en plural– estaban "ciegos". Si pensaba esto más a fondo, se encontraba a sí mismo en ese mundo ciego y por eso, porque no podía ver, tampoco podía saber quién era la persona que expresaba la frase. En pocas palabras, el autor explicaba que sabía que nadie lo estaba detectando, pero entonces llegó la duda: ¿por qué a Brendon le interesaría saber eso?
Eso era lo complicado de interpretar un mensaje, al final nunca se sabía por qué las personas decían lo que decían. Y todo se nubló más en su cabeza cuando pasó a la siguiente nota.
«Otra vǝz». Otra vez ¿qué? ¿Qué más podía sacar de eso? Lo detestable para el azabache era la maldita «E» apuntando hacia la izquierda. ¿Otra vez debía mirar hacia ese lado y encontrar lo que le resolvería la duda? ¡Eso era absurdo!, pensaba. Y de manera inconsciente miró hacia la izquierda donde la tienda estaba. Sorprendentemente iba saliendo de ahí el policía.
Qué maravilla, ¿no?
–¡Oficial! –Lo llamó desde su auto, abriendo después la puerta y saliendo del interior.
Cuando estuvo de pie en la acera, el hombre de gran altura se detuvo y se giró hacia él. Finalmente pudo ver su rostro bien, el cual se notaba joven y –no lo iba a negar– muy apuesto. Lo más interesante y llamativo de ese rostro era el color azul que sus ojos lucían; tenía una mirada azul bastante cálida. Apenas el otro habló, Brendon ya sonreía como idiota.
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You'll never know a single thing about me •• Brallon
Fanfiction... until it's far too late. En el inicio del mes del amor, Brendon comenzó a recibir algunas notas sin firma, algo bastante intrigante para el estudiante de la escuela de idiomas, por lo que decidió salir de su aburrida rutina para encontrar a esa...