Kagami observaba desde la distancia cada movimiento distraído de Mika. Se había alejado del fuego hacía un rato y por cómo se movían sus débiles músculos estaba entumecida y seguramente hambrienta. Sin embargo no dijo que quisiera comer nada ni calentarse con el fuego que él había preparado. Sus ojos verdes parecían muy despiertos, como si pudiera cazar el movimiento de todo lo que había a su alrededor. Quizás sus ojos siempre fueron así y él no los recordaba. Habían pasado tantos años que encontrarse de nuevo con ella habría sido un pensamiento estúpido apenas una semana.
¿A dónde podríamos ir? Ni siquiera yo tengo una casa Pensó con la cabeza apoyada sobre una mano¿Cómo voy a darle la vida que se merece? ¿Para la que sus padres la han criado? Mika aplastó un trozo de ceniza sobre la nieve y dibujó una línea con ella. Kagami sacudió la cabeza y se obligó respirar profundamente.
De momento tengo que encontrar la manera de sacarla de ésta maldita cueva.
Un repentino aire helado apagó las llamas del fuego y Mika permaneció inmóvil mientras el extraño ponía sus largos dedos sobre el cuello de Mika.
-Vaya, La Princesa de la Ceniza. -Agarró un mechón negro y jugueteó con él entre sus dedos. Kagami se puso en pie instintivamente pero se detuvo antes de que pudiera hacerle daño- No venía precisamente a por ti, preciosa, pero creo que hasta vales más que lo que quiero.
Nash dirigió la mirada hacia Kagami y alzó ambas cejas con una afilada sonrisa.
-¿Qué me dices Kagami, hacemos un cambio?
Él apretó los dientes. Pese al frío un par de gotas se resbalaron por su frente y sus mejillas.
-¿Qué quieres?
-Primero tus guantes, luego la katana de Aonime que tiene Shugi, y después iré a por Murasaki. -Fue enumerando acariciando cada dedo con un cuchillo que luego puso sobre el blanco cuello de Mika- Si no me los das la mato, pero si me la juegas la mató también, tú verás.
Apretó más los dientes y miró al fuego. De las pocas llamas que habían sobrevivido y se alimentaban con la ceniza caliente empezaron a emerger de nuevo como empujadas por una fuerza mayor. Kagami miró a Mika.
-No lo hagas, Mika. -Le rogó- Yo también estoy aquí, contrólate.
Las llamas se alzaron más lentamente pero Nash no les prestaba atención.
El viento se alzó y las cenizas al otro lado de la cueva revoloteaban y cayeron como los nuevos copos de nieve sucia sobre sus cabezas. Nash soltó un grito de desesperación cuando las cenizas agujerearon su piel y su ropa haciéndole sangrar. Kagami salió corriendo de la cueva y se ocultó en algún lugar en el exterior.
-No me toques. -Los ojos verdes de Mika se alzaron sobre el revuelo de nieve y ceniza. Había perdido cualquier tipo de expresión excepto en la voz- No te me acerques.
La suave ceniza se derretía sobre su piel y un agujero ensangrentado y profundo excavó sobre los dedos de Nash. El viento se alzaba cada vez con más fuerza y Mika cayó desplomada al suelo antes de que el viento y Nash con el.
(...)
La ceniza había vuelto a convertirse en nieve bajo la pálida piel de Mika. Abrió los ojos y buscó con la mirada a Kagami. Estaba con ella, aunque lejos, y poseía una mirada de puro horror. Entonces notó algo que le cobijaba bajo un abrigo de piel las manos.
Era un perro pequeño, casi tan grande como un cachorro, negro y blanco de ojos azules.
-Es Número Dos. -Respondió Kagami antes de que ella hiciera ninguna pregunta- Era el Perro-lobo de Kuroko.
-Lo recuerdo. -Le acarició la oreja y él apoyó la cabeza en su mano, esperando más mimos- ¿Entonces Kuroko ha estado aquí?
Los ojos de Kagami se dirigieron hacia la puerta. Ahí un largo kimono azul y blanco se arrastraba sobre la nieve y la ceniza. Kuroko sonrió tímidamente.
-Me temo que no me he ido todavía, Mika-san. -Escondió las manos en sus mangas blancas- Necesito un favor.
-El que quieras. -Respondió ella con una mirada.
Kagami se levantó de golpe con el ceño fruncido y arrugas de confusión y miedo marcadas en el rostro.
-¡Espera, ¿te parece normal que Kuroko esté aquí?! ¿¡Por qué puedes verlo? ¿Por qué puedo verlo?!
Mika sonrió y un dulce alivio se extendió en el pecho de Kagami. Tras tanto tiempo verla sonreír era, sin duda, lo más reconfortante que habían hecho por el.
-Kagami, ¿recuerdas qué podía hacer mi familia?
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Sakura No Omoide (Aonime/Kagami/Midorima)
FanficTras el asesinato de Midori y Kuroko, Diosa de la tierra y Dios del hielo, el mundo de los espíritus se ha derrumbado. Las puertas del más allá esperan impacientes a que alguien las abra de nuevo, los reinos se han dividido y los Milagros han desapa...