Capítulo 15

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Al abrir los ojos Tyler se había ido, y en señal de que no fuera un sueño, palpé el lado de la cama dónde había dormido para comprobar que aún estuviera tibia. Lo estaba.

Me levanté de la cama y corrí al balcón aguardando la esperanza de que estuviera detrás de las cortinas. La mañana había traído consigo una brisa que se calaba entre mis huesos haciéndome tiritar, crucé los brazos en el intento de cobijarme y proporcionarme calor, calor que me recordaba a el que él  había querido entregarme anoche.

Ingresé de nuevo a la habitación para prepararme para la escuela, hoy; después de mucho tiempo, era la primera mañana en que me entusiasmaba ir, pensaba que tal vez podría ser diferente, y claro que lo sería; pero no de  la forma que yo quería.

Cuando salí de la ducha, envolví una toalla por mi cuerpo y recogí mi cabello húmedo en un moño improvisado, permitiendo así, que mechones de cabello negro y fucsia  cayeran por  mis hombros. Caminé hacia el ropero y descolgué piezas casuales y negras con las cuales me vestiría hoy, giré sobre mis talones y me acerqué a la cama, dónde con un poco  de atención localicé mi teléfono bajo la cama, me incliné mientras lo tomaba entre las manos, una pequeña grieta se hacía notar en la pantalla, pero no le presté atención, lo puse sobre la cama y me vestí.

Hoy me apetecía tomar café y por primera vez no sentía el impulso de mordisquear un cigarrillo y mucho menos de fumarlo. Bajé las escaleras calmadamente dando un pequeño salto en el último escalón; ingresé a la cocina y serví una tasa humeante de café.

- ¡¿ Tomas café? !   - preguntó la abuela desconcertada.

- Buenos días-  saludé un poco cohibida

- Buenos días-  dijo también y sonrió.

Se apresuró a la estufa tomando sartenes y revolviendo huevos mientras la sentía sonreír.

No acostumbraba a tomar café porque a mamá le encantaba y había cosas que simplemente no quería recordar, por pequeñas que fueran. Antes de que todo se enloqueciera con papá y ocurriera todo, a mamá le gustaba el café; las últimas mañanas se despertaba temprano y hacía  café, se acercaba a la ventana de la cocina y desde allí nos despedía con la mano. Se visualizaba tan serena, tan en paz; no daba la impresión que estuviera en terapia  y mucho menos que tuviera problemas con el alcohol. Sinceramente, pensábamos que lo estaba superando, que ya no pensaba en él y en las secuelas de sus traumas producidos, pensábamos que todo iba bien; era como si estuviera renaciendo, comenzando de nuevo, continuando e incluso cantamos victoria cuando comenzó una nueva relación, pensamos que habíamos ganado; que habiamos vencido, pero fué una victoria que no disfrutamos a plenitud y desmentimos totalmente con su suicidio.

- Beicon y tocino - anunció la abuela colocando dos platos sobre la mesa - ¿ Quieres fruta?  - Preguntó acercándome un tazón con trozos.

Asentí conservando mi buen humor.

Me vío antes de llevar su vista al plato y así, comimos en silencio, mientras ella le regalaba una sonrisa a la mañana y yo una  a mis adentros.

○○○

Will rió a carcajadas extrovertidas - ¿ Pero qué te pasó?  - Preguntó a Tyler que se acercaba por el pasillo.

Ahora fué el turno de Meg  de reír descumunalmente - ¡ Vaya ! Enserio que está  vez sí te pasaste de lividinoso - afirmó entre risas.

Me retiré del casillero un poco para poder verlo a plenitud y saber el porque de sus risas, pues bien;  lo entendí inmediatamente.

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