Jardín de Bambú

4: El Lisiado

Oí voces apagadas mientras atendía el jardín privado que ocupaba una terraza más grande que la sala de estar y la cocina juntas. Me imaginé que solo era Donghae el que traía a casa a otra de sus mujeres desvergonzadas y no le presté atención hasta que escuché un golpecito en el cristal. Miré hacia la ventana de la sala y vi a Leeteuk sonriéndome, sin dientes, pero con un par de hoyuelos en exhibición. Saludé y me abrí paso hacia adentro.

—¡Hola! ¿Qué te trae por aquí?

—A esté —señaló por encima del hombro a Donghae, que lucía un flamante yeso azul neón sobre su brazo derecho.

—Lo siento Teuk, si lo dañas, es tuyo.

—Necesito tu ayuda Hyuk.

—Joder. ¿Quieres que lo alimente con una cuchara y le limpie el culo? Si quisiera tener hijos, entonces reproduciría.

—Eres un imbécil. Hae no puede trabajar con un brazo roto, lo que significa que no viajas, lo que significa que va a estar en casa mucho. ¿Podrías vigilarlo por mí?

—Tengo mi propia mierda que hacer, no soy una niñera —le espeté.

—Leeteuk, simplemente olvídalo. De todos modos no necesito una niñera. Déjale vivir solo con su vida miserable, a diferencia de él, tengo muchos amigos que me cuidarán —dijo Donghae con un puchero.

—Si te refieres a que la gente te haga mamadas, entonces sí, tienes muchos amigos que están dispuestos a ayudarte.

—¿Qué diablos? ¿Ustedes dos han estado viviendo juntos durante casi tres meses y todavía no se llevan bien?

—En serio Teuk, debes saber que no tenemos nada en común —dije.

—¡Sin embargo, tienes mucho en común! Solo mira cómo se ven entre ustedes como niños pequeños. Si detienes este estúpido concurso de meadas y solo hablamos o salimos juntos, verás que ambos son buenas personas con grandes corazones.

—Sí... entonces, si hemos terminado de compartir sentimientos, volveré a regar mis plantas. Lo siento, Teuk, pero son mucho más interesantes.

—Voy a ir a acostarme, ha sido un día largo —dijo Donghae antes de desaparecer por el pasillo.

Cuando Donghae estaba fuera del alcance del oído, Leeteuk se volvió hacia mí con una expresión seria en su rostro. —Vamos Hyuk, por favor haz esto. Sabes que no tiene amigos de verdad.

—¿Qué? —miré al hombre mayor en completa confusión—. No, no sabía eso en realidad. Siempre tiene gente encima.

—Gente, sí, pero no amigos. Lo más cercano que tiene a sus amigos son sus compañeros de trabajo, y van a estar en Milán para un desfile de modas este mes. Por favor, cuídalo. Es muy fácil para él sentirse solo, por lo que se deprimirá cuando todos se vayan. Solo mira una película con él o llévalo de excursión por algo de esa mierda kumbaya que ama.

—¿Porque ir de excursión con un brazo roto te parece divertido? Teuk, ¡soy serio cuando digo que no tenemos nada en común! ¡Terminaremos matándonos!

—Mientras haya gente alrededor, a Hae le gusta cualquier cosa. Hará lo que le digas que haga, es realmente despreocupado.

—Veo dónde está el problema. Obviamente estamos hablando de dos personas diferentes.

—Me estoy cansando de tu mierda, Hyuk. Desde que Sungmin se fue, has sido un verdadero bastardo. Supera tu pequeño problema de actitud y vuelve a ser el hombre del que me hice amigo. El hombre que no rechazaría a alguien cuando necesitaba ayuda.

—Sí... ese hombre que era tan genial hizo que le arrancaran el corazón, lo pisotearon y era demasiado débil para hacer algo al respecto, así que le dije a ese hombre que se fuera a la mierda.

—Solo crece y cuida de mi chico —Leeteuk asomó la cabeza por el pasillo y gritó—. Hae, me voy, pero llámame si necesitas algo —esperó un minuto para una respuesta, pero no hubo nada, así que se encogió de hombros y caminó hacia mí—. Tú también. Llámame si hay un problema.

—¡Maldita sea, madre de todas las mierdas! —grité. Leeteuk me dio una sonrisa antes de cerrar la puerta principal detrás de él, dejándome atrapado con el adulto inútil escondido en su habitación.

***

Donghae salió de su habitación un par de veces, para ir al baño y agarrar la comida del refrigerador, pero la primera interacción que tuve con él fue alrededor de las ocho de la noche. Estaba descansando en el sofá cuando se me acercó.

—Necesito ayuda.

Retuve la primera respuesta que surgió en mi cabeza, que fue aceptar ampliamente y ofrecerle el número de teléfono de un psiquiatra. Estaba parado frente a mí, vestido con jeans y un suéter flojo con cuello en V. Sus mangas fueron levantadas revelando su yeso azul. Me di cuenta de que Leeteuk había escrito un mensaje general de "mejórate" en el yeso. —¿Con que?

—No puedo abotonarme los pantalones.

—Estoy sorprendido, realmente pensé que aprovecharías esta oportunidad para correr desnudo.

—Quieres decir que estás decepcionado, ¿verdad? —me sonrió y no fui amable cuando se lo abotoné y subí la cremallera—. Voy a salir esta noche —explicó finalmente.

Me sorprendió un poco que él sintiera que era necesaria una explicación cuando solo estaba bromeando con él, pero realmente no me importaba lo que hiciera, así que simplemente me encogí de hombros. —Por curiosidad, ¿cómo te rompiste el brazo?

—Salvando a un bebé de un edificio en llamas.

—Sí claro.

—Sí, no realmente. ¿No crees que a las chicas les gustará esa respuesta? Me hace sonar bastante heroico, y las chicas usualmente tienen una debilidad por los hombres a los que les gustan los bebés.

—¿En serio? Creo que solo te hace sonar como un mentiroso.

—También me ayuda a eliminar a las personas que no pueden hacer una broma. No tienes ningún sentido del humor, ¿verdad?

—Lo tengo, simplemente no eres gracioso.

—Lo que sea. Soy hilarante.

Era un poco inteligente, pero no estaba dispuesto a admitirlo e inflar su ya enorme ego. En cambio, tomé mi libro y me alejé.

***

Donghae no me molestaba a menudo. Cuando una de sus novias no lo desvestía, había descubierto una manera de quitarse la ropa mientras los botones aún estaban abrochados. Cuando no salía, llevaba pantalones de chándal o caminaba desnudo. Tenía que admitir que en realidad era un paciente bastante bueno. Nunca se quejó ni pidió ayuda innecesariamente. Pasaba todo el tiempo posible con sus novias, así que, excepto por ayudarlo con sus botones, nunca lo vi, y casi sentía que aún estaba fuera del país trabajando.