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Jackson no podía soportar ver a su humano de tal humor todo el tiempo. Mark había estado inconsolable por varios días después de que descubriera que sus padres habían muerto. Lo había encontrado llorando en su habitación, y había jalado al hombre más joven a su regazo, permitiendo que gritara lo que tenía en su corazón, mientras que se escondía en su pecho.

Jackson juró entonces que nunca había consolado a nadie ni nada antes en toda su vida. No como tenía a Mark, y se suponía que el chico era solo su esclavo, su mascota. No se suponía que se preocupara de una forma u otra por sus estúpidas emociones. Esas emociones solo se habían metido en el camino de las cosas que se necesitaban hacer.

Como la lavandería, y el hacer desayuno para la manada.

Pero Jackson sabía que no era momento para eso. No iba a forzar al muchacho a hacer ningún que hacer, no hasta que se estuviera sintiendo mejor.

Pero habían sido semanas, y aunque Mark solo lloraba de noche cuando pensaba que él estaba dormido y no podía escuchar, el muchacho se estaba convirtiendo en una cascaron de su antiguo yo.

¿Dónde estaban los comentarios mordaces para Jackson, de que se fuera a la mierda? ¿Dónde estaba la mueca indignada cuando hacía un desorden que esperaba que Mark limpiara?

Prácticamente era un juego entre ellos. Cada vez que Jackson le ordenaba  que le trajera un café, era divertido ver si  Mark lo traería con sabor a sal en vez de azúcar.

No habían jugado su juego en muchísimo tiempo, y Mark aún estaba escondido en la habitación de ambos, enroscado en una de las sillas, de cara a la ventana. No veía a nadie, ni a  su mejor amigo, o siquiera a Colten, el otro único miembro de su antigua manada que estaba viviendo en la casa.

Jackson odiaba a la antigua manada de Mark, y a su alfa. Si no hubieran escondido esto, quizás su reacción no hubiera sido tan mal.

Apenas capaz de contenerse, una noche había llamado al alfa en un arranque de furia.

—¿Qué mierda habían estado pensando? ¡Debió haberlo sabido el día que ocurrió!

Mark era humano, había sido adoptado por una pareja de hombres lobo. Las leyes humanas no permitían esas cosas, que niños humanos fueran colocados con shifters, pero había habido un error en algún sitio. Mark había caído por las fisuras del sistema, y sus padres adoptivos, que habían estado desesperados por criar un niño ya que no podían concebir uno propio, no se molestaron en corregir el error.

El padre omega de Mark, un hombre llamado Clark, había sido capturado, torturado y hecho objeto de experimentos. Todo el mundo pensó que estaba en recuperación, y aún Mark había conversado con él por teléfono una o dos veces. Algunas complicaciones, quizás una alergia a las drogas que había sido forzado a tomar durante su cautiverio, finalmente lo alcanzaron, y había fallecido.

Raymond, el alfa de la pareja, había optado por evitar que su hijo lo supiera inmediatamente. Eso era algo que Jackson casi podía entender. Al menos él era el padre de Mark. Sabría mejor que nadie qué hacer, y probablemente había planeado decírselo en persona.

Pero aún los alfas tienen problemas para vivir sin sus otras mitades. Raymond se mató poco tiempo después, y la manada de donde ellos venían se lo había ocultado por semanas antes de decírselo finalmente, y solo después de que Mark comenzara a sospechar lo que estaba pasando.

El alfa le rugió de vuelta en el teléfono.

—¡Fuimos atacados por más wolfhounds, solo a horas de que Raymond muriera! ¿Qué diablos se suponía que hiciéramos? ¡No podíamos traerlo para el funeral, y tenía heridos y muertos con los que lidiar!

ALFA MONSTRUO [BNIOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora