Aonime.- El culpable de la muerte de Midori

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Habían estado limpiando el templo y las malas hierbas del jardín. Incluso habían arreglado las tablas de madera hinchadas o podridas por la humedad del suelo. Aonime se había puesto su mejor Kimono: no se veía ni un centímetro de su piel bajo la tela blanca.

Todo eso hacía que Kumi se asustase más de lo que ya estaba.

-Pero Kise-kum ¿qué es?- Arqueó una ceja a la espalda de Aonime, sentada en la puerta del jardín- ¿Un gato como tú?

-Por enésima vez, no soy un gato; soy un espíritu protector. - Al cabo de un rato se sentó a su lado.

Olía a algo fresco. Los ojos azules de Aonime la miraron entrecerrados, y por un minuto, pareció una escena romántica.

-Kise es un demonio.

Kumi repitió cada palabra en su cabeza, analizandolas.

-¿Qué?-Tragó saliva.- ¿Te refieres a esos demonios con cuernos que vienen del infierno? ¿A los de las leyendas?

Pensó en un horrible ser de voz gruesa y ojos rojos. Con largos cuernos y colmillos. Aonime, en cambio, pensó en un niño con cuernos interesado sólo en su belleza y en que las mujeres le prestaran atención. En un tipo que le gustaba gastar bromas y que lloraba por cualquier estupidez.

-No sé qué tipo de histórias habrás oído- Aonime frunció el ceño con el sentimiento de la vergüenza ajena-, pero seguro que no es como te lo estás imaginando.

Kumi miró hacia la puerta que daba a la entrada al jardín. Tenía las mejillas rojas y la mirada vacía. Parecía haber perdido años. Estaba aterrorizada.

Aonime la miró con descaro. No era el tipo de humano que había conocido. Cazadores codiciosos, sobretodo. Le aterrorizaban muchas cosas, pero era determinada y consecuente. Tenía la necesidad de protegerla, ¿no? Entonces no había nada de malo en jurarle protección.

"Tetsu, ¿lo has hecho por mi o realmente hay algo detrás de ella que quieres que sepa?" Se preguntó.

-Oe - de golpe la enorme mano de Aonime agarró el mentón de Kumi obligándola a mirar sus ojos entrecerrados-, júrame lealtad y yo te protegeré.

"¿Pero por qué tengo que ser yo? Sabes que no puedo proteger a nadie..."

-¿Protección?

Por un segundo la paciencia le traicionó y bajó la mirada a sus labios. Deseaba hacerlo, pero no sabía por qué. Después de tantos años era libre, ya no tenía a quién servir. Un espíritu protector perdido en algún lugar de un bosque endemoniado.

"¿Por qué me la has traído? Nunca hacías nada sin un plan, ¿qué estás planeando, Tetsu?"

-Así estaré obligado a protegerte hasta que rompas el pacto. Podrás usarme del modo que quieras.- Le cogió la otra mano en un gesto reconfortante y seguro- No volverás a tener miedo.

Kumi se apartó un poco de él.

-¿Me llevarás a casa?

-Si es eso lo que deseas...

El viento arrastró el olor de Aonime. De pronto ella sintió algo en el estómago.

-¿Cómo lo hacemos?- Bajó la cabeza y volvió a mirarle-¿Hay algún tipo de ritual o algo?

Aonime esbozó una débil sonrisa.

-Algo así.

De pronto Aonime la besaba con ternura. No le había dado tiempo a ver como se inclinaba hacia ella. Simplemente estaba besándola y ella, atónita, no se movió. El viento se hizo más frío y más fuerte. El pelo de Kumi volaba de un lado a otro. Una cadena se formó en sus muñecas dejando una marca dorada. Kumi intentó apartarse pero Aonime alzó la mirada. Había algo triste en sus ojos, sólo un rastro de una súplica. Kumi puso su otra mano sobre su pelo negro y cerró los ojos.

Sakura No Omoide (Aonime/Kagami/Midorima)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora