Busco, busco tu nombre. En los rincones, en las alturas, en los por debajo. Te busco con la intensión de encontrarte. Desesperado, pienso en tu partida, en tu adiós, en tus ganas de amar. Inalcanzable con su vestido ajustado color morado y con sus tacones color perla, con su actitud de estrella y sonrisa gloriosa. Brilla, brilla como solo ella sabe, llevándose el mundo por delante y fingiendo no estar rota, destrozada.
Baila, baila y brilla como si lo diera todo, como si de eso dependiera su vida. Ama como si no hubiese un mañana. Actua, como si nunca hubiésemos sido algo, actua como si no lo doliera nuestras conversaciones, como si no le importase lo que hago a sus espaldas. Actua como si no estuviese rota...
Me viste llegar, de traje y peinado hacia atrás, como siempre te gusto. Pero esta vez es diferente, porque estamos rotos. Tu sonrisa se achico y tu actitud se hizo cenizas. Te duele verme y saber el hecho de que estoy tan jodido como tu. Quizas te duele el saber que ambos estamos completamente jodidos y destrozados por amor y despecho.
Me miraste y pasaste delicadamente tu mano por tu muñeca, donde solia estar la pulsera que te regale cuando salíamos y eramos felices. Claro que tu muñeca ahora estaba desnuda, vacia y aburrida, porque faltaba esa hermosa pieza en ese lugar. Me duele saber que quizás ya no la usas por el hecho de no querer recordarme o por el miedo de volver a caer en el mismo juego de nosotros mismos. Quizas me duele la ilusión de pensar que ya me superaste, cuando yo sigo esperándote en el silencio de la misera soledad. Por las noches mirando las estrellas, suelo pensar en ti y en tu forma de ser, en la forma en la que me amaste y te ame, es ahí cuando siento mis mejillas mojadas y extrañarte es fácil. Recordar tu nombre a lo largo de mis días es demasiado fácil cuando en las paredes de mi habitación abundan tus fotos y en mi corazón abunda el amor que te tengo. Porque suelo extrañarte desde aquella vez que me fui sin mirar atrás. Desde aquella vez que no viniste por mi.
Me mira directo a los ojos y finge una sonrisa, como si nada hubiese pasado entre nosotros, se da media vuelta y se va. Actua, actua como si no la conociera, como si no supiera que las lagrimas rondan en sus mejillas camino al baño.
No extrañarla es demasiado difícil cuando la vida te enfrenta cara a cara con la persona que alguna vez fue mi sostén, mi razón mas importante de felicidad en mis días nublados. Llevo la mano hasta mi muñeca y veo la pulsera con su nombre, con su inicial y se me hace imposible no amarla, no extrañarla. Sonrio débilmente dejando que unas lagrimas rueden por mi mejilla, rápidamente las aparto con el dorso de mi camisa. Pensar en ella me destrozaba un poquito mas cada dia.
Pero tu busco y te sigo buscando. Te busco cada dia con la intensión de encontrarte detrás de mi susurrándome al oído que todo paso y que era todo un sueño. Imaginando que vuelves a mi.
Imaginando tal vez que me vuelves a amar.