Platón

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  ... una añoranza de regresar a la verdadera morada delalma... 

A la mañana siguiente, Sofía se despertó de golpe. Sólo eran pocomás de las cinco, pero se sentía tan despejada que se sentó en lacama.¿Por qué llevaba el vestido puesto? De repente, recordó todo. Sofíase subió a un escabel y miró el estante superior del armario. Puessi, allí estaba la cinta de vídeo. Entonces, no había sido un sueño;al menos, no todo.¡Pero no podía haber visto a Platón y a Sócrates! Bah, ya no teníaganas de pensar más en ello. Quizás su madre tuviera razón en queestaba un poco ida últimamente.No consiguió volverse a dormir. quizás debería bajar al Callejón, aver si el perro había dejado otra carta.Sofía bajó la escalera de puntillas, se puso las zapatillas de deporte,y salió al jardín.Todo estaba maravillosamente luminoso y tranquilo. Los pajarilloscantaban con tanta energía que Sofía estuvo a punto de echarse areír. Por la hierba se deslizaban las minúsculas gotas de cristal delrocío de la mañana.Un vez más se le ocurrió pensar que el mundo era un increíblemilagro.Se notaba humedad dentro del viejo seto. Sofía no vio ningún sobrenuevo del filósofo, pero, de todos modos, secó un tocón muygrande y se sentó.Se acordó de que el Platón del vídeo le había dado unos ejercicios.Primero, algo sobrecómo un pastelero era capaz de hacer cincuenta pastas totalmenteiguales.Sofía tuvo que pensarlo mucho, porque le parecía una verdaderahazaña poder hacer cincuenta pastas iguales. Cuando su madre,alguna que otra vez, hacía una bandeja de rosquillas berlinesas,ninguna salía completamente idéntica a otra. Claro, que no era unapastelera profesional, pues a veces lo hacía sin mucha dedicación.Pero tampoco las pastas que compraban en la tienda erantotalmente iguales entre sí. Cada pasta había sido formada por lasmanos del pastelero, ¿no?De pronto, se dibujó en la cara de Sofía una astuta sonrisa. Seacordó de una vez en que ella y su padre habían ido al centro,mientras la madre se había quedado en casa, haciendo pastas denavidad. Cuando volvieron, se encontraron con un montón depastas a la pimienta, con forma de hombrecitos, extendidas portoda la mesa de la cocina. Aunque no eran todas igual de perfectas,sí que eran de alguna manera, totalmente iguales. ¿Y por qué?Naturalmente, porque la madre había utilizado el mismo moldepara todas las pastas.Tan satisfecha se sintió Sofía de haberse acordado de las pastas a lapimienta que dio por acabado el primer ejercicio. Cuando unpastelero hace cincuenta pastas completamente iguales es porqueutiliza el mismo molde para todas. ¡Y ya está!Luego, el Platón del vídeo había mirado directamente a la cámara,y había preguntado por qué todos los caballos son iguales. Pero esono era verdad. Sofía diría más bien lo contrario, que no habíaningún caballo totalmente idéntico a otro, de la misma manera queno había dos personas completamente iguales.Estuvo a punto de renunciar a solucionar ese ejercicio, pero, depronto, se acordó de cómo había razonado con las pastas a lapimienta. Al fin y al cabo, tampoco las pastas eran totalmenteiguales, algunas eran más gorditas que otras, otras estaban rotas. Y,sin embargo, para todo el mundo estaba claro que, de algunamanera, eran.Quizá, la intención de Platón era preguntar por qué un caballo eraun caballo, y no algo entre caballo y cerdo. Porque aunque algunos caballos fueran pardos como los osos, y otros blancos como loscorderos, todos tenían algo en común. Sofía no había visto jamás,por ejemplo, un caballo con seis u ocho patas.¿Pero no habría querido decir Platón que lo que hace a todos loscaballos idénticos es que han sido formados con el mismo molde?Luego, Platón había hecho una pregunta muy importante y muydifícil. Tiene el ser humano un alma inmortal Sofía no se sentíacapacitada para contestar a esa pregunta. Sólo sabia que el cuerpomuerto era incinerado o enterrado, y que así no podía tener ningúnfuturo. Si uno opinaba que el ser humano tenía un alma inmortal,también tenía que pensar que el ser humano está compuesto pordos partes totalmente distintas: un cuerpo, que al cabo de algunosaños se agota y se destruye, y un alma, que: opera más o menosindependientemente del cuerpo. La abuela había dicho una vez queera sólo el cuerpo el que envejecía. Interiormente, había sidosiempre la misma muchacha.Lo de«muchacha»condujo a Sofía a la última pregunta. ¿Loshombres y las mujeres tienen la misma capacidad de razonar? Noestaba ella muy segura. Dependía de lo que Platón quisiera decircon«razonar».De pronto, se acordó de algo que había dicho el profesor defilosofía sobre Sócrates. Sócrates había señalado que todos losseres humanos pueden llegar a entender las verdades filosóficas siutilizan su razón. Pensaba, además, que un esclavo tenía la mismacapacidad de razonar que un noble para poder solucionar preguntasfilosóficas. Sofía estaba convencida de que Sócrates habría dichoque mujeres y hombres tienen la misma capacidad de razonar.Sentada meditando, oyó de repente ruidos en el seto y alguien querespiraba como una máquina de vapor. Al instante, apareció en elcallejón el perro amarillo. Llevaba un sobre grande en la boca.¡Hermes! –exclamó Sofía–. ¡Muchas gracias!El perro dejó caer el sobre en las rodillas de Sofía, que estiró lamano para acariciarle.–Hermes, buen perro –dijo.El perro se tumbó delante de ella y se dejó acariciar. Pero al cabode unos minutos, se levantó y se dispuso a desaparecer entre el setopor el mismo camino por el que había llegado. Sofía le siguió cone1 sobre amarillo en la mano. El perro se giró un par de vecesgruñendo, pero Sofía no se dio por vencida. Encontraría al filósofoaunque tuviera que correr hasta Atenas.El perro apresuró el paso, y pronto se metió por un estrechosendero. También Sofía aumentó la velocidad, pero cuando habíacorrido durante un par de minutos, el perro se paro y se puso aladrar como un perro guardián. Sofía no se dio por vecindadtodavía y aprovechó la oportunidad para acercarse aún más.Hermes siguió a toda prisa por el sendero. Sofía tuvo quereconocer finalmente que no era capaz de alcanzarlo. Durante unlargo rato se quedó parada escuchando cómo se alejaba. Al final,todo quedo en silencio.Sofía se sentó sobre un tocón delante de un pequeño claro en elbosque. En la mano tenía un sobre grande. Lo abrió, sacó variashojas escritas a máquina, y empezó a leer.La Academia de Platón¡Que bien lo pasamos juntos, Sofía! En Atenas, quiero decir. Deesa forma, al menos, me he presentado. Como también tepresenté a Platón, podemos ir directamente al grano.Platón(427-347 a. de C.) tenía 29 años cuando a Sócrates leobligaron a vaciar la copa de veneno. Era discípulo de Sócratesdesde hacía mucho tiempo, y siguió el proceso contra éste muyde cerca. El hecho de que Atenas fuera capaz de condenar amuerte a su ciudadano más noble, no sólo le causó unahondísima impresión, sino que decidiría la dirección que tomaríatoda su actividad filosófica.Para Platón, la muerte de Sócrates constituía una clara expresióndel contraste que puede haber entre la situación fáctica de lasociedad y lo que es verdadero o ideal. La primera acción dePlatón como filósofo fue publicar el discurso de defensa de Sócrates. En el discurso se refiere a lo que S6crates dijo al granjurado.Te acordarás de que el propio Sócrates no escribió nada. Muchosde los filósofos presocráticos sí habían escrito, el problema esque la mayoría de esos escritos se ha perdido. En lo que serefiere a Platón, se cree que se han conservado todas sus obrasprincipales. (Aparte del discurso de defensa de Sócrates, Platónescribió una colección entera de cartas, y treinta y cinco diálogosfilosóficos.) El hecho de que estos escritos hayan sidoconservados se debe, en gran parte, a que Platón fundó su propiaescuela de filosofía fuera de Atenas. La escuela estaba situada enuna arboleda que debía su nombre al héroe mitológico griegoAcademo. Por lo tanto, la escuela de filosofía de Platón adquirióel nombre de Academia. (Desde entonces se han fundado milesde «academias» por todo el mundo. Incluso hoy hablamos de los«académicos» y de «materias académicas».)En la Academia de Platón se enseñaba filosofía, matemáticas ygimnasia. Aunque «enseñar» no sea, quizás, la palabra adecuada,ya que también en la Academia de Platón la conversación viva eralo más importante. Por lo tanto, no es una casualidad queel diálogo llegara a ser la forma escrita de Platón.Lo eternamente verdadero, loeternamente hermoso y lo eternamentebuenoAl principio de este curso de filosofía te dije que, a menudo,resulta muy útil preguntarse a uno mismo cuál es el proyecto deun determinado filósofo. De modo que ahora pregunto: ¿qué eralo que a Platón le interesaba averiguar ante todo?Resumiendo mucho, podemos decir que a Platón le interesaba larelación entre lo eterno y lo inalterable, por un lado, y lo quefluye, por el otro. (¡Es decir, exactamente igual que a lospresocráticos!) Luego dijimos que los sofistas y Sócratesabandonaron las cuestiones de la filosofía de la naturaleza, parainteresarse más por el ser humano y la sociedad. Sí, eso esverdad, pero también los sofistas y Sócrates se interesaban, encierto modo, por la relación entre lo eterno y lo permanente, por un lado, y lo que fluye, por el otro. Se interesaron por estacuestión en lo que se refiere a la moral de los seres humanos, y alos ideales o virtudes de la sociedad. Muy resumidamente, sepuede decir que los sofistas pensaban que la cuestión de lo quees bueno o malo, es algo que cambia de ciudad en ciudad, degeneración en generación, es decir que la cuestión sobre lobueno y lo malo es algo que «fluye». Sócrates no podía aceptareste punto de vista, y opinaba que había unas reglas totalmentebásicas y eternas para lo que es bueno y lo que es malo.Mediante nuestra razón podemos, todos los seres humanos,llegar a conocer esas normas inmutables, pues precisamente larazón de los seres humanos es algo eterno e inmutable.¿Me sigues, Sofía? Estamos llegando a Platón. A él le interesa loque es eterno e inmutable en la naturaleza y lo que es eterno einmutable en cuanto a la moral y la sociedad. De hecho, paraPlatón, estas son una misma cosa. Intenta captar una propia«realidad» eterna e inmutable. Y, a decir verdad, precisamentepara eso tenemos a los filósofos. No están para elegir a la chicamás guapa del año, ni los tomates más baratos del jueves (razónpor la cual no son siempre tan famosos).Los filósofos suelen fruncir el ceño ante asuntos tan vanos y tan«de actualidad»· Intentan señalar lo que es eternamente«verdadero», eternamente «hermoso», y eternamente «bueno».Con esto tenemos, al menos, una vaga idea del proyectofilosófico de Platón. A partir de ahora, miraremos las cosas unapor una. Intentaremos entender un razonamiento que dejóprofundas huellas en toda la filosofía europea posterior.El mundo de las ideasTanto Empédocles como Demócrito habían señalado que todoslos fenómenos de la naturaleza fluyen, pero que sin embargo,tiene que haber "algo" que nunca cambie "las cuatro raíces detodas las cosas" o "los átomos". Platón sigue este planteamiento,pero de una manera muy distinta.Platón opinaba que todo lo que podemos tocar y sentir en lanaturaleza fluye. Es decir, según él, no existen unas pocas que nose disuelven. Absolutamente todo lo que pertenece al mundo delos sentidos está formado por una materia que se desgasta conel tiempo. Pero, a la vez, todo está hecho con un eterno e inmutable.¿Lo entiendes? Ah, ¿no...?¿Por qué todos los caballos son iguales, Sofía? A lo mejor piensasque no lo son en absoluto. Pero hay algo que todos los caballostienen en común, algo que hace que nunca tengamos problemaspara distinguir un caballo de cualquier otro animal. El caballoindividual «fluye», claro está. Puede ser viejo, cojo, y, con eltiempo, se pondrá enfermo y morirá. Pero el «molde de caballo»es eterno e inmutable.Esto quiere decir que, para Platón, lo eterno y lo inmutable no esuna «materia primaria» física. Lo que es eterno e inmutable sonlos modelos espirituales o abstractos, a cuya imagen todo estámoldeado.Déjame precisar: los presocráticos habían dado una explicación,mas o menos razonable, de los cambios en la naturaleza, sintener que presumir que algo «cambia» de verdad. En medio delciclo de la naturaleza, hay algunas partes mínimas que soneternas e inmutables y que no se disuelven, pensaban ellos ¡Muybien, Sofía! Digo muy bien, pero no podían explicar cómo estas«partes mínimas», que alguna vez habían sido las piezas paraconstruir un caballo, de pronto pueden juntarse para formar un«caballo» completamente nuevo, unos tres o cuatrocientos añosmás tarde. O formar un elefante, por usar otro ejemplo, o uncocodrilo. Lo que quiere decir Platón es que los átomos deDemócrito nunca pueden llegar a convertirse en un «cocofante» oun «eledrilo». Precisamente, esto fue lo que puso en marcha sureflexión filosófica.Si ya estás entendiendo lo que quiero decir, puedes saltarte esteapartado. Para estar seguro, voy a precisar: tienes una serie depiezas del lego y construyes con ellas un caballo. Luego lodeshaces y vuelves a meter las piezas en una caja. No puedesesperar que surja un caballo completamente nuevo con sólosacudir la caja que contiene las piezas. ¡Cómo iban a poder laspiezas arreglárselas por su cuenta para volver a convertirse encaballo! No, eres tú la que tienes que volver a construir el caballo,Sofía. Y lo logras gracias a una imagen que tienes en tu cabezadel aspecto del caballo. Es decir: el caballo de lego está moldeadosegún un modelo que queda inalterado de caballo en caballo.¿Solucionaste lo de las cincuenta pastas idénticas? Supongamosque caes al mundo desde el espacio y que jamás has visto unapastelería. De repente, te topas con una de aspecto tentador, yves, sobre un mostrador, cincuenta pastas idénticas. Supongo que te habrías roto la cabeza, preguntándote cómo era posibleque fueran todas idénticas. Sin embargo puede ser que alguna deellas careciera de algo que tuvieran las demás. Si eran figuras,puede que a una le faltara un brazo y a otra un trozo de cabeza, yque una tercera tuviera, a lo mejor, un bulto en la tripa. Traspensarlo detenidamente, llegarías, no obstante, a la conclusiónde que todas las pastas tenían un denominador común. Aunqueninguna fuera totalmente perfecta, se te ocurriría pensar quedeben de tener un origen común. Te darías cuenta de que todaslas pastas están hechas con el mismo molde. Y hay más Sofía,hay algo más: ahora tendrás un fuerte deseo de ver ese molde.Esto quiere decir que, para Platón, lo eterno y lo inmutable no esuna «materia primaria» física. Lo que es eterno e inmutable sonlos modelos espirituales o abstractos, a cuya imagen todo estámoldeado. Esto quiere decir que, para Platón, lo eterno y loinmutable no es una «materia primaria» física. Lo que es eterno einmutable son los modelos espirituales o abstractos, a cuyaimagen todo está moldeado.Si lograste solucionar este problema por tu cuenta, entoncessolucionaste un problema filosófico exactamente de la mismamanera que Platón. Como la mayoría de los filósofos, él «aterrizódesde el espacio». (Se sentó en el último extremo de uno de losfinos pelos de la piel del conejo.) Le extrañó cómo todos losfenómenos de la naturaleza podían ser tan iguales entre ellos, yllegó a la conclusión de que debía de haber un reducido númerode moldes que se encuentran «detrás de» todo lo que vemos anuestro alrededor. A estos moldes Platón los llamó Ideas. A estosmoldes Platón los llamó Ideas. Detrás de todos los caballos,cerdos y seres humanos, se encuentra la «idea de caballo», la«idea de cerdo» y la «idea de ser humano». (De la misma maneraque el pastelero antes mencionado puede tener pastas con formade hombres, de cerdos y de caballos; pues un buen pastelerotendrá más de un molde. No obstante, basta con un solo moldepara cada clase de pastas.)Conclusión: Platón pensaba que tenía que haber una realidaddetrás «del mundo de los sentidos», y a esta realidad la llamó elmundo de las Ideas. Aquí se encuentran las eternas e inmutables«imágenes modelo», detrás de los distintos fenómenos con losque nos topamos en la naturaleza. A este espectacular conceptolo llamamos la teoría de las Ideas de Platón.El conocimiento seguroHasta aquí me habrás seguido, querida Sofía. Pero a lo mejor tepreguntas si Platón pensaba así de verdad. ¿Pensabaverdaderamente que tales moldes existen en una realidadcompletamente diferente?No lo opinó tan literalmente durante toda su vida, pero, al menosen algunos de sus diálogos hay que entenderlo así. Intentaremosseguir su argumentación.Como ya he dicho, el filósofo intenta captar algo que sea eterno einmutable. No resultaría muy útil escribir una tesis filosóficasobre, digamos, la existencia de una determinada pompa dejabón. En primer lugar, no habría tiempo para estudiarla bienantes de que desapareciera de pronto, y, en segundo lugar, seriadifícil vender una tesis filosófica sobre algo que nadie ha visto, yque, además, sólo ha existido durante cinco segundos.Platón pensaba que todo lo que vemos a nuestro alrededor en lanaturaleza, es decir, todo lo que podemos sentir y tocar, puedecompararse con una pompa de jabón. Porque nada de lo queexiste en el mundo de los sentidos permanece. Evidentemente,sabes que todos los seres humanos y todos los animales sedisuelven y mueren, antes o después. Pero incluso un bloque demármol se altera y se desintegra lentamente. (¡La Acrópolis estáen ruinas, Sofía! Escandaloso, digo yo, pero ésa es la realidad.) Loque dice Platón es que no podemos saber nada con seguridadsobre algo que cambia constantemente. Sobre lo que pertenece almundo de los sentidos, es decir, lo que podemos sentir y tocar,sólo podemos tener ideas o hipótesis poco seguras. Sólopodemos tener conocimientos seguros de aquello que vemos conla razón.De acuerdo, Sofía, me explicaré mejor. Una sola pasta con figurade hombre puede resultar tan imperfecta, después de todos losprocesos de elaboración, que resulte difícil ver lo que pretendeser. Pero después de haber visto veinte o treinta pastas de esetipo, que pueden ser más o menos perfectas, sabré con muchacerteza como es el molde, incluso aunque nunca lo haya visto. Nisiquiera es seguro que conviniera ver el propio molde con losojos, pues no podemos fiarnos siempre de nuestros sentidos. Lapropia facultad visual puede variar de una persona a otra. Sinembargo, podemos fiarnos de lo que nos dice la razón, porque larazón es la misma para todas las personas.Si te encuentras en un aula del colegio en compañía de otrostreinta alumnos, y el profesor pregunta cuál es el color másbonito del arco iris, seguramente obtendrá muchas respuestasdiferentes. Pero si os pregunta cuánto es 8 por 3, entonces laclase entera debe llegar al mismo resultado, pues, en este caso,se trata de un juicio emitido por la razón, y, de alguna manera, larazón es lo contrario de las opiniones y los pareceres. Podríamosdecir que la razón es eterna y universal precisamente porquesólo se pronuncia sobre asuntos eternos y universales.A Platón le interesaban mucho las matemáticas, porque lasrelaciones matemáticas jamás cambian. Por lo tanto, es algosobre lo que tenemos que tener conocimientos ciertos. Veamosun ejemplo: imagínate que te encuentras en la naturaleza conuna piña completamente redonda. A lo mejor dices que te«parece» redonda, mientras que tu amiga Jorunn dice que estáun poco aplastada por un extremo. (¡Y empezáis a pelearos!) Perono podéis tener conocimientos seguros sobre algo que veis conlos ojos. Por otra parte, podéis estar totalmente seguras de quela suma angular de un círculo es 360º. En este caso, ospronunciáis sobre un círculo ideal, que a lo mejor no seencuentra en la naturaleza, pero que, en cambio, es fácil devisualizar en la cabeza. (Estáis diciendo algo sobre el molde delas pastas, y no sobre una pasta cualquiera de la mesa de lacocina.)Hagamos un breve resumen: sólo podemos tener ideas vagassobre lo que sentimos, pero sí podemos conseguir conocimientosciertos sobre aquello que reconocemos con la razón. La suma delos ángulos de un triángulo es 180º siempre. De la mismamanera, la "idea" de caballo tendrá cuatro patas, aunque todoslos caballos del mundo de los sentidos se volviesen cojos.Un alma inmortalAcabamos de ver que Platón pensaba que la realidad estádividida en dos.Una parte esel mundo de los sentidos , sobre el que sólopodemos conseguir conocimientos imperfectos utilizandonuestros cinco sentidos (aproximados e imperfectos). De todo loque hay en el mundo de los sentidos, podemos decir que «todo fluye» y que nada permanece. No hay nada que sea en el mundode los sentidos, solamente se trata de un montón de cosas quesurgen y perecen.La otra parte esel mundo de las Ideas , sobre el cual podemosconseguir conocimientos ciertos, mediante la utilización de larazón. Por consiguiente, este mundo de las Ideas no puedereconocerse mediante los sentidos. Es el Mundo de lo que "es".Por otra parte, las Ideas son eternas e inmutables.Según Platón, el ser humano también esta dividido en dos partes.Tenemos un cuerpo que «fluye», y que, por lo tanto, estáindisolublemente ligado al mundo de los sentidos, y acaba de lamisma manera que todas las demás cosas pertenecientes almundo de los sentidos (como por ejemplo una pompa de jabón).Todos nuestros sentidos están ligados a nuestro cuerpo y son,por tanto, de poco fiar. Pero también tenemos un alma inmortal,la morada de la razón. Precisamente porque el alma no esmaterial puede ver el mundo de las Ideas. Las Ideas son eternase inmutables.Ya he dicho casi todo. Pero hay algo más, Sofía. ¡Te digo que HAYALGO MÁS!Platón pensaba, además, que el alma ya existía antes de meterseen un cuerpo. Érase una vez cuando el alma se encontraba en elmundo de las Ideas. (Estaba en la parte de arriba del armario,junto con todos los moldes para las pastas.) Pero en el momentoen que el alma se despierta dentro de un cuerpo humano, se haolvidado ya de las Ideas perfectas. Entonces, algo comienza asuceder, se inicia un proceso maravilloso. Conforme el serhumano va sintiendo las formas en la naturaleza, va teniendo unvago recuerdo en su alma. El ser humano ve un caballo, uncaballo imperfecto, pero eso es suficiente para despertar en elalma un vago recuerdo del «caballo» perfecto que el alma vio enel mundo de las Ideas. Con esto, se despierta también unaañoranza de regresar a la verdadera morada del alma. A esaañoranza Platón la llama eros, que significa «amor». Es decir, elalma siente una «añoranza amorosa» por su verdadero origen. Apartir de ahora, se vive el cuerpo y todo lo sensible como algoimperfecto e insignificante. Sobre las alas del amor volará elalma «a casa», al mundo de las Ideas, donde será librada de la«cárcel del cuerpo».Me apresuro a recalcar que lo que Platón describe aquí es unciclo humano ideal, pues no todos los seres humanos dan rienda suelta al alma y permiten que inicie el viaje de retorno al mundode las Ideas. La mayoría de las personas se aferra a los "reflejos"de las Ideas en el mundo de los sentidos. Ven un caballo y otrocaballo, pero no ven aquello de lo que todos los caballos sonsolamente malas copias. (Entran corriendo en la cocina y selanzan sobre todas las pastas, sin preguntarse siquiera de dóndeproceden esas pastas.) Lo que describe Platón es el «camino delos filósofos». Su filosofía puede entenderse como unadescripción de la actividad filosófica.Cuando ves una sombra, Sofía, también tú pensarás que tieneque haber algo que la origina. Ves la sombra de un animal.Quizás sea un caballo, piensas, sin estar del todo segura. Luegote giras y ves el verdadero caballo, que es infinitamente máshermoso y su silueta mucho más nítida que la inestable "sombradel caballo". PLATÓN OPINABA QUE, DE LA MISMA MANERA,TODOS LOS FENÓMENOS DE LA NATURALEZA SON SOLAMENTESOMBRAS DE LOS MOLDES O IDEAS ETERNAS. No obstante, lagran mayoría de los seres humanos está satisfecha con su vidaentre las sombras. No piensan en que tiene que haber algo queorigina las sombras. Creen que las sombras son todo, no vivenlas sombras como sombras. Con ello, también se olvidan de lainmortalidad de su propia alma.El camino que sube de la oscuridad de lacavernaPlatón cuenta una parábola que ilustra precisamente lo queacabamos de describir. La solemos llamar el mito de la cavernaLa contaré con mis propias palabras.Imagínate a unas personas que habitan una caverna subterránea.Están sentadas de espaldas a la entrada, atadas de pies y manos,de modo que sólo pueden mirar hacia la pared de la caverna.Detrás de ellas, hay un muro alto, y por detrás del muro caminanunos seres que se asemejan a las personas. Levantan diversasfiguras por encima del borde del muro. Detrás de estas figuras,arde una hoguera, por lo que se dibujan sombras flameantescontra la pared de la caverna. Lo único que pueden ver esosmoradores de la caverna es, por tanto, ese «teatro de sombras».Han estado sentados en la misma postura desde que nacieron, y creen por ello, que las sombras son lo único que existe.Imagínate ahora que uno de los habitantes de la caverna empiezaa preguntarse de dónde vienen todas esas sombras de la pareddc la caverna y, al final, consigue soltarse. ¿Qué crees que sucedecuando se vuelve hacia las figuras que son sostenidas por detrásdel muro? Evidentemente, lo primero que ocurrirá es que lafuerte luz le cegará. También le cegarán las figuras nítidas, yaque, hasta ese momento, sólo había visto las sombras de lasmismas. Si consiguiera atravesar el muro y el fuego, y salir a lanaturaleza, fuera de la caverna, la luz le cegaría aún más. Perodespués de haberse restregado los ojos, se habría dado cuentade la belleza de todo. Por primera vez, vería colores y siluetasnítidas. Vería verdaderos animales y flores, de los que las figurasde la caverna sólo eran malas copias. Pero, también entonces sepreguntaría a sí mismo de dónde vienen todos los animales y lasflores. Entonces vería el sol en el cielo, y comprendería que es elsol el que da vida a todas las flores y animales de la naturaleza,de la misma manera que podía ver las sombras en la cavernagracias a la hoguera.Ahora, el feliz morador de la caverna podría haberse idocorriendo a la naturaleza, celebrando su libertad reciénconquistada. Pero se acuerda de los que quedan abajo en lacaverna. Por eso vuelve a bajar. De nuevo abajo, intentaconvencer a los demás moradores de la caverna de que lasimágenes de la pared son sólo copias centelleantes de las cosasreales. Pero nadie le cree. Señalan a la pared de la cavernadiciendo que lo que allí ven es todo lo que hay. Al final lo matan.Lo que Platón describe en el mito de la caverna es el camino querecorre el filósofo desde los conceptos vagos hasta lasverdaderas ideas que se encuentran tras los fenómenos de lanaturaleza. Seguramente también piensa en Sócrates, a quienmataron los «moradores de la caverna» porque hurgaba en susideas habituales, queriendo enseñarles el camino hacia laverdadera sabiduría. De ese modo, el mito de la caverna seconvierte en una imagen del valor y de la responsabilidadpedagógica del filósofo.Lo que quiere señalar Platón es que la relación entre la oscuridadde la caverna y la naturaleza del exterior corresponde a larelación entre los moldes de la naturaleza y el mundo de lasIdeas. No quiere decir que la naturaleza sea triste y oscura, sinoque es triste y oscura comparada con la claridad de las Ideas.Una foto de una muchacha hermosa no tiene por qué resultar oscura y triste, más bien al contrario, pero sigue siendo sólo unaimagen.El Estado filosóficoEl mito de la caverna de Platón lo encontramos en el diálogo LaRepública, en el que Platón nos proporciona una imagen del«Estado ideal». Es decir, un Estado modelo imaginario, o, lo quese suele llamar, un Estado «utópico». Brevemente, podemos decirque Platón piensa que el Estado debe ser gobernado por losfilósofos. Al explicar el por qué, toma como punto de partida lacomposición del ser humano.Según Platón, el cuerpo humano está dividido en tres partes:cabeza, pecho y vientre. A cada una de estas partes lecorresponde una habilidad del alma. A la cabeza pertenece larazón, al pecho la voluntad, y al vientre, el deseo. Pertenece,además, a cada una de las tres habilidades del alma un ideal ouna «virtud». La razón debe aspirar a la sabiduría, la voluntaddebe mostrar valor, y al deseo hay que frenarlo para que el serhumano muestre moderación. Cuando las tres partes del serhumano funcionan a la vez como un conjunto completo,obtenemos un ser humano armonioso u honrado. En la escuela,lo primero que tiene que aprender el niño es a frenar el deseo,luego hay que desarrollar el valor, y finalmente, la razónobtendrá sabiduría.Platón se imagina un Estado construido exactamente de la mismamanera que un ser humano. Igual que el cuerpo tiene cabeza,pecho y vientre, el Estado tiene gobernantes, soldados yproductores (granjeros, por ejemplo). Es evidente que Platónemplea la ciencia médica griega como ideal. De la misma maneraque una persona sana y armoniosa muestra equilibrio ymoderación, un Estado «justo» se caracteriza por que cada unoconoce su lugar en el conjunto.Como el resto de la filosofía de Platón, también su filosofía delEstado se caracteriza por su racionalismo. Es decisivo para crearun buen Estado que sea gobernado por la razón. De la mismamanera que la cabeza dirige el cuerpo, tiene que haber filósofosque dirijan la sociedad.Intentemos una sencilla exposición de la relación entre las trespartes del ser humano y del Estado:Cuerpo Alma Virtud EstadoCabeza razón sabiduría gobernantespecho voluntad valor Soldadosvientre deseo Moderación ProductoresEl Estado ideal de Platón puede recordar al antiguo sistemahindú de las castas, en el que cada uno tiene su funcióndeterminada para el bien del conjunto. Desde los tiempos dePlatón, y desde más antiguo aún, el sistema hindú de castas hatenido la misma división en tres: la clase dominante (o la clase delos sacerdotes), la casta de los guerreros y la de los productores.Hoy en día, es probable que llamáramos al Estado de PlatónEstado Totalitario. Pero merece la pena señalar que él opinabaque las mujeres podían ser gobernantes del Estado, igual que loshombres, precisamente porque los gobernantes gobernarían elEstado en virtud de su razón. El pensaba que las mujeres tienenexactamente la misma capacidad para razonar que los hombres,si reciben la misma enseñanza y son liberadas de cuidar a losniños y de las tareas domésticas. Platón quería suprimir lafamilia y la propiedad privada para los gobernantes y soldadosdel Estado. Y la educación de los niños era algo tan importanteque no podía ser confiada a cualquiera. Tendría que serresponsabilidad del Estado educar a los niños. (Fue el primerfilósofo que habló en favor de un sistema público de guarde- ríasy colegios.)Tras haber vivido unas grandes desilusiones políticas, Platónescribió el diálogo Las leyes, en el que describe «el Estado legal»como el segundo mejor Estado. Ahora se muestra partidario de lapropiedad privada y las ataduras familiares. De esa manera, sereduce la libertad de la mujer. Pero dice que un Estado que noeduca ni entrena a sus mujeres es como un ser humano que sólohace ejercicio con el brazo derecho.Por regla general, podemos decir que Platón tenía una visiónpositiva de las mujeres, al menos si tenemos en cuenta la épocaen la que vivió. En el diálogo El banquete, es una mujer, Diótima,la que proporciona conocimientos filosóficos.Ése fue Platón, Sofía. Durante más de dos mil años, la gente hadiscutido y criticado su extraña teoría de las Ideas. El primero fuesu propio alumno en la Academia. Su nombre era Aristóteles, eltercer gran filósofo de Atenas. ¡No digo nada más!Mientras Sofía había permanecido sentada en un tocón leyendosobre Platón, el sol se había levantado por el este, tras las colinascubiertas de árboles La esfera solar se había asomado por elhorizonte, precisamente cuando estaba leyendo que Sócrates subíade la caverna y que se le arrugaba la frente por la intensa luz, alaire libre.Sofía casi tenía la sensación de haber ascendido, ella misma, deuna gruta subterránea. Al menos, le pareció ver la naturaleza de unmodo totalmente nuevo, tras haber leído sobre Platón. Se sentíacomo si hubiera sido daltónica. Había visto sombras, pero no lasideas claras.No estaba muy segura de que Platón tuviera razón en todo lo quehabía dicho sobre las eternas imágenes modelo, pero le parecía unpensamiento muy hermoso el que todo lo vivo fuera una copiaimperfecta de los moldes eternos del mundo de las Ideas. Porque¿no era cierto que todas las flores y árboles, seres humanos yanimales eran imperfectos?Todo lo que veía a su alrededor era tan bonito y estaba tan vivo quetuvo que restregarse los ojos. Pero nada de lo que veíapermanecería. Y, sin embargo, dentro de cien años estarían aquí denuevo las mismas flores y animales. Aunque cada flor y cadaanimal fueran en cierto modo borrados y olvidados, alguien se"acordaría" de qué aspecto tenía todo.Sofía miró fijamente la obra de la creación. De repente, una ardillasaltó sobre el tronco de un pino. Dio un par de vueltas, antes dedesaparecer entre las ramas.¡A ti te he visto antes!, pensó Sofía. Naturalmente sabía que no erala misma ardilla que había visto en la otra ocasión, pero si elmismo "molde". A lo mejor Platón tenía razón en que ella habíavisto una vez la "ardilla eterna" en el mundo de las Ideas, antes deque su alma se fuese a morar a un cuerpo.¿Podría ser que hubiera vivido antes? ¿Había existido su almaantes de tener que llevar un cuerpo a rastras? ¿Sería verdad quellevaba dentro un lingote de oro, una joya por la que no pasaba el tiempo, es decir, un alma que le seguiría viviendo cuando sucuerpo un día envejeciera y muriera?  

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