2: El Brazalete

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Ni siquiera estaba completamente despierto cuando Donghae irrumpió en mi habitación al amanecer de una mañana.

—¿Dónde está mi brazalete? —demando.

—¿Qué?

—¡Mi brazalete! ¡¿Dónde está?! Lo dejé en el lavabo del baño antes de irme a París la semana pasada, y ahora se ha ido. ¿Qué lo hiciste?

—No toqué ninguna de tus cosas, y mucho menos un brazalete —me di la vuelta, hundí mi cara en mi almohada y oré para que se fuera.

—Debes haberlo tocado porque ha desaparecido y quiero recuperarlo ahora —hubo un golpe y lo imaginé pisando fuerte.

Gemí y me incorporé. —Tranquilízate, es solo un brazalete y te digo que no toqué la maldita cosa. Ahora sal de mi habitación para poder dormir un poco.

—No, no voy a dejarlo pasar. Ese brazalete es importante para mí. Sé que no debería haberlo dejado, fue un error. Si lo moviste, está bien, solo dime dónde está.

—¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no moví tu estúpido brazalete? —Donghae me gruñó y comenzó a revisar mis cajones—. ¡Oye! ¡¿Qué estás haciendo?! ¡Si te dije que no tengo tu brazalete es porque literalmente no tengo tu brazalete! Si lo tuviera te lo diría. ¿Por qué mentiría? ¡Alejate de mi jodido armario!

Donghae estaba sacudiendo mi ropa antes de tirarla al piso y pasar al siguiente cajón. —Tal vez simplemente no sabes que lo tienes, pero sé que lo tienes. Eres un maldito solitario que nunca invita a nadie, así que nadie más podría haberlo tomado. Lo tienes en alguna parte.

—Has estado fuera durante una semana y todo ese tiempo no recuerdo haber visto nunca un maldito brazalete. Debes haberlo llevado contigo. Tal vez lo dejaste en París.

—¡No lo llevé a París! ¡Lo dejé junto al lavado! ¡¿Cuántas veces tengo que decírtelo?! Estaba allí y ahora ha desaparecido. No lo moví, ¡así que eso solo te deja a ti!

—Dios, eres tan jodidamente molesto. ¡Es solo un brazalete! ¡Compra uno nuevo y cuida mejor tu mierda!

—No puedo comprar uno nuevo. Mi mamá me lo dio, es insustituible.

—Oh —froté el sueño de mis ojos y me senté en el borde de mi cama. Podría perdonarlo por ser un imbécil si estuviera molesto por perder un recuerdo insustituible—. ¿Estás seguro de que lo dejaste en el lavado? ¿Tal vez se cayó por el desagüe?

—No, ya lo dejé caer y los eslabones son demasiado grandes para que entren por el desagüe.

—Bueno, si lo has dejado caer una vez...

—Maldita sea Hyukjae, estaba allí. ¡Te digo que lo dejé en el lavado!

—De acuerdo, bien. Tal vez alguien, no yo, lo agarró. No recuerdo que viniera alguien, pero tal vez el de mantenimiento vinó mientras estábamos fuera. Pediremos a los de seguridad que miren las grabaciones.

—¿Por qué alguien quería irrumpir solo para robarme mi brazalete? Eso no tiene sentido.

—Tiene tanto sentido como cualquier otra cosa en este momento. ¿Quieres que te ayude o no?

—Bien.

—Bien, ahora vete a la mierda para que pueda vestirme y vayamos a hablar con los de seguridad.

Quince minutos después, Donghae y yo estábamos en la sala de seguridad de nuestro complejo de apartamentos, recisandp rápidamente las grabaciones de los ascensores de todos los que iban y venían desde el piso doce esa semana. Tomó menos de cinco minutos y encontramos lo que buscábamos en la primera cinta. La mañana en que Donghae se fue a París, comencé a trabajar temprano. Mientras estábamos fuera, una persona demasiado familiar se metió en el apartamento.

Jardín de BambúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora