Capítulo 3 - Un vecino guapísimo.

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Me levanté de la cama llena de papeles, con mala actitud. Estaba decidida a hacerle entender a mi vecino que era un inconsciente. Salí de mi departamento hasta dar dos pasos a la izquierda.

Toqué la puerta con desesperación, suspiré e intenté relajarme. El ruido incrementaba, entonces pensé que el vecino solo quería hacerme enojar más de lo que ya estaba.

¿Pero cómo? Si él no me conocía. Aún así...¿Sabría que yo estaría enojada?

Volví a tocar la puerta con el puño cerrado. Me tendrían que abrir o no dejaría de insistir jamás. La señora del lado contrario salió de su departamento con el ceño fruncido. ¿Estaba enojada? ¡Yo también!

La ignoré volviendo mi vista al frente. Quizás solo debía fracturar mi mano para que el baterista sordo abriera la puerta.

- ¡Inconsciente! - golpee la puerta - ¡Sordo! - volví a golpearla - ¡Tonto! - dije casi cayendo sobre un chico que acababa de dar paso a la entrada del departamento.

Era hermoso, tanto que quedé embobada. En mis dieciocho años de vida no había visto un chico tan guapo y perfecto. Mis ojos se encargaron de viajar por todo su cuerpo atlético y bien cuidado.

- ¿Qué decías? - inquirió con una pequeña sonrisa malvada.

Quize golpearme. ¡Que tonta era!

- ¿Me prestas un bolígrafo?

Esa había sido la pregunta más tonta que había hecho en años.

Le dicen amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora