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El sabor era tibio y sabroso en su boca. La criatura dio otro mordisco, más sangre chorreó bajando por su garganta.

No era el sabor de la sangre de lobo, pero era casi tan buena, y él no se había dado un banquete así en mucho tiempo. Había estado siendo contenido y ahora era libre. Libre para vagar y cazar, y hacer lo que quisiera.

El humano bajo él tenía armas, había tratado de atacarlo cuando había embestido. Eso había hecho la caza más agradable, especialmente desde que el pequeño tonto había pensado que era una buena idea estar en su territorio, intentar cazarlo.

Nada podía cazarlo. Era un depredador, y no iba a ser confinado por más tiempo.

Tragó lo que quedaba de la carne que podía coger. Estaba lleno. No podía comer el resto, y la mayor parte de ellos era ese material duro con el que había tenido problemas para atravesar con dientes y garras.

Las aves carroñeras podrían tener el resto. Jaebeom se iba a casa. El amanecer se acercaba.

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Mark y no podía creer que esto le estuviera pasando de nuevo. Esta era la segunda vez que era tomado de la manada, y la tercera que era secuestrado por humanos que buscaban hacer... lo que fuera que quisieran hacerle.

Era gracioso. Un par de días atrás. Estaba sentado en su cuarto, sin hacer nada, sino pensando en que podría ser más fácil si tan solo muriera. Ahora, la única cosa que quería hacer era vivir.

Quizás nunca viera a sus amigos de nuevo. Todd y Colten todavía eran sus amigos, aún cuando Mark había hecho todo lo posible para ahuyentarlos. Quería verlos de nuevo. Quería ver a Jackson.

Lo último lo sorprendió, aún cuando era llevado en el hombro de algún tipo que gruñía bajo su peso. Tener el hombro del hombre excavando en su estómago tampoco era un picnic.

Claramente creían que era un omega. Tenían que hacerlo. Le habían puesto esposas bañadas en plata.

—Para evitar que este pequeño perro chusco cambie y se le ocurran cosas —dijo uno de los hombres. Mark no sabía cuál exactamente, porque no podía ver una maldita cosa. Lo único que se podía hacer, era enfocarse en su respiración, en permanecer tranquilo. De otro modo terminaría asfixiándose con la pesada bolsa que tenía en la cabeza.

Había tanta gente a su alrededor. Quizás hasta cinco. Deseó verlos, por lo menos. Deseó saber a dónde se lo estaban llevando.

Jackson iba a venir por él.  No le gustaba mucho, pero lo había salvado la última vez que había sido secuestrado, y se aferraba a eso como si fuera su salvavidas. Y a lo mejor no le desagradaba a Jackson tanto como pensaba. El hombre le había traído a Snack después de todo, y Mark adoraba a ese gato.  Jack había tratado de hacerle sentir mejor, lo había abrazado cuando había llorado por la muerte de sus padres.

Independientemente de lo que Jackson sintiera por él, Mark esperaba que llegara pronto. Esperaba que el hombre viniera por él. Tenía que estar viniendo por él. Y cuando llegara. Estos tipos iban a estar demencialmente arrepentidos.

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Jinyoung fue a sentarse afuera, Estaba acostumbrado a levantarse temprano gracias a su formación y sus estudios, pero no había forma de que regresara a la universidad ahora. O a trabajar. Estaba cayendo demasiada mierda, y necesitaba esperar a que Jaebeom regresara a él.

Bambam se había despertado de nuevo después de caer dormido. Aún le dolía tanto la cabeza que Yugyeom se había negado a dejarlo salir de la cama, lo que quería decir que él iba a ser la persona a la que todo el mundo iría cada vez que hubiera otro problema médico, o para cambiar vendajes; por ese lado  él estaba más que feliz de quedarse y ser útil.

ALFA MONSTRUO [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora