Kagami: Primavera en diciembre

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Kagami

Una columna de humo negro ascendía desde el volcán al cielo. La nieve blanca y gris crujía a cada paso. Mire a mi alrededor. A  los pocos metros la ceniza dejaba entrever irregularidades y piedras puestas en círculos con flores rojas y blancas. Me arrodille frente a las tumbas y cuando abrí la boca escuche que alguien se detenía detrás de mí.

Ella soltó las flores y su largo pelo negro se ondeó en el aire mientras corría desesperada al interior de una cueva. La seguí.

Dentro olía a humedad y excrementos de murciélagos.

Tres fuegos rojos se encendieron a mi alrededor y me ayudaron a encontrarla. Sus desesperados ojos verdes miraron mi fuego. Se le notaban los huesos de la clavícula y los pómulos.

—¿Mika?— Extendí una mano y pensé que la cogería pero se hecho más hacia atrás, como si tuviera miedo.

Era terrible.

La joven y ultima princesa Dragón estaba débil, enferma y tenía tanto miedo que no me reconocía.

En otros tiempos habíamos sido amigos. La salvaba de los idiotas que querían hacerle daño. Le salvaba de los idiotas que querían conquistarla para hacerse reyes. Le enseñe a usar una katana, aunque luego la castigaron por mi culpa.

Una princesa debe ser débil, criar a los hijos de su esposo. Una princesa debe ser hermosa. Le decían sus padres.

Baje los ojos y me senté enfrente de ella, en silencio. Su acelerada respiración se fue calmando poco a poco y sus lágrimas se detuvieron.

—¿Kagami..? —Su débil voz me arrancó de mis pensamientos. Seguía temblando, pero ahora me mantenía la mirada con el ceño fruncido— ¿Dónde has estado?

Mire a mi alrededor.

—¿Tu has estado aquí todo el tiempo?

—Aquí están mi hermano y mis padres… —Se tocó el pelo y rompió un nudo en un mechón—Aquí está mi reino.

Fruncí los labios.

—Aquí ya no hay ningún reino.

Me acerque aún más a ella hasta estar a su lado. Al principio se alejaba, pero cuando ya no tenía a donde huir se quedó conmigo. Me quité la chaqueta roja reforzada con piel y se la puse sobre los hombros. La mire a los ojos y ella a mi y creo que una parte de ella sonrió al verme.

Me arrodille frente a ella, con la cabeza agachada, le cogí una mano y se la besé.

—Siempre serás mi princesa. El reino de Midori es tuyo por derecho. Te ayudarte a recuperarlo.

—Pero mi familia…

—Yo soy tu familia ahora, soy lo único que te queda.

—No puedo hacer nada. Soy débil.

Estaba a punto de llorar otra vez. Frunci más el ceño y puse mi otra mano sobre su pelo.

—Una princesa debe ser fuerte, por su familia, por su legado pero, sobretodo, por su reino.

La saque de la cueva mientras agarraba mi mano. La princesa tímida miraba como nuestros dedos se enlazaban. Mi mano, que era mucho más grande, envolvía la suya para guiarla y protegerla.

La princesa del fuego volvía y esa vez yo mantendría mi promesa.

Ahora solo me importa ella.

Sakura No Omoide (Aonime/Kagami/Midorima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora