"La desgracia"

4 1 0
                                    

Llegamos a la agencia y Charly Thompson, el jefe de información de lo casos ya no estaba esperando:
-Jane, Jeff, que bueno que pudieron llegar tan pronto- dijo mientras nos recibía en la entrada, nos dio dos carpetas de piel. Los nuevos casos
-estábamos cerca- contesté. Jeff asintió con un bufido.
-bien, tengo que hablar con ustedes, este caso es prioridad, todos estamos reunidos en la sala principal- caminó Charley. -Jane tengo algo importante que decirte. Jeff, ¿Podrías esperarnos con lo demás?- me tomó del brazo nuestro compañero, a un hombre promedio de 50 años, un ex Ranger.
-claro- dijo Jeff entrando a la sala
-¿Qué pasa?- miré a Charley. Tenía que doblar la cabeza para mirarlo a la cara.
-es sobre Jeff- su voz era casi un susurro.
-¿Qué pasa con él?-
-son sus hermanas, las asesinaron hace unos días, parece que las secuestraron y las torturaron, toda una desgracia- logró decir. Si tuviera corazón estaría segura que estaría latiendo velozmente.
-no, entiendo. ¿Ese es el caso?, Saber quién y porqué las mataron?- dije abriendo la carpeta, sus cuerpos estaban irreconocibles, llenos de sangre como si solo fueran músculos.
-todos apreciamos a Jeff, pero nadie quiere decirle lo que pasó-
-entiendo. Vaya, será difícil- susurré
-por eso mismo, también decidimos que te presentaras como nuestra presidenta- apenas había sujetado mi brazo
-¿Ahora?-
-es necesario, el elemento más fuerte tiene que dar la cara ante una situación así- terminó.
-bien-.
Charley entró y cerró las puertas a su espalda. Decía unas cosas sobre que era tiempo de que conocieran a la persona que fundó la Unidad, y que siempre le seguiría Adler en su lugar, así que el siguiente en la sala después de El iniciador sería Jeff.
Cuando Thompson seguía dándoles un discurso de valentía y honor yo veía la carpeta de investigación. Al parecer las gemelas habían secuestrado fuera de México, aún se encontraban en Estados Unidos cuando fue la última vez que se les vio. Las fotos eran horrorosas, no tenían piel en la cara y la demás estaba quemada o con heridas que hacían que se les desprendiera. Algo dentro de mí se rompió cuando imaginé la cara de Jeff viendo la carpeta.
<<Dios, si es que estás ahí, ayúdame con esto>> dije mirando al cielo.
Recupere la conciencia en el exterior justo cuando Jeff abría la puerta. Pasé a su lado pero él me detuvo.
-Jane, vamos a conocer a nuestro verdadero jefe- dijo con un toque de curiosidad en sus ojos. Al parecer aún no había abierto la carpeta.
-lo sé- seguía caminando con paso seguro
-Jane- me siguió con la mirada como todos lo hacían en la sala hasta que me senté en la cabeza de la gran mesa de vidrio opaco. Excepto Charley que miraba sonriendo sus dedos entrelazados en el escritorio.
-sé que no se esperaban esto. Siempre me mantuve discreta porquería quería conseguir su respeto por mi trabajo y no por su sueldo. Me hubiera gustado presentarme ante ustedes por una situación diferente-
Jeff al fin había tomado asiento. Todos seguían conteniendo la respiración, otros más respiraban agitadamente. Podía escuchas todos lo pensamientos, algunos de felicidad y sorpresa, algunos de odio y desprecio, ojalá todos pudieran escuchar los pensamientos de los demás para que conocieran a la verdadera persona que se encontrara frente. Que más afortunado que escuchar lo más privado e íntimo de otra persona sino son sus pensamientos.
-en un futuro les explicaré más a fondo que fue lo que me hizo que cree está Unidad-
Megan, Michael y … se encontraban temerosos a mis palabras ya que sabía que tipo de mónstruo era. Ellos mismos traicionában sus pensamientos pensando que si sería mejor que los liderara alguien con mis habilidades o si los esclavisaría para beber su sangre. Si no fuera un momento tan serio ya hubiera reído muy alto.
-tenemos un caso… especia- comencé
-Jeff, abre la carpeta lentamente- dijo Charley salvandome de no saber cómo comenzar el martirio. Jeff aunque parecía inquieto, abrió aún sorprendido la carpeta, lentamente su expresión comenzó a cambiar. Paseaba los ojos por cada rincón de las páginas, estremecía sus ojos y respiraba con dificultad. Todos en la sala respiraban con dificultad, no había nadie que no sabía que estaba ocurriendo.
-no entiendo- dijo Jeff tragando saliva
-tus hermanas fueron asesinadas hace unos días. La policía local supo que eras un oficial unos mando el caso. Todos sentimos tu perdida y haremos todo para que pague el crimen quién lo realizó- expliqué mirándolo. Sabía que la única persona quién podía consolarlo era yo.
-no… esto… ellas estaban en México, en la Universidad, hablaron conmigo- levantaba la voz cada que decía una palabra.
-el asesinato ocurrió media hora después de la llamada que les hiciste hace tres dias- aclaro Jeff
-puedo…- Jeff se levantó dela mesa tambaleando y salió a pistones de la sala
-encárgate- mire a Charley. El asintió. Caminé a toda prisa detrás de Jeff, el apenas iba a mitad de pasillo cuando me puse frente a él sujetándole la cabeza justo a tiempo para que no callera, estábamos a solo unos pasos de su oficina.
-Jane, mis hermanas- susurró. Lentamente caímos de rodillas, soporté todo su peso en mi cuerpo, traté de amortiguar almenos su pesar físico aunque no el sentimental.
-lo sé, amor, lo sé- abracé su cabeza en mi pecho. Sentía como sus lágrimas ardientes rodaban sobre mi piel fría
-eran tan jóvenes, quiénes pudieron haber hecho- dijo Jeff quedándose casi sin aliento. Su corazón latía rápidamente pero u respiración era lenta, de extraño el sentimiento que había en su corazón, tristeza, dolor, y coraje, estaba confundida pero tenía que ser fuerte para recibir el golpe de su perdida.
-no lo sé, pero lo pagaran- su respiración se regularizo. -tomate el día. Te informaré todo lo que ocurra- asintió y salió de mi oficina. Tal vez no fue bueno mandarlo solo a casa pero tenía que recibir la mejor información posible.
Después de que vi por la ventana que Jeff salía del edificio y tomó un taxi regresé a la sala de juntas donde estaban los demás reunidos.
-¿Qué es lo que tenemos?- me senté en la silla que encabezaba la gran mesa
-realmente no es mucho- añadió Michael
-¿Los cuerpos?-me apresuré
-ya están en la Unidad, el forense no ha encontrado mucho indicios- contestó Charley
En ese momento entró el forense, un joven bien visto, alto y lánguido, con unos papeles en el brazo y su bata llena de sangre.
-Dr. Kenton- me apresuré
-señora- saludó -Los cuerpos de las gemelas tienen algo inquietante- se puso enfrente de mi a través de la mesa -no tienen sangre-
-¿Qué?- fijo Charley
-les drenaron la sangre, parece que fueron muertas por un asesino en serie, este tipo de le conoce como vampiro- explicó Kenton, si tuviera sangre ya se hubiera ido hasta mis pies -tienen unos pequeños agujeros en el cuello y no tenían sangre, tampoco hay señal de violencia ni de alguna agresión- terminó
-¿Entonces cuál fue la causa de su muerte?- insistí
-desangrado- fulminó Kenton.
Esto es obra de una bestia del mal, un monstruo de las obras. Pero, ¿Porqué ellas? ¿Porqué ahora?. "Bien" me levanté. "Sigan investigando, visitaré a mis contactos", terminé, salí de la sala.

PANDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora