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Cuando Gladys Jones llegó al tráiler con los ojos vidriosos de tanto llorar lo primero que vio fue que todo estaba sospechosamente silencioso, enarcó una ceja y caminó hacia la habitación de Jughead y sin preguntar abrió la puerta.
— Jughead. —Gladys lo llamó en voz baja, él estaba abrazando a Betty mientras ella dormía.
— Creí que llegarías mañana. —dijo él.
— Jug, tengo que decirte algo muy importante. —dijo Gladys secándose las lágrimas, Jughead asintió algo preocupado y se incorporó con cuidado de no despertar a Betty.
Gladys y Jughead caminaron hasta que se sentaron, él esperando a que dijera lo que la tenía así de mal.
— ¿Y bien? —Jughead preguntó, alzando una ceja.
— Después de que fui a Greendale para arreglar unas cosas... —Gladys se trabó con las palabras y volvió a llorar. — Fui al hospital.
— ¿Y qué pasó? —preguntó Jughead.
— Vi tus últimos análisis, los que te hiciste la semana pasada y el doctor dijo que todavía estabas a tiempo de salvarte. —explicó la mujer. — Solo tienes que dejar el cigarro.
— No, ni siquiera lo pienses. —Jughead negó. — No puedo dejar de fumar, madre.
— ¡Si puedes, Jug! —Gladys gritó. — No quiero perderte y dejarás destruida a tu novia.
— No metas a Betty como chantaje. —Jughead se levantó del sofá.
— Jughead, por favor. —suplicó su madre. — Si no lo haces no tendré más opción que internarte en una clínica de rehabilitación.
— ¿Qué dices? —Jughead se burló. — Ni siquiera finjas preocupación por mí, porque poco te importé hace un año cuando te llamé antes de querer suicidarme.
Jughead se levantó del sofá y dejó a su madre hablando sola.
Pasaron unas cuantas horas, Betty seguía durmiendo plácidamente y Jughead no pudo evitar ver lo hermosa que estaba de esa forma.
Acostada, con algunos mechones de cabello cayendo por su rostro, sus labios rosas y llamativos al tener una leve sonrisa, su pecho subiendo y bajando para dejarle saber que estaba respirando.
«Serás mi muerte, Betty Cooper.»
Pensó él con frustración al verla con ojos lujuriosos, pero rápidamente se dio una bofetada mental para que dejará de pensar en sexo y la dejará dormir así que la tapó con la cobija bien para cubrir todo su cuerpo.
Él sabía que Betty estaba pasando por mucho, con eso del Borderline y la esquizofrenia, que se sentía mal y triste todo el tiempo y él en verdad la amaba, es cierto que el sexo era bueno pero aún era mejor tenerla a ella.
En sus brazos, viendo películas o series o haciendo cualquier otra cosa. Y de eso no tenía duda, por supuesto que la amaba pero a ese punto no sabía qué hacer para ayudarla.
«El psiquiátrico en Pep Sign.»
Pensó él, Alice había dicho que era un psiquiátrico no un manicomio, tenía ética y trataban bien a los pacientes pero también había dicho que la terapia duraba dos años... Años que él tenía contados.
— Jug. —Betty lo llamó con los ojos cerrados.
— Aquí estoy. —Jughead sonrió acariciando su mejilla.
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𝗥𝗘𝗣𝗜𝗧𝗔𝗠𝗢𝗦 𝗟𝗔𝗦 𝟰𝟴 𝗛𝗢𝗥𝗔𝗦
Non-Fiction𝐑𝐞𝐩𝐢𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝟒𝟖 𝐇𝐨𝐫𝐚𝐬 | 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔. Riverdale no volvió a ser el mismo. Ni nosotros tampoco. Con ese accidente, todos cambiamos, ya sea para bien o para mal pero nos cambió de igual forma. Pero, ¿por qué a nosotros? Solo...