Invierno, frío, húmedo y solitario invierno. En la plenitud del invierno fue cuando conocí tu mirada por primera vez.
Aquellos ojos que lograban enamorarte con tan solo mirarte de manera juguetona, eso que solo tu lograbas. Solo tu lograbas hipnotizar con tu mirada, engañar con tu sonrisa y enamorar con tus besos. Simplemente tu. Hombre lleno de mentiras y traiciones, ¿por que sentía la necesidad de ir tras de ti? ¿por que te anhelaba tanto?.
Recuerdo que pensé que quizás lo que sentía fuese amor, pero descarte la idea ya que el amor a primera vista simplemente no existía. Quizás eras un capricho.Una necesidad.
Recuerdo, recuerdo que el frío no existía en ese momento, ya que tu calor se acoplaba a mi como si se tratara de un rompecabezas. Aunque el frío no logro llegarte a los talones en el momento en el que nos enamoramos. Y recuerdo como tu amor me calo hasta los huesos, como mi mirada se congelaba y se llenaba de decepción aquella vez que te vi mentir mirándome a los ojos por primera vez. Tus ojos tan mentirosos y aquella boca tan traicionera, te veías tan fiel, tan falso. Tu sonrisa, que en aquel entonces lograba atravesarme el corazón me engañaba de una forma tan profesional que aparentaba tener practica. Fue quizás cuando me di cuenta que tu eras un profesional en el campo de la traición y mentira. Quizás fue el momento en el que me di cuenta que tus ojos empezaron a brillar y tu sonrisa achicarse. Mi corazón se cerro y el tuyo recapacito, que el amor no era un juego sino algo que contemplar y respetar.
Fue cuando el invierno termino en mi hogar, y comenzó en tu corazón.
Porque la soledad ocupo tu cuerpo y las lagrimas brotaron sin piedad ante la oscuridad.