Caminando bajo la luna de verano de regreso a casa recuerdo, recuerdo el sabor de tus labios, el cariño de tus abrazos y el amor de tu sonrisa. De camino a casa la recuerdo a ella.
Si tuvieran la suerte de conocerla a ella, la dueña y responsable de mi corazón roto pero la causa de mi alegría y felicidad. Si tuvieran la suerte de alguna vez haberla visto sonreir o vivir con ganas. Si hubiesen visto sus ojos brillantes y centellantes cuando me miraba y tenia el placer de reir con ella. Si hubiesen tenido ese placer, les aseguro que caerían rendidos a sus pies como lo hice yo.
Porque ella enamora. Con su sonrisa ganadora y sus gestos de princesa, mi princesa. Con esos ojitos picaros y mejillas sonrosadas, estoy seguro que cualquiera se hubiese enamorado con tan solo verte, con tal solo sentirte y amarte. Porque eres fácil de amar y difícil de olvidar.
En la misma soledad de siempre suelo admitir, que no debería haberte dejado ir, que no debería haberte dejado pasar como una mas. Porque eras única. Mis lagrimas son testigos de mi amor en silencio, y saben perfectamente que me estoy muriendo por no tenerte, que me muero por haberte dejado ir sin decir mas. No luche por ti, no gane. Pero sin siquiera entrar a la batalla perdi. Perdi lo mas preciado e importante que tenia en mis días de soledad, perdi a la culpable de mi felicidad y mi corazón roto. La perdi a ella, ella que alegraba mis días sin saberlo.
En la oscura soledad de camino a casa, siempre te recuerdo.
Porque las princesas crean sus castillos, y ella creo uno en mi.
Porque me enamoro y yo mismo me encargue de rompernos a ambos.
Porque tu sonrisa siempre me imploro que me quedara, pero no lo hice. Te deje ir sin importar las consecuencias, como si no me dolieras, como si no me dolería verte con otro que no sea yo. Como si no te amara con la intensidad con la que te amo.
La deje ir y lo lamento en la eterna oscura soledad de regreso a casa. Porque ella era luz en este camino desolado, en este camino que poco a poco se derrumba sin tu amor.