Una, dos, tres gotas caen por mi ventana. El frio se filtraba por la ranura haciendo que se me congelaran las manos al igual que el corazon.
¿Por que lo hiciste? ¿Que hice mal para merecerme todo esto?
Acaricio mis piernas tratando de darme calor buscando de nuevo otra razon por la cual te fuiste, por la cual me dejaste sin dar explicaciones. Sin luchar. ¿Tan poco te importo este amor?
Uno, dos, tres, los dias pasaban y ningun mensaje llegaba, ningun perdon o explicacion. Nada. Ya se me habia olvidado el tono que le habia puesto a tus mensajes. Te extrañaba. Te necesitaba, y tu no estabas.
No iba hablarte, no iba a implorarte, esta vez era tu amor el que me habia traicionado.
¿Tan poco te importaba mi amor como para marcharte sin siquiera ponerle un final a todo esto que existio entre nosotros? ¿Tan poco te importo?
Pienso y recuerdo aquellas noches en las que te quedabas a mi lado, cuando reiamos y cantabamos canciones en ingles con aquellas pesimas pronunciaciones. Eramos felices. O quizas yo sola sentia aquella felicidad al estar rodeada de tu amor.
Un mes.
Un mes y recuerdo tus manos acariciando cada rincon de mi cuerpo, las unicas manos que se conocen el recorrido entero de cada parte de mi piel, y las unicas que quiero que lo conozca. Quizas te sigo extrañando. Ya no quiero una razon, una explicacion, un porque. Quizas solo quiero que vuelvas.
En el fondo se que no vas a volver, se que no vas a volver porque se que estas mejor asi y eso me alegra mucho. Pero tambien se que te arde el alma por volverme a ver.
Pero yo mi amor, yo me estoy muriendo cada dia mas, un dia sin tu amor es un dia que mi corazon se parte mas. Lastimosamente te necesito, y te necesito con fuerza. Pero no voy admitirlo, porque esta vez, fue tu amor el que me traiciono.
Tu, mi amor, agarraste el arma que estaba sobre la mesa y simplemente disparaste y te fuiste, dejandome morir lentamente preguntandome todos los dias el por que, buscando una razon una explicacion logica.
Ahora simplemente busco mi error, que hice mal para que todo esto llegara. Y me encuentro conmigo misma frente al espejo diciendome que yo fui el error, que quizas esto nunca se tuvo que haber dado. Que no fui la correcta para tanto ser.
Una, dos, tres lagrimas caen por mis mejillas y yo misma me prometo que voy a estar bien.
