Capítulo 7 - Dos opciones

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Estaba muda. Mis mejillas debían de estar rojísimas. ¿Por qué me pasan este tipo de cosas?

La verdad es que sí tenía hambre, no había comido nada desde el medio día y ya eran más de las cuatro de la tarde.

- ¡Debo irme! - solté en un suspiro lleno de nervios. Di media vuelta rumbo a mi departamento.

- ¡Espera! ¿Que tal si vamos a comer a algún lado? - paré en seco al escuchar su increíble voz una vez más.

Tenía dos opciones: Decirle que no y correr a mi departamento con el bochorno a tope o aceptar y tener unos minutos junto él.

Cuando era pequeña mi madre solía decirme que no aceptara propuestas de extraños. Pero yo ya no era una niña y el extraño resultaba estar más bueno que una libra de pan de la tienda de la avenida Roosevelt.

- Si no es mucha molestia... - me hice la tímida.

- ¡Por supuesto que no! Yo también tengo hambre. - río.

Este chico ya me está cayendo mucho mejor...

Le dicen amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora