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A veces Jinyoung no entendía a su amante. 

Jaebeom no habló mucho, y cuando lo hizo, cada respuesta que  le dio Jinyoung se sintió como si estuviera equivocada.

Compañeros. Esa palabra aún era tan rara para usarla cuando se aplicaba a sí mismo y otra persona. Era como estar casado contra su voluntad a un hombre que no conocía, y luego estar tan perdidamente enamorado del mismo sujeto que todo se ponía mucho más confuso.

Jinyoung no quiso que Jaebeom se fuera. Le gustaba tener al hombre allí afuera, cuidando de él.

Jaebeom había dicho que tenía cosas que hacer, y él no había querido ser pegajoso pidiéndole a su compañero que se quedara.

Si cualquier otro que no fuera su compañero hubiera estado afuera de su centro de trabajo así, hubiera sido escalofriante como el infierno. Pero porque era Jaebeom, y el hombre lo hacía en su forma animal, durmiendo la siesta allí afuera mientras esperaba a que la guardia de Jinyoung terminara, era enternecedor.

Jinyoung ni siquiera podía entender cuál era la diferencia, aparte del hecho de que estaba apareado al hombre y lo amaba. Había algo lindo acerca de tener al gran hombre afuera, esperando por él. Era como tener un gran cachorro de perro esperando a que regresara a casa. Era bonito.

Sin embargo, Jinyoung nunca había tenido tiempo de salir y estar con él ahí afuera. Aún en una pequeña ciudad, el personal del hospital no tenía descanso con frecuencia, especialmente cuando pacientes de las ciudades vecinas también venían a menudo, y la temporada de gripe se aproximaba.

Pero Jinyoung había querido sacar tiempo hoy. Había comprado un sándwich del lugar favorito de Jaebeom esa mañana -y casualmente ahora suyo también- y lo había querido compartir con el hombre, así que se había salido a hurtadillas.

El ver a Jaebeom durmiendo ahí, sus orejas retorciéndose, tan grande y peligroso aún cuando estaba echándose una siesta, hacía que en el pecho de Jinyoung nacieran toda clase de cosas.

Este poderoso ser. Este shifter gruñón que había pasado por tanto, que no confiaba en nadie, menos aún en los médicos, lo amaba. Lo había escogido.

O algo así. El apareamiento había hecho eso, pero Jinyoung no iba a ser tan quisquilloso con las palabras.

Jinyoung había pensado que el sentarse con el hombre y compartir algo de comida los iba a acercar, pero pareció como si no hubieran tenido nada de qué hablar. Casi fue como si él hubiera ahuyentado a su compañero.

¿Cómo diablos se suponía que tenía que hacer, si ni siquiera podía hacer que el hombre que amaba tuviera una conversación adecuada con él?

Jinyoung se limpió después de comer, desempolvando su uniforme y arrugando el papel de manteca en el que su sándwich había sido envuelto. Se dirigió de vuelta al hospital. Fuera de las puertas corredizas había un tacho de basura, y arrojó el papel dentro.

La mujer en la recepción lo saludó, pero aparte de ella, parecía que nadie ni siquiera se había dado cuenta de que se había ido cuando se suponía que no tenía que hacerlo.

Quizás el apareamiento no fuera suficiente. ¿Qué, si esa sensación dentro de él solo transmitía la impresión de estar entrelazado a otra persona?

se detuvo en seco sobre sus pasos. El pensamiento más espantoso de todos lo golpeó como un rayo por todo el cuerpo.

¿Qué, si así era como Jaebeom lo veía? ¿Qué, si se veía a sí mismo como atado a Jinyoung? ¿Encadenado a él? ¿Incapaz de escapar?

ALFA MONSTRUO [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora