RETO NÚMERO CINCO (Ragoney)

Capítulo 3 - Porros y trompetas

Qué coño acaba de hacer? Raoul ha aceptado quedarse una hora más después de las clases para aprender a hacer algo que ni siquiera le interesa. Pero él está flipando casi tanto como el resto de la clase.

- Eres consciente de que vas a pasar dos horas semanales a solas con Agoney y con Rafa por voluntad propia, verdad? -le pregunta aún impactado su mejor amigo mientras vuelven a casa

- Sí, lo sé -le responde mucho más borde de lo que pretendía Raoul

- Desde cuándo te interesa cantar?

- Yo que sé, Alfred, he pensado que igual estaba bien aprender -se defiende el rubio

- Ya, claro... y no tiene nada que ver con Agoney? -pregunta el moreno

- Pues claro que no, por qué iba a querer yo nada de ese?

- No sé, últimamente estáis muy pendientes el uno del otro

Y es verdad, Raoul ya llevaba un tiempo pensándolo. Nunca se habían llevado bien, pero desde finales del curso pasado la lucha se ha ido intensificando llegando al punto en el que están ahora y cada vez forman más parte de la vida del otro, aunque sea con insultos y gritos.

- Lo digo por lo que tu y yo sabemos... -levanta una ceja Alfred- no crees que igual...

- Ni de coña -sentencia Raoul

- No sería tan raro -defiende el más alto- Agoney es un tío guapo y a ti te van más los tíos que a...

- Quieres hacer el favor de bajar la voz! -le cubre la boca el rubio- estoy con Aitana y punto

- Ya, y yo estudio matemáticas pero eso no significa que me gusten -ríe Alfred

- No me compares...

- Venga, me vas a decir que estás loquito por Aitana -le pica el moreno

- La quiero mucho -afirma el rubio

- La quieres tanto como Roi, porque es como tu hermana -argumenta Alfred- pero no te pone absolutamente nada por mucho que lo intentes

- Podemos cambiar de tema?

- Vale, bien pensado -cede el moreno- hablemos de Agoney, qué vas a hacer?

- Como que qué voy a hacer?

- Que vas a hacer con esa atracción que sientes hacia él y que te empeñas en negar? -pregunta su amigo

- No siento ninguna atracción -niega Raoul- pero para evitar ningún tipo de ablamdamiento en nuestra enemistad, me he puesto una especie de límite en cuanto a mi forma de comportarme con él

- Un límite? Algo así como un reto personal? -pregunta curioso Alfred

- Sí, exacto -sonríe el rubio- como un reto

- Y en qué consiste?

- No te lo digo que se gafa -se limita a decir Raoul

Los chicos siguen su camino, cuando Raoul empieza a fumar.

- Ya estás otra vez metiéndote esa mierda? -se queja Alfred

- No es tan malo...

- Raoul, tío, sé que estás pasando por un momento complicado y esto -dice señalando el porro- te hace evadirte de todo, pero te lo dije cuando empezaste y te lo digo ahora, no te hace ningún bien

- Está mezclada con tabaco -le intenta tranquilizar el rubio

- Lo dices como si el tabaco no fuera nocivo también -se queja el moreno

- Mira, Alfred, te quiero mucho pero eres muy pesado -afirma Raoul

Ambos continúan andando hasta llegar a casa de Alfred.

- Me puedo quedar un rato en tu casa? -pregunta el rubio- es que mi hermano está en la mía y él no sabe que... bueno, ya sabes...

- Pasa -resopla Alfred abriendo la puerta- pero Álvaro no es idiota, Raoul, por mucho tiempo que pases en mi casa y mucha colonia que te eches va a acabar enterándose

- Bueno, pero ese es mi problema -dice el más bajito adentrándose en la casa

- Tus problemas son los míos, rubio, y lo sabes

Alfred entra después de Raoul y cierra la puerta tras él.

******************

No se lo puede creer, si dieran un premio a la mala suerte, Agoney estaría seguro de que se lo llevaría él. Había conseguido pasar durante todo el curso unas cuantas horas a solas con Rafa y el capullo de Raoul va y se apunta.

- Es que lo odio, de verdad -se queja el canario de vuelta a casa- de todos los putos alumnos que hay en la clase, tenía que ser él

- No mientas, a ti lo que te ha jodido es que ya no vas a estar solo con el de música -ríe Ricky- que he estado por ir a la cafetería a por un par de servilletas

Agoney y Mireya le miran con una expresión de confusión en la cara.

- Para la baba, digo -se explica el mallorquín

- Pues sí, la verdad -admite Agoney sin ningún tapujo- es que está buenísimo

- Y te hacia ojitos, que lo he visto yo -afirma la chica con su marcado acento malagueño y señalándose el ojo

- Qué dices? -se sonroja el canario

- Que sí que sí -insiste la rubia- que en menos de dos días te lo hubieras tirado, que estas cosas las noto

- Pues ya no lo sabremos -se encoge de hombros Ricky- el lobito de turno se ha interpuesto en tus planes... mira, siempre podéis hacer un trío

- Un trío no, pero si Raoul se cree que va a ser tan fácil joderme los planes, va listo -afirma Agoney con una sonrisa ladeada- se me ha ocurrido algo para quedarme con Rafa hasta un poco más tarde

- Y qué es? -pregunta con curiosidad Mireya

- Dijo que además de canto, podía ayudarnos con algún instrumento, no? -pretende confirmar el canario

- Sí -asiente Ricky

- Pues le llevo la trompeta y le digo que me ayude -explica Agoney- acabaremos las clases de canto, el pesado de Raoul se irá a casa y Rafa y yo nos quedaremos solitos

- Eres un genio! -dice boquiabierto el mallorquín- y una vez solitos, le tocas la trompeta -guiña un ojo

- Ricky, por favor -ríe el canario

- Oye, a todo esto, qué perra le ha entrado al rubio contigo? -se extraña la malagueña

- Que es un pesado y no puede verme tranquilo ni un segundo

- Ya, pero de hacerte una putada para que no te salgas con la tuya a tener que tragarse las clases de música por joder, hay un buen paso -razona Ricky

- Yo qué sé, Ricky? Qué más da? -se enerva Agoney- que le den a Raoul, ese rubio de medio metro no va a interponerse en mi camino nunca más y ahora vamos, que mi madre nos está esperando

Y los tres van a casa del canario. Tras comer, el moreno busca su trompeta y la limpia para llevarla mañana a clase sin saber lo equivocado que está y como se le van a acabar torciendo los planes.