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Cinco de Febrero de dos mil diecinueve  

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Cinco de Febrero de dos mil diecinueve  

Era 11 de Octubre, último día de clases. Mi único deseo era llegar a casa y disfrutar de mis vacaciones.

Pronto surgió el tema con una amiga, ella se sentía acosada por su mejor amigo pues él era muy cursi. Entre broma y broma me terminó dando el número del empalagoso.

Una vez que le escribí al chico pude notar su indiferencia. Al hablar día tras día comenzó a agradarme, éramos amigos.

Pronto me contó de su obsesión por mi amiga, él la amaba desde hace varios años y ella mantenía firme el rechazo, noté que él era amable, inteligente y gracioso, yo era ingenua y lo veía así.

Al pasar de los meses me di cuenta que me gustaba, y se lo dije, pues soy mala guardando secretos con respecto a lo que siento. Inmediatamente dijo que era recíproco, sentí tanta felicidad y comencé a llorar.

¿Les ha pasado? El amor nos hace sentir tanta euforia, como si no existiera sentimiento más grato en el mundo.

Nuestro primer 14 de Febrero fue básicamente hablar todo el día y decir cosas bonitas, cada vez sentía que le amaba más sin siquiera haberlo visto en persona. Estaba cegada por su simpatía, que por cierto era una de sus mayores cualidades, pues luego supe que en donde estudiaba eso lo caracterizaba... Con las chicas.

Unos meses después planeamos vernos y... Ahí sucedió el desastre, pues yo no tenía una autorización del todo cierta. Al menos no para estar con él; sucedió nuestro primer beso y eso para mí fue magia. Sin embargo para él fue la prueba de que podía darme órdenes a su gusto y yo obedecería.

¿Qué puedo decir? Al día siguiente terminó conmigo diciendo que aún amaba a mi amiga, y eso me rompió el corazón.

Me daba tanta rabia que yo fuera su segunda opción, decidí no hablarle; llena de tanto odio y enojo tampoco quise hablar con mi amiga.

El sentimiento de rechazo me dolía, estaba enamorada y no sabía cual era mi error. ¡Yo lo amaba!

Luego supe que en realidad ella había sentido celos de nuestra relación y pronto corrió a él para decirle que le daba una oportunidad. ¿Las amigas hacen eso? Quizá nunca fuimos amigas.

En Octubre, un año después de hablarnos por primera vez, lo consideramos y volvimos. Yo seguía siendo ingenua pues casi no tenía amigos para aconsejarme sobre qué decisiones tomar y mi error era no confiar en mis padres.

En noviembre salimos y fue entonces donde todo empeoró.

Era posesivo, a veces hablaba con enojo pues siempre me acusaba de ser una chica cualquiera, asunto que no va al caso. Me prohibí tener amigos del sexo masculino para no causarle problemas o celos, pero él estaba cegado por ello. Unos días antes de terminar el mes... Me terminó de nuevo, pues aún no superaba a quien creía yo que era mi amiga. Me culpaba de todas las peleas y era hiriente, pero nunca me había enamorado y creía que eso era normal.

Todo se derrumbó cuando quiso prohibirme ir a la iglesia, era despectivo y ofensivo, desde entonces Dios era mi único refugio, pues él me había roto de forma indescriptible en noviembre. En esa última salida me había hecho llorar, no solo había marcado mi mente si no mi físico, él decía que era suya.

Me sentía devastada, sucia y rota.

¿Saben? Conozco la depresión, la conozco muy claramente, sé lo que es que te rompan en mil pedazos y se burlen, que te hagan de menos como si tu simple existencia fuera vana hasta para el ser que nos creó, cosas falsas pero que duelen.

El siguiente 14 de Febrero me dijo que debíamos salir de nuevo, iba a acceder cuando comenzó con los celos... Me llamó enojado, ofensivo y posesivo, como todas las demás veces.

Ese 14 de febrero decidí alejarme, con lágrimas en los ojos, el corazón roto, con el alma hecha pedazos al igual que mi cuerpo.

Poco a poco él notaba mi distanciamiento, poco a poco buscaba maneras de hacerme daño y ya no podía, había tomado una decisión y no iba a ceder esa vez.

Continué escuchando las noticias de cuántas veces me había engañado, hasta que un día él lo confesó.

Simplemente escuché su voz:

- Nos besamos, fue corto.

¿Corto? ¿Cuántas otras veces lo había hecho?

-es tu culpa, no sales conmigo y te ocupas en tus tareas todo el tiempo.

Todo era mi culpa, él me convencía de eso...

Hasta que comenzó con amenazas, cosas personales que sabía sobre mí le causaban gracia y lo usaba como burla.

¿Saben? Ahora que recuerdo eso, creo más en Dios y en su perdón.

Puedo hablar de autoestima, charlas auto motivacionales, psicólogo y mil cosas más. Pero quien pudo quitarme ese dolor, ese sufrimiento y angustia fue él.

Dejé de llorar cada noche, abrí los ojos y me puse de rodillas, para pedirle perdón por haberme arriesgado.

Lo que comenzó como un amor inocente terminó en amenazas y mi ser huyendo de él por su apetito sexual.

Ámense, tengan personas buenas a su alrededor, no confíen rápidamente en palabras bonitas que dice cualquiera. Cuídense, porque quizá no puedan huir a tiempo.

El amor no son órdenes, posesión y control, el amor es libertad, cariño, apreciación y humildad.

Nadie tiene derecho a imponer un dominio total sobre ustedes.

♥5/14♥

San solterin [Hablando con los solteros]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora