Capítulo 23 - Paz

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- Qué ha pasado? Dónde estoy? Qué haces tú aquí?

- Buenos días, Raoul, me alegro de verte -responde irónicamente el canario

- Respóndeme -pide Raoul sonando mucho más borde de lo pretendido

- Te diste una hostia en la cabeza y te desmayaste porque ibas tan colocado que no sabías ni donde estabas -suelta sin tapujos el moreno

- Ah, bien -afirma Raoul como si nada

- Tío, en serio? Puedo aguantar que sigas cabreado conmigo y no quieras verme ni en pintura, pero no voy a tolerar que juegues con tu salud de esta forma

- Y a ti qué más te da si soy el otro? -le pregunta Raoul

- Hostiaputa, Raoul -se queja Agoney- casi me da un puto infarto cuando te vi ahí tirado lleno de sangre como para que me vengas con estas gilipolleces ahora

- Me encontraste tú? -pregunta preocupado el rubio

Agoney se limita a asentir y Raoul no puede sentirse peor consigo mismo.

- Joder, lo siento -se disculpa Raoul siendo incapaz de mirarle a la cara

Pero contra todo pronóstico, Agoney empieza a reírse. Y es entonces cuando Raoul se da cuenta de cuánto ha echado de menos ese sonido.

- Es increíble, lobito -ríe el chico

- Qué? Por qué?

- Eres tú el que tiene la cabeza cosida y vas y pides disculpas -sigue riendo Agoney- soy yo el que debe disculparse, lobito, te traté fatal después de que tú fueras tan bueno conmigo, no te merecías lo que te hice

- Vale, ya está, ni te rayes -acepta las disculpas el rubio

- No, Raoul, sí que me rayo porque...

- Ago, que va en serio, que ya está todo olvidado -sonríe Raoul

El diminutivo de su nombre salido de los labios del catalán le suena a gloria.

- Ago? -sonríe el canario

- Ago -le corresponde Raoul

- Hombre, pero mira quien está consciente al fin -aparece Álvaro en la sala

- Qué te han dicho que tengo? -vuelve a ponerse serio el rubio

Agoney observa la conversación de los dos hermanos como si de un partido de tenis se tratase.

- Cuatro puntos en la cabeza y una adicción que te echa pa atrás -se limita a responder el mayor

- No me comas la oreja, Álvaro

- Yo... creo que debería irme, esto es privado -interrumpe el canario

- Muchas gracias, Agoney -sonríe el mayor de los Vázquez- nos vemos

- Hasta mañana -se despide Raoul

Agoney se despide de ambos y sale de la habitación dejándolos al fin solos.

- Tete, hay que frenar esto -intenta negociar con él su hermano- sé que es una mierda que mamá y papá se hayan ido y que no tengamos casi pasta y que Agoney no se dé cuenta de lo mucho que vales... pero evadirte del mundo de esta forma no es para nada una solución

- Agoney no me...

- Da igual, tete, di lo que quieras pero nada justifica lo que has hecho -lo corta Álvaro- yo solo quiero que estés bien, Raoul, prometeme que vas a dejarlo por favor, por mí, por ti y por ellos

- Lo prometo -afirma Raoul- solo por ellos, Álvaro, lo haré por ellos

- Me vale -afirma el mayor mucho más dolido de lo que pretende mostrar- vámonos a casa, anda

RETO NÚMERO CINCO (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora