Orígenes I.

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Mi dulce Alice.

Mi creador no fue un ser más poderoso que el omnipotente, fue su creación más inteligente y la desencadenante de tantas consecuencias que han provocado el horror en las demás existencias. Fui creado por la humanidad, por un deseo originado en el corazón de cada una de las personas que habitaban en esos segundos, en estos momentos y, quizás, en futuras generaciones.

El odio es algo que puede tomar formas indescriptibles; la ira, el dolor, el miedo y la locura, todo se combinó dando origen a un sólo ser, y ese ser soy yo. Mi nombre... Jamás nadie me dio alguno, sólo ella, mi hermosa, adorada y agraciada Alice.

Su generación me denomina como un simple conejo y desde entonces he sido llamado como tal ¿Ese sería mi nombre? Conejo ¿Un simple animal sin referencia alguna a mi existencia? Al parecer mi adorada Alice no lo pensó con claridad, pero le estoy agradecido, mil y una veces agradecido.

Todo ser vivo con entendimiento quiere ser definido, incluyéndome, incluso siendo un despojo humano.

No tengo un género como tal, ni una edad en específico, mucho menos una forma y poco o nada puedo conservar como una marca propia. Soy lo que quieran que sea, pero soy un conejo.

El humano me creó, el mismo me abandonó; he vivido una vida llena de incertidumbre ejerciendo el rol por el cual fui creado. Debo de llevar a las personas a la locura y a sus deseos más corruptos.

Durante años admiré la forma en la cual la creación divina de Dios tenía el mismo talento que su creador, el talento de dar vida y arrebatarla, el talento para crear y para adaptarse, sobre todo, amé la forma en la cual ellos podían conectarse con su Dios. A diferencia de mí, yo no tenía permitido acercarme a mis "Dioses", por supuesto, eso creaba un gran disgusto en mi existencia.

¡Tengo derecho de no amar a mis padres, a mis creadores, a mis verdugos! La humanidad. Aun así, ¿Por qué seguía tras de ellos con cuidado de no molestarlos? No podía odiarlos y de manera inevitable me sentía en deuda por tener vida.

—¡Lárgate no te queremos ver nunca más, maldito demonio!

¿Por qué? No comprendo ¿Qué hice mal, he hecho algo malo, en qué fallé? Incluso cuando nunca hice algo que ninguno de ellos no había deseado con anterioridad, incluso cuando fui un fiel esclavo... Ellos... Ellos me alejaron, me dieron de existencia algo maldito y repudiable. ¿Qué hice mal? Pensé que eso era lo que deseaban, jamás comprendí porque el hombre se hacía el santo tras crear una masacre.

Yo jamás los juzgaría por sus malas acciones, suficiente tienen con sus propias consciencias.

Mi querida Alice me definió como un conejo, siendo una sombra negra sin forma como tal, con cuencas rojas simulando ojos que se hundían en un mar de sangre y desesperación; orejas largas y redondeadas que no daban más que una apariencia, puesto que no aumentaban mis capacidades de audición; el cuerpo en una bola con patas traseras largas y patas cortas de frente; Para ella era un conejo hecho de sombras.

Puesto que fui creado por la locura, también obtuve parte de ella. Mi mente no procesa nada de lo que llaman realidad, mi cabeza duele a horrores y soy incapaz de diferenciar los colores, sabores u olores.

Tras ser abandonado por mis creadores y al no recibir llamados por parte de ellos ejercí el libre albedrío del que fui dotado, creé un hermoso mundo alterado, un lugar donde recibía compañía continua; algunos se quedaban para siempre y otros morían a las horas.

Siempre envidié el cuerpo humano, débil y adaptable, deseaba con tanto fervor aquello que sin darme cuenta trataba de poseer los cuerpos de los ignorantes. Un mundo tan maravilloso no debe ser otra cosa que producto de la locura.

Asesinatos [Bloody Painter] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora