Capítulo díez.

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Me desperté a causa del maldito despertador que Jimin me había obligado a tener. Giré sobre el colchón y estiré mi mano para apagarlo. Volví a girar para mirar al techo. Mi cabeza se estaba partiendo, si no me equivoco logré dormir lo mismo que nada.

Toda la noche mi consciencia se encargó de que mi persona se sintiera verdaderamente mal. Me levanté y me dirigí al baño. Me di una ducha rápida y salí para cambiarme. Tomé un poco de café y salí en mi moto para otro maldito día en ese infierno. Recordé que hoy es la maldita fiesta de mi padre. ¡Demonios, nada podía ser peor!

Llegué y me encontré con Jimin y Yoongi esperándome para entrar. Sin quitarme los anteojos me acerqué a ellos. Yoongi me miró bien.

-Uuuh, esa es cara de haber tenido una mala pasada -aseguró él.

-Te equivocas Yoongi, esa es cara de no haber tenido nada -Dijo Jimin.

Me quité los anteojos y los miré asesinamente, para luego gruñirles por lo bajo. No estaba de humor para soportar sus teorías y burlas.

-Creo que si las miradas mataran, ya estaríamos muertos Yoongi -Dijo Jimin.

Los volví a fulminar con la mirada. Maldito si seguía provocándome no iba a terminar bien. Jimin se acercó a él y colocó una de sus manos sobre su hombro. Comenzamos a caminar hacia las malditas clases, me adelanté un poco, pero podía escucharlos perfectamente.

-Amigo, ¿recuerdas que Jungkook perteneció al equipo de lucha en la secundaria? -le preguntó Yoongi por lo bajo.

-Sí -se limitó a decir Jimin.

-También, ¿recuerdas cuando peleaba en los bares?

-Ajá -Respondió Jimin.

-¿Y recuerdas que peleó con Hook y lo venció limpiamente?

Giré un poco la cabeza para mirarlos y Jimin miró nervioso a Yoongi.

-Sí, lo recuerdo.

-Entonces no insistamos más, ciertamente no somos Hook. No creo que tengamos tanta suerte si continuamos -dijo él. Llegamos al salón y era una de las pocas veces en las que llegábamos temprano.

Miré a mi alrededor y Kate no estaba. Gracias a Dios no estaba. Me senté en la última fila y logré hacer que mi cabeza se fuera de aquél lugar. La clase de Historia Universal comenzó, era tan tediosa aquella clase.

La puerta del salón se abrió y ella entró. Me senté derecho para mirarla, y a mi cabeza vino lo de ayer. Habérmela imaginado mientras estaba con otra era poco común en mí.

-Lo siento, se me ha hecho tarde -se disculpó.

La profesora la disculpó y ella miró a su alrededor para buscar un asiento. El único lugar que quedaba era el que estaba a mi lado. Intentó buscar otro lugar, pero nada la salvaría de sentarse conmigo. Se acercó y con cuidado se sentó.

-Buen día -me saludó por lo bajo.

-Ojalá pudiera decir lo mismo -le dije. Se giró a verme.

-Uuuh, ¿no dormiste bien anoche? -me preguntó.

-Exacto -le dije.

Ella sacó un cuaderno y comenzó a escribir lo que la profesora estaba diciendo. Miré con detenimiento cada movimiento que hacia su nariz al escribir.

Llevó la punta de la lapicera a su boca para morder levemente la punta. ¡Oh Dios, yo tengo que hacer algo para poder estar con esta chica!

Se giró a verme, y me encontró mirándola fijamente.

© Dulce Obsesión -𝙅𝙐𝙉𝙂𝙆𝙊𝙊𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora