Aristóteles

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  ... un hombre meticuloso que quiso poner orden en losconceptos de los seres humanos...

 Mientras su madre dormía la siesta, Sofía se fue al Callejón. Habíametido un terrón de azúcar en el sobre rosa y había escrito "ParaAlberto" fuera.No había llegado ninguna carta nueva, pero un par de minutos mástarde Sofía oyó que el perro se acercaba.–¡Hermes! –llamó Sofía, y al instante el perro se metió de un saltoen el Callejón, llevando un gran sobre amarillo en la boca–. ¡Buenperro!Sofía puso un brazo alrededor de Hermes, que respiraba jadeante.Ella sacó el sobre rosa con el terrón de azúcar y se lo metió en laboca. Hermes salió del Callejón y se dirigió de nuevo al bosque.Sofía estaba un poco nerviosa cuando abrió el sobre. ¿Diría algosobre la cabaña y la barca?El sobre contenía las hojas de siempre, que iban unidas con un clip.Pero también había una notita suelta, en la que ponía:¡Querida señorita detective! O señorita ladrona, para ser másexacto. El asunto ya ha sido denunciado a la policía.No, no es tan grave. No estoy tan enfadado. Si eres igual decuriosa para buscar respuestas a los enigmas de los filósofos,resulta muy prometedor. Lo malo es que ahora tendré quecambiarme de casa. Bueno, bueno, la culpa es mía, debería habercomprendido que tú eres de la clase de personas que quiere llegaral fondo de las cosas.Saludos, Alberto.Sofía dio un suspiro de alivio. Entonces, ¿no estaba enfadado?¿Pero por qué tenía que cambiarse de casa?Se llevó corriendo las grandes hojas a su cuarto. Era mejor estar encasa cuando su madre se despertara. Se acomodó en la cama yempezó a leer sobre Aristóteles.Filósofo y científicoQuerida Sofía. Seguramente estarás asombrada por la teoría delas Ideas de Platón. No eres la primera. No sé si te lo has creídotodo, o si también has hecho algunas objeciones críticas. En esecaso, puedes estar segura de que las mismas objeciones fueronhechas por Aristóteles (384-322 a. de C.), que fue alumno de laAcademia de Platón durante 20 años.Aristóteles no era ateniense. Provenía de Macedonia y llegó a laAcademia de Platón cuando éste tenía 61 años. Era hijo de unreconocido médico y, por consiguiente, científico. Este hecho diceya algo del proyecto filosófico de Aristóteles. Lo que más lepreocupaba era la naturaleza viva. No sólo fue el último granfilósofo griego; también fue el primer gran biólogo de Europa.Podríamos decir que Platón estuvo tan ocupado con «los moldes»o «Ideas eternas», que no había reparado en los cambios en lanaturaleza. Aristóteles, en cambio, se interesaba precisamentepor esos cambios, o lo que hoy en día llamamos «procesos de lanaturaleza».Si quisiéramos llevarlo al último extremo, podríamos inclusodecir que Platón dio la espalda al mundo de los sentidos,volviendo la cabeza ante todo lo que vemos a nuestro alrededor.(¡Quería salir de la caverna, quería contemplar el mundo eternode las Ideas!) Aristóteles hizo lo contrario. Se puso de rodillas enla tierra para estudiar peces y ranas, amapolas y anémonas.Podríamos decir que Platón sólo usaba su inteligencia;Aristóteles también usaba sus sentidos.También en la forma en la que escriben, se encuentra una grandiferencia entre ellos. Platón era un poeta, un creador de mitos;los escritos de Aristóteles son áridos y minuciosos como unaenciclopedia. No obstante, se nota en mucho de lo que escribeque él se basa en su estudio de la naturaleza.En la Antigüedad se habla de hasta 170 títulos escritos por Aristóteles, de los quese han conservado 47. No se trata de libros acabados. Losescritos de Aristóteles son en general apuntes para lecciones.También en la época de Aristóteles la filosofía era ante todo unaactividad oral.La gran importancia de Aristóteles en la cultura europea se debetambién, en buena medida, al hecho de que fuera él quien crearael lenguaje profesional que las distintas ciencias emplean hastahoy en día. Fue el gran sistematizador que fundó y ordenó lasdistintas ciencias.Aristóteles escribió sobre todas las ciencias, de modo que sólomencionaré algunos de los campos más importantes. Ya que tehe hablado tanto de Platón, empezaré por contarte cómo rechazaAristóteles la teoría de las Ideas de Platón. A continuación,veremos cómo elabora su propia filosofía de la naturaleza, puesfue Aristóteles quien resumió todo lo que habían dicho losfilósofos de la naturaleza anteriores a él. Veremos cómo poneorden en nuestros conceptos y funda la lógica como una ciencia.Finalmente hablaré un poco de la visión que tenía Aristóteles delos seres humanes y de la sociedad.Si aceptas estas condiciones, podemos poner manos a la obra.No hay ideas innatasComo los filósofos anteriores a él, Platón deseaba encontrar algoeterno e inmutable, en medio de todos los cambios. Encontró lasIdeas perfectas, que estaban muy por encima del mundo de lossentidos. Platón opinaba, además, que las Ideas eran más realesque todos los fenómenos de la naturaleza. Primero estaba la«idea de caballo», luego llegaban todos los caballos del mundode los sentidos galopando en forma de sombras en la pared deuna caverna. Esto quiere decir que la «idea de gallina» estabaantes que la gallina y que el huevo.Aristóteles pensaba que Platón había dado la vuelta a todo.Estaba de acuerdo con su profesor en que el caballo individual«fluye», y que ningún caballo vive eternamente. También estabade acuerdo en que el «molde de caballo» es eterno e inmutable.Pero la «idea de caballo» no es más que un concepto que losseres humanos nos hemos formado después de ver un ciertonúmero de caballos. Eso quiere decir que la «idea» o la «forma» de caballo no existen en sí. «Forma» del caballo es, paraAristóteles, las cualidades del caballo o lo que hoy en díallamamos especie. Para ser más preciso: con «forma» del caballo,Aristóteles quiere designar lo que es común para todos loscaballos. Y aquí no nos basta el ejemplo de las pastas, pues losmoldes de pastelería existen independientemente de esasdeterminadas pastas. Aristóteles no pensaba que existieran talesmoldes, que, por así decirlo, estaban colocados en estantes fuerade la naturaleza. Para Aristóteles las formas de las cosas soncomo las cualidades específicas de las cosas.Esto quiere decir que Aristóteles está en desacuerdo con Platónen que la Idea de «gallina» sea anterior a la gallina. Lo queAristóteles llama «forma de gallina», está presente en cadagallina, como las cualidades específicas de la gallina; porejemplo, el hecho de que ponga huevos. De ese modo la propiagallina y la «forma» de gallina son tan inseparables como elcuerpo y el alma.Con esto hemos dicho lo esencial sobre la crítica de Aristóteles ala teoría de las Ideas de Platón. No obstante, debes darte cuentade que nos encontramos ante un cambio radical en la manera depensar. Para Platón, el mayor grado de realidad es lo quepensamos con la razón. Para Aristóteles era igual de evidenteque el mayor grado de realidad es lo que sentimos con lossentidos. Platón opina que todo lo que vemos a nuestroalrededor en la naturaleza, son meros reflejos de algo que existede un modo más real en el mundo de las Ideas, y con esotambién en el alma del ser humano. Aristóteles opinaexactamente lo contrario. Lo que hay en el alma del ser humano,son meros reflejos de los objetos de la naturaleza; es decir, lanaturaleza es el verdadero mundo. Según Aristóteles, Platónquedó «anclado» en una visión mítica del mundo, en la que losconceptos del hombre se confunden con el mundo real.Aristóteles señaló que no existe nada en la mente que no hayaestado antes en los sentidos, y Platón podría haber dicho que nohay nada en la naturaleza que no haya estado antes en el mundode las Ideas. En ese sentido, opinaba Aristóteles, Platón«duplicaba el número de las cosas». Explicaba cada caballohaciendo referencia a «la idea» de caballo. ¿Pero qué explicaciónera esa, Sofía? Quiero decir ¿de dónde viene la «idea de caballo»?¿Existe acaso también un tercer caballo, del que la «idea decaballo» es un mero reflejo?Aristóteles pensó que todo lo que tenemos dentro de pensamientos e ideas ha entrado en nuestra conciencia a travésde lo que hemos visto y oído. Pero también tenemos una razóninnata con la que nacemos. Tenemos una capacidad innata paraordenar todas nuestras sensaciones en distintos grupos y clases.Así surgen los conceptos «piedra», «planta», «animal» y«hombre». Así surgen los conceptos «caballo», «cangrejo» y«canario».Aristóteles no negó que el hombre tuviera una inteligenciainnata. Al contrario, según Aristóteles es precisamente la razónla que constituye la característica más destacada del ser humano.Pero nuestra inteligencia está totalmente vacía antes de quesintamos algo. Por lo tanto el ser humano no puede nacer conidea alguna.Las formas son las cualidades de las cosasTras haber aclarado su relación con la teoría de las Ideas dePlatón, Aristóteles constata que la realidad está compuesta deuna serie de cosas individuales que constituyen un conjunto demateria y forma. La «materia» es el material del que está hechauna cosa, y la «forma» son las cualidades específicas de la cosa.Delante de ti aletea una gallina, Sofía. La «forma» de la gallina esprecisamente aletear, y también cacarear y poner huevos. Asípues, la «forma» de la gallina son las propiedades específicas dela especie «gallina» o, dicho de otra manera, lo que hace lagallina. Cuando la gallina muere, y con ello deja de cacarear, la«forma» de la gallina deja de existir. Lo único que queda es la«materia» de la gallina (¡qué triste, verdad, Sofía!), pero entonces,ya no es una gallina.Como ya he indicado, Aristóteles se interesaba por los cambiosque tienen lugar en la naturaleza. En la ("materia" siempre hayuna posibilidad de conseguir una determinada «forma». Podemosdecir que la «materia» se esfuerza por hacer realidad unaposibilidad inherente. Cada cambio que tiene lugar en lanaturaleza es, según Aristóteles, una transformación de lamateria de posibilidad a realidadNo te preocupes, Sofía, te lo explicaré. Intentaré hacerlo con unahistoria divertida. Érase una vez un escultor que estabaagachado sobre un enorme bloque de granito. Todos los díasdaba martillazos y picaba la piedra enorme, y un día recibió la visita de un niño. «¿Qué estás buscando?», preguntó el niño.«Espera y verás», dijo el escultor. Al cabo de unos días el niñovolvió. Para entonces el escultor había esculpido un hermosocaballo del bloque de granito. El niño lo miró asombrado, y luegose volvió al escultor y dijo: «¿Cómo podías saber que el caballoestaba ahí dentro?».Pues eso, ¿cómo podía saberlo? De alguna manera el escultorhabía visto la «forma» del caballo en el bloque de granito. Porqueprecisamente ese bloque de granito tenía una posibilidadinherente de transformarse en caballo. De esa manera, pensabaAristóteles, todas las cosas de la naturaleza tienen unaposibilidad inherente de realizar o concluir una determinada«forma».Volvamos a la gallina y al huevo. Un huevo de gallina tiene unaposibilidad inherente de convertirse en gallina, lo cual nosignifica que todos los huevos de gallina acaben convirtiéndoseen gallinas, pues algunos acaban en la mesa del desayuno comohuevo pasado por agua, tortilla o huevos revueltos, sin que la«forma» inherente del huevo llegue a hacerse realidad. Perotambién resulta evidente que el huevo de gallina no puedeconvertirse en un ganso. Esa posibilidad no está en el huevo degallina. Así vemos que la "forma" de una cosa nos dice algosobre la «posibilidad» de la cosa, así como sobre las limitacionesde la misma.Al hablar Aristóteles de la "forma" y de la "materia" de las cosas,no se refería únicamente a los organismos vivos. De la mismamanera que la «forma» de la gallina es aletear, poner huevos ycacarear, la «forma» de la piedra es caer al suelo. Naturalmente,puedes levantar una piedra y tirarla muy alto al aire, pero nopuedes tirarla hasta la luna porque la naturaleza de la piedra escaer al suelo. (En realidad debes tener cuidado al realizar esteexperimento, pues la piedra podría fácilmente llegar a vengarse,ya que busca el retorno más rápido posible a la tierra, ¡y pobrede aquel que le impida su camino!)La causa finalAntes de dejar el tema de la «forma» de todas las cosas vivas ymuertas. y que nos dice algo sobre las posibles actividades de las cosas, debo añadir que Aristóteles tenía una visión muy particularde las relaciones causa y efecto en la naturaleza.Cuando hoy en día hablamos de la «causa» de esto y de lo otro, nosreferimos a cómo algo sucede. El cristal se rompió porque Petter letiró una piedra; un zapato se hace porque el zapatero junta unostrozos de piel cosiéndolos. Pero Aristóteles pensaba que hay variasclases de causas en la naturaleza: menciona en total cuatro causasdiferentes. Lo más importante es entender qué quiere decir con loque él llamaba «causa final».En cuanto a la rotura del cristal, cabe preguntar el por qué Pettertiró la piedra al cristal. En otras palabras: preguntamos quéfinalidad tenía. No cabe duda de que la intención o el «fin»también juega un importante papel en el proceso de fabricación deun zapato. Pero Aristóteles contaba con una «causa final» tambiénen lo que se refiere a procesos de la naturaleza completamenteinanimados. Nos bastará con un ejemplo.¿Por qué llueve, Sofía, seguramente habrás aprendido en el colegioque llueve porque el vapor de agua de las nubes se enfría y secondensa formando gotas de agua que caen al suelo debido a laacción de la gravedad. Aristóteles estaría de acuerdo con esteejemplo. Pero añadiría que sólo has señalado tres de las causas. Lacausa material es que el vapor de agua en cuestión (las nubes) seencontraban justo allí en el momento en el que se enfrió el aire. Lacausa eficiente (o agente) es que se enfría el vapor del agua, y lacausa formal es que la «forma» o la naturaleza del agua es caer alsuelo. Si no dijeras nada más, Aristóteles añadiría que llueveporque las plantas y los animales necesitan el agua de la lluvia parapoder crecer. Ésta era la que él llamaba causa final. Como ves,Aristóteles atribuye a las gotas de agua una tarea o una intención.Supongo que nosotros daríamos la vuelta a todo esto y diríamosque las plantas crecen porque hay humedad, y que crecen naranjasy uvas para que los seres humanos las coman.La ciencia hoy en día no piensa así. Decimos que la comida y lahumedad son condiciones para que puedan vivir los animales y las personas. Si no fuera por estas condiciones, nosotros no habríamosexistido. Pero no es intención del agua ni de las naranjas darnos decomer.En lo que se refiere a las causas, estamos tentados a decir queAristóteles se equivocó. Pero no hay que apresurarse. Mucha gentepiensa que Dios creó el mundo tal como es, precisamente para quelas personas y los animales pudiesen vivir en él. Sobre esta base esevidente que se puede decir que el agua va a los ríos porque losanimales y los seres humanos necesitan agua para vivir. Pero eneste caso estamos hablando de la intención o el propósito de Dios,no son las gotas de la lluvia o el agua de los ríos los que deseannuestro bien.LógicaLa distinción entre «forma» y «materia» juega también unimportante papel cuando Aristóteles se dispone a describir cómolos seres humanos reconocen las cosas en el mundo.Al reconocer algo, ordenamos las cosas en distintos grupos ocategorías. Veo un caballo, luego veo otro caballo, y otro más.Los caballos no son completamente idénticos, pero tienen algoen común, algo que es igual para todos los caballos, yprecisamente eso que es igual para todos los caballos, es lo queconstituye la «forma» del caballo. Lo que es diferente oindividual, pertenece a la «materia» del caballo.De esta manera los seres humanos andamos por el mundoclasificando las cosas en distintas casillas. Colocamos a las vacasen los establos, a los caballos en la cuadra, a los cerdos en lapocilga y a las gallinas en el gallinero. Lo mismo ocurre cuandoSofía Amundsen ordena su habitación. Coloca los libros en lasestanterías, los libros del colegio en la cartera, las revistas en elcajón de la cómoda. La ropa se dobla ordenadamente y se meteen el armario, las braguitas en un estante, los jerséis en otro, ylos calcetines en un cajón aparte. Date cuenta de que hacemos lomismo en nuestra mente: distinguimos entre cosas hechas depiedra, cosas hechas de lana y cosas hechas de caucho.Distinguimos entre cosas vivas y muertas, y también entre plantas, animales y seres humanos.¿Me sigues, Sofía? Como ves, Aristóteles se propuso hacer unabuena limpieza en el cuarto de la naturaleza. Intentó mostrar quetodas las cosas de la naturaleza pertenecen a determinadosgrupos y subgrupos. (Hermes es un ser vivo, más concretamenteun animal, más concretamente un vertebrado, másconcretamente un mamífero, más concretamente un perro, másconcretamente un labrador, más concretamente un labradormacho.)Vete ahora a tu cuarto, Sofía, y recoge del suelo cualquier objeto.Sea cual sea el objeto que levantes descubrirás que lo que estástocando pertenece a uno de los órdenes superiores. El día queveas algo que no sepas clasificar, te llevarás un gran susto; porejemplo si descubrieras una cosa de la que no supieras decir conseguridad si pertenece al reino animal, al reino vegetal o al reinomineral. Apuesto a que ni siquiera te atreverías a tocarla.Acabo de decir el reino vegetal, el reino animal y el reino mineral.Me estoy acordando ahora de ese juego que consiste en que unose va fuera, mientras el resto de los participantes en la fiestadeben pensar en algo que el pobre de fuera tiene que adivinar alentrar.Los demás invitados han decidido pensar en el gato llamadoMons, que en ese momento se encuentra en el jardín del vecino.El que estaba fuera vuelve a entrar y comienza a adivinar. Losdemás sólo pueden contestar «si» o «no». Si el pobrecito es unbuen aristotélico, y en ese caso no es ningún pobrecito, laconversación podría transcurrir aproximadamente como sigue:¿Es algo concrete? (Sí.) ¿Pertenece al reino mineral? (No.) ¿Es algovivo? (Sí.) ¿Pertenece al reino vegetal? (No.) ¿Es un animal? (Sí.)¿Es un ave? (No.) ¿Es un mamífero? (Sí.) ¿Es un gato? (Sí.) ¿EsMons? (iSííííííííí! Risas...)De manera que fue Aristóteles quien inventó este juego. Y aPlatón le podemos atribuir el invento del «escondite en laoscuridad». A Demócrito ya le concedimos el honor de haberinventado las piezas de legoAristóteles fue un hombre meticuloso que quiso poner orden enlos conceptos de los seres humanos. De esa manera sería élquien creara la Lógica como ciencia. Señaló varias reglasestrictas para saber qué reglas o pruebas son lógicamenteválidas. Bastará con un ejemplo: si primero constato que «todoslos seres vivos son mortales» (primera premisa)y luego constatoque «Hermes es un ser vivo» (segunda premisa), entonces puedo sacar la elegante conclusión de que «Hermes es mortal».El ejemplo muestra que la lógica de Aristóteles trata de larelación entre conceptos, en este caso «ser vivo» y «mortal».Aunque tengamos que darle la razón a Aristóteles en que laconclusión arriba citada es válida cien por cien, a lo mejortendríamos que admitir también que no dice nada nuevo.Sabíamos de antemano que Hermes es «mortal». (Es «un perro» ytodos los perros son «seres vivos», que a su vez son «mortales»,a diferencia de las piedras del Monte Everest.) Sí, sí, Sofía, losabíamos ya. Pero no siempre la relación entre grupos de cosasparece tan evidente. De vez en cuando puede resultar útilordenar nuestros conceptos.Me limito a poner un solo ejemplo: ¿es posible que esas críasminúsculas de ratón chupen leche de su mamá exactamente igualque los corderos y cerditos? Pensémoslo: lo que sí sabemos, porlo menos, es que los ratones no ponen huevos. (¿Cuándo he vistoun huevo de ratón?) De manera que paren hijos vivos, igual quelos cerdos y las ovejas. A los animales que paren los llamamos«mamíferos», y los mamíferos son precisamente animales quechupan leche de su madre. Y ya está. Teníamos la respuesta yaen nuestra mente, pero tuvimos que meditar un poco. Noshabíamos olvidado de que los ratones realmente beben la lechede su madre. Quizás se debió a que nunca habíamos vistoratoncitos mamando. La razón es, evidentemente, que los ratonesse inhiben un poco cuando se trata de cuidar a sus hijos enpresencia de los seres humanos.La escala de la naturalezaCuando Aristóteles se pone a «ordenar» la existencia, señalaprimero que las cosas de la naturaleza pueden dividirse en dosgrupos principales. Por un lado tenemos las cosas inanimadas,tales como piedras, gotas de agua y granos de tierra. Estas cosasno tienen ninguna posibilidad inmanente de cambiar. Esas cosas«no vivas», sólo pueden cambiar, según Aristóteles, bajo unainfluencia externa. Por otro lado tenemos las cosas vivas, quetienen una posibilidad inmanente de cambiar.En lo que se refiere a las cosas vivas, Aristóteles señala que hayque dividirlas en dos grupos principales. Por un lado tenemos lasPlantas, por otro lado tenemos los seres vivos. También los seres vivos pueden dividirse en dos subgrupos, es decir, en animales yseres humanos.Tienes que admitir que esta división parece clara y biendispuesta. Hay una diferencia esencial entre las cosas vivas y lasno vivas, por ejemplo, entre una rosa y una piedra. Del mismomodo también hay una diferencia esencial entre plantas yanimales, por ejemplo, entre una rosa y un caballo. Y también meatrevo a decir que hay bastante diferencia entre un caballo y unser humano. ¿Pero en qué consisten exactamente esasdiferencias? ¿Me lo puedes decir?Desgraciadamente no tengo tiempo para esperar a que anotes turespuesta y la metas en un sobre rosa junto con un terroncito deazúcar, de modo que yo mismo contestaré a la pregunta: aldividir Aristóteles los fenómenos de la naturaleza en variosgrupos, parte de las cualidades de las cosas; más concretamentede lo que saben o de lo que hacen.Todas las cosas vivas (plantas, animales y seres humanos) sabentomar alimento, crecer y procrear. Todos los seres vivos tambiéntienen la capacidad de sentir el mundo de su entorno y demoverse en la naturaleza. Todos los seres humanos tienenademás la capacidad de pensar, o, en otras palabras, de ordenarsus sensaciones en varios grupos y clases.Así resulta que no hay verdaderos límites muy definidos en lanaturaleza. Registramos una transición más bien difusa deplantas simples a animales más complicados. En la partesuperior de esta escala está el ser humano, que, segúnAristóteles, vive toda la vida de la naturaleza. El ser humanocrece y toma alimento como las plantas, tiene sentimientos y lacapacidad de moverse como los animales, pero tiene además unacapacidad, que solamente la tiene el ser humano, y es la depensar racionalmente.Por ello el ser humano tiene una chispa de la razón divina, Sofía.Sí, sí, acabo de decir divina. En algunos momentos Aristótelesseñala que tiene que haber un dios que haya puesto en marchatodos los movimientos de la naturaleza. En ese caso, ese dios seconvierte en la cima absoluta de la escala de la naturaleza.Aristóteles se imaginaba que los movimientos de las estrellas yde los planetas dirigen los movimientos en la Tierra. Perotambién tiene que haber algo que ponga en marcha losmovimientos de los astros. A ese «algo» Aristóteles lo llamaprimer motor o dios. El «primer motor» no se mueve en sí, peroes la «causa primera» de los movimientos de los astros y, con elio, de todos los movimientos de la Tierra.ÉticaVolvamos a los seres humanos, Sofía. La «forma» del ser humanoes, según Aristóteles, que tiene un alma vegetal, un alma animal,así como un alma racional. Y entonces se pregunta: ¿cómo debevivir el ser humane? ¿Qué hace falta para que un ser humanopueda vivir feliz? Contestaré brevemente: el ser humanosolamente será feliz si utiliza todas sus capacidades yposibilidades.Aristóteles pensaba que hay tres clases de felicidad. La primeraclase de felicidad es una vida de placeres y diversiones. Lasegunda, vivir como un ciudadano libre y responsable. La tercera,una vida en la que uno es filósofo e investigador.Aristóteles también subraya que las tres condiciones tienen queexistir simultáneamente para que el ser humano pueda vivirfeliz. Rechazó, pues, cualquier forma de «vías únicas». Si hubieravivido hoy en día a lo mejor habría dicho que alguien que sólocultiva su cuerpo vive tan parcial y tan defectuosamente comoaquel que sólo usa la cabeza. Ambos extremos expresan una vidadesviada.También en lo que se refiere a la relación con otros sereshumanos, Aristóteles señala un «justo medio»: no debemos ser nicobardes ni temerarios, sino valientes. (Demasiado poco valor escobardía, y demasiado valor es temeridad.) Del mismo modo nodebemos ser ni tacaños ni pródigos, sino generosos. (Ser muypoco generoso es ser tacaño, ser demasiado generoso es serpródigo.)Pasa como con la comida. Es peligroso comer demasiado poco,pero también es peligroso comer en exceso. Tanto la ética dePlatón como la de Aristóteles se remiten a la ciencia médicagriega: únicamente mediante el equilibrio y la moderación seréuna persona feliz o en armonía.PolíticaLa idea de que el ser humano no debe cultivar tan sólo una cosatambién se desprende de la visión que presenta Aristóteles de lasociedad. Dijo que el ser humano es un «animal político». Sin lasociedad que nos rodea no somos seres verdaderos, opinaba él.Señaló que la familia y el pueblo cubren necesidades vitalesinferiores, tales como comida y calor, matrimonio y educación delos hijos. Pero sólo el Estado puede cubrir la mejor organizaciónde comunidad humana.Ahora llegamos a la pregunta de cómo debe estar organizado elEstado. (¿Te acordarás del «Estado filosófico» de Platón, verdad?)Aristóteles menciona varias buenas formas de Estado. Una es lamonarquía, que significa que sólo hay un jefe superior en elEstado. Para que esta forma de Estado sea buena tiene que evitarevolucionar hacia una «tiranía», es decir que un único jefegobierne el Estado para su propio beneficio. Otra buena forma deEstado es la aristocracia. En una aristocracia hay un grupo mayoro menor de jefes de Estado. Esta forma tiene que cuidarse de nocaer en una oligarquía, lo que hoy en día llamaríamos Junta. A latercera buena forma de Estado Aristóteles la llamó democracia.Pero también esta forma de Estado tiene su revés. Unademocracia puede rápidamente caer en una «demagogia».(Aunque el tirano Hitler no hubiese sido jefe del Estado alemán,todos los pequeños nazis podrían haber creado una terribledemagogia.)La mujerPor último, debemos decir algo sobre la opinión que teníaAristóteles de la mujer. Desgraciadamente no era tan positivacomo la de Platón. Aristóteles pensaba más bien que a la mujerle faltaba algo. Era un "hombre incompleto". En la procreación lamujer sería pasiva y receptora, mientras que el hombre sería elactivo y el que da. Aristóteles pensaba que un niño sólo heredalas cualidades del hombre, y que las cualidades del propio niñoestaban contenidas en el esperma del hombre. La mujer era comola Tierra, que no hace más que recibir y gestar la semilla,mientras que el hombre es el que siembra. 0, dicho de unamanera genuinamente aristotélica: el hombre da la «forma» y lamujer contribuye con la «materia».Naturalmente, resulta sorprendente y también lamentable que un hombre tan razonable en otros asuntos se pudiera equivocartanto en lo que se refería a la relación entre los sexos. Noobstante, nos muestra dos cosas: en primer lugar que Aristótelesseguramente no tuvo mucha experiencia práctica con mujeres nicon niños. En segundo lugar muestra lo negativo que puederesultar que los hombres hayan imperado siempre en la filosofíay las ciencias.Y particularmente negativo resulta el error de Aristóteles encuanto a su visión de la mujer, porque su visión, y no la dePlatón, llegaría a dominar durante la Edad Media. De esta manera,la Iglesia heredó una visión de la mujer que en realidad no teníaninguna base en la Biblia. ¡Pues Jesús no era anti-mujer!¡No digo más! ¡Volverás a saber de mí!Cuando Sofía hubo leído el capítulo sobre Aristóteles una vez ymedia, volvió a meter las hojas en el sobre amarillo y se quedómirando fijamente su cuarto. De pronto vio lo desordenado queestaba todo. En el suelo había un montón de libros y carpetas. Porla puerta del armario asomaban en un caos total calcetines y blusas,medias y pantalones vaqueros. En la silla delante del escritoriohabía ropa sucia en un desorden total.A Sofía le entraron unas ganas irresistibles de ordenar. Primerovació los estantes del armario ropero, y empujó todo al suelo. Eraimportante comenzar desde el principio. Se puso a doblar muyconcienzudamente todas las prendas y a colocarlas en el armario.El armario tenía siete estantes. Sofía reservó un estante para bragasy camisetas, otro para calcetines y leotardos y otro para pantaloneslargos. De esa manera llenó de nuevo todos los estantes delarmario. No tuvo en ningún momento duda ninguna respecto adonde colocar las prendas. Luego puso la ropa sucia en una bolsade plástico que había encontrado en el estante de abajo.Solo tuvo problemas con una prenda. Era un único calcetín blancoy largo, y el problema no era solamente que faltase su pareja, sinoque además nunca había sido suyo.Se quedó de pie, investigando el calcetín durante varios minutos.No llevaba ningún nombre, pero Sofía tenía una fuerte sospecha sobre quién podía ser la dueña. Lo tiró al estante de arriba, junto auna bolsa con piezas de lego, una cinta de video y un pañuelo rojode seda.Ahora le tocaba el turno al suelo. Sofía clasificó libros y carpetas,revistas y posters, exactamente de la misma manera que habíadescrito el profesor de filosofía en el capítulo sobre Aristóteles.Cuando hubo terminado con el suelo, hizo primero la cama y luegose puso con el escritorio.Por último reunió todas las hojas sobre Aristóteles en un bonitomontón. Encontró una carpeta con anillas y una perforadora,perforó las hojas y las colocó en la carpeta. Finalmente la colocóen el último estante del armario, junto al calcetín blanco. Más tarderecogería la caja de galletas del Callejón.A partir de ahora sería muy ordenada, y no se refería únicamente alas cosas de su habitación. Después de haber leído sobreAristóteles entendió que era igual de importante tener orden en losconceptos e ideas. Había reservado un estante en la parte superiordel arriba para ese fin. Era el único sitio de la habitación que nodominaba completamente.No había oído a su madre en varias horas. Sofía bajó a la plantabaja. Antes de despertar a su madre tendría que dar de comer a susanimales.En la cocina se inclinó sobre la pecera de los peces dorados. Unode ellos era negro, el otro era de color naranja y el tercero blanco yrojo. Por ello los había llamado Negrito, Dorado y CaperucitaRoja. Echó en el agua comida para peces y dijo:–Pertenecéis a la parte viva de la naturaleza, por lo tanto podéistomar alimento, podéis crecer y podéis procrear. Másconcretamente pertenecéis al reino animal, lo que significa quesabéis moveros y mirar la habitación. Para ser del todo exacta, soispeces, y por eso podéis respirar con branquias y nadar por lasaguas de la vida.Sofía volvió a enroscar la tapa del bote de cristal que contenía comida para peces. Estaba satisfecha con la colocación de lospeces dorados en el orden de la naturaleza, y muy especialmentesatisfecha con su expresión "las aguas de la vida". Luego les tocó alos periquitos. Sofía puso algunas semillas para pájaros en elcomedero y dijo:–(Queridos Cada y Pizca. Os habéis convertido en unos periquitosmuy monos porque os habéis desarrollado de unos huevecitos muymonos de periquitos, y porque "la forma" de esos huevos consistíaen la posibilidad de convertirse en periquitos, afortunadamente noos habéis convertido en unos loros charlatanes.Sofía entró en el cuarto de baño grande, donde estaba en una cajala perezosa tortuga. Cada tres o cuatro duchas que se daba, lamadre solía gritar que un día mataría a la tortuga. Pero hasta ahorahabía sido una amenaza vacía de contenido. Sofía saco una hoja delechuga de un frasco de cristal y la metió en la caja.–Querida Govinda –dijo–. No perteneces exactamente a la especiede los animales más rápidos. Pero al menos eres un animal capazde participar en una pequeñísima fracción de ese gran mundo en elque vivimos. Si te sirve de consuelo, te diré que no eres la únicaincapaz de superarte a ti misma.El gato Sherekan estaría probablemente fuera cazando ratones,pues ésa era la naturaleza de los gatos. Sofía atravesó la sala para iral dormitorio de su madre. En la mesa del sofá había un florero conun ramo de narcisos. Sofía tuvo la sensación de que esas floresamarillas la saludaban solemnemente al pasar a su lado. Sofía sedetuvo un momento y tocó con dos dedos las cabecitas lisas.–También vosotras pertenecéis a la parte viva de la naturaleza –dijo–. En ese sentido le lleváis cierta ventaja al florero en el queestáis. Pero desgraciadamente no sois capaces de daros cuenta deello.Sofía entró de puntillas al cuarto de su madre. La madre dormíaprofundamente, pero Sofía le puso una mano sobre la cabeza.–Tú eres de los más afortunados en este conjunto –dijo–. Nosolamente estás viva como los lirios en el campo. Y no eres sólo un ser vivo como Sherekan o Govinda. Eres un ser humano, es decir,que estás equipada con una rara capacidad para pensar.–¿Qué dices, Sofía?Se despertó un poco más deprisa que de costumbre.–Sólo digo que pareces una tortuga perezosa. Por otra parte, tepuedo informar de que he ordenado mi cuarto. Me puse a trabajarcon meticulosidad filosófica.La madre se incorporó a medias en la cama.–Ahora voy –dijo–. ¿Puedes poner el café?Sofía hizo lo que le pidió y poco rato después estaban sentadas enla cocina con café y chocolate. Finalmente, Sofía dijo:–¿Has pensado alguna vez en por qué vivimos, mamá?–Vaya, no paras, por lo que veo.–Ahora sí, que ya sé la respuesta. En este planeta vive gente paraque algunos anden por ahí poniendo nombres a todas las cosas.–¿De verdad? No se me había ocurrido nunca.–Entonces tienes un problema serio, porque el ser humano es unser pensante. Si no piensas no eres un ser humano.–¡Sofía!–¡Figúrate que en la Tierra sólo viviesen plantas y animales.Entonces no habría habido nadie capaz de distinguir entre "gatos"y "perros" "lirios" y "frambuesas". También son seres vivos lasplantas y los animales, pero solamente nosotros sabemos ordenar lanaturaleza en diferentes grupos y clases.–De verdad que eres la chica más rara que conozco –dijo la madre.–No faltaría mas –dijo Sofía–.Todos los seres humanos son mas o menos raros. Yo soy un serhumano, por lo tanto soy más o menos rara. Tú sólo tienes una hija,por lo tanto soy la más rara.–Lo que quería decir es que me asustas con todos estos... discursosúltimamente.–En ese caso, eres muy fácil de asustar.Más avanzada la tarde Sofía volvió al callejón. Logró meter la grancaja de galletas en su habitación sin que la Madre se diera cuenta de nada.Primero ordenó todas las hojas, luego las perforó y finalmente lascolocó en la carpeta de anillas antes del capitulo sobre Aristóteles.Por último escribió el número de las páginas en la esquina dearriba, a la derecha de cada hoja. Tenía ya más de 50 hojas. Sofíaestaba en vías de hacer su propio libro de filosofía. No era ella laque lo estaba escribiendo, pero había sido escrito especialmentepara ella.Aún no había tenido tiempo de pensar en los deberes para el lunes.A lo mejor habría control de religión, pero el profesor siempredecía que valoraba el interés personal y las reflexiones propias.Sofía tenía cierta sensación de que estaba adquiriendo una buenabase para ambas cosas.  

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