RETO NÚMERO CINCO (Ragoney)

Capítulo 25 - Libre

Agoney, a duras penas y tambaleándose por el escenario, consigue poner la instrumental de la canción que pretende interpretar.

"Quién no ha querido a una diosa licántropa
En el ardor de una noche romantica
Mis aullidos son el llamado
Yo quiero un lobo domesticado"

Raoul nota los ojos de Agoney, y los de media sala, clavados en él. Nota el calor resguardandose en sus mejillas, por lo que supone que debe estar más rojo que un tomate. Agoney baja del escenario y empieza a pasearse por toda la sala bailando con todo el que pille con el objetivo de llegar hasta Raoul.

"Por fin he encontrado un remedio infalible que borre del todo la culpa
No pienso quedarme a tu lado mirando la tele y oyendo disculpas
la vida me ha dado un hambre voráz y tu apenas me das caramelos
Me voy con mis piernas y mi juventúd por ahí aunque te maten los celos"

El rubio empieza a reír. Ni siquiera se lo toma a malas, en fin, Agoney simplemente está cantando una canción haciendo el tonto. Pero entonces llega el estribillo y cae en cuenta de lo que realmente dice la canción.

"Una loba en el armario
Tiene ganas de salir
Deja que se coma el barrio
Antes de irte a dormir"

Ahora sí, seguro que está rojisimo. Agoney lo acaba de sacar del armario a patadas. De todos modos, casi ni le da importancia. Al fin y al cabo él lleva años sabiendo cómo es, se acepta y se quiere. Simplemente le daba vergüenza que por no ser lo que la sociedad esperaba de él, tuviera que decirle a todo el mundo sus preferencias sexuales. Eso sí, todas las miradas de sorpresa que está recibiendo no le hacen ninguna gracia.

- Hacedme una foto que os durará más -rompe el silencio el rubio

Nada más pronunciar estas palabras, casi todos los ojos clavados en él cambian de objetivo.

- Vaya vaya, Raoulillo... -se acerca por detrás el mallorquín sobresaltando al nombrado- quién lo diría? Oye pues si...

- Ni se te ocurra preguntar, Ricky -ríe Raoul- no me interesas

- Bueno, había que intentarlo -se encoge de hombros el de ojos azules riendo también

- Voy a buscar a Ago que ya va bastante mal y supongo que nos iremos a casa -se excusa Raoul

- Espera, rubio -lo frena Ricky

- Qué? -le atiende el menor

- A partir de ahora verás que divertido es estar fuera del armario -le guiña el ojo el mayor- me alegro mucho por ti

- Gracias, Ricky -le dedica una tímida sonrisa a modo de agradecimiento antes de ir a buscar, ahora sí, al canario

Tras casi media hora buscándolo, lo encuentra peleándose con la nevera por abrirla.

- Es hacia fuera, tonto del culo -ríe Raoul

- Ya lo sabía, te estaba poniendo a prueba -dice casi sin vocalizar el moreno

- Claaaro... -el rubio se sienta en la encimera y observa divertido a su acompañante- no se supone que ibas a cuidarme?

- Y lo hago, mira toma -le da una zanahoria que saca de la nevera- para que comas sano

Raoul no aguanta más y estalla entre carcajadas por la ocurrencia del canario. Vuelve a guardar la zanahoria en el frigorífico y se gira hacia Agoney.

- Vamos a casa? -le pregunta

- Pero si es muy pronto aún -se queja el moreno haciendo un puchero

- Vas fatal, Ago, y no es tan pronto -rebate Raoul

- Tú lo que quieres es quedarte conmigo a solas cuando estoy indefenso y borracho -bromea el mayor levantando las cejas

- Vaya, hombre, me has pillado -le sigue el rollo Raoul

- Y parecía tonto el rubio -ríe Agoney- anda, vamos a casa

Tras despedirse de sus amigos, los dos chicos vuelven por donde han venido para regresar a casa de los Vázquez. El camino se les hace eterno, pues el cansancio y que Raoul tenga que llevar prácticamente a cuestas a Agoney durante todo el recorrido, no ayuda.

- El yonki y el borracho, podríamos hacer una serie -bromea Raoul

- Ni tú vas drogado ni yo un borracho -le contradice el canario

- Te compro solo el 50% de esa frase -ríe Raoul

- Uy, qué no -se indigna Agoney- te llevo yo a ti

- Mejor no, que no puedes ni mantenerte a ti mismo

- Es que eres un bocas, ven y verás -le reta Agoney- súbete a mi espalda, te llevo

- Ago, que no mantienes el equilibrio, nos vamos a ir de morros -intenta razonar con él Raoul

- Qué poca fe...

Raoul ríe y hace lo que su amigo le pide, así pues, de un salto se sube a las espaldas del contrario. El moreno avanza un par de calles con el rubio a cuestas, pero como era previsible, en un momento dado Agoney pierde el equilibrio y ambos caen al suelo entre risas. Debido a sus posiciones, Raoul queda encima de Agoney después de la caída.

- Te lo dije, casi te partes los dientes -ríe el menor

- Cisi ti pirtis lis diintis -le hace burla el mayor

- Pero no te piques, imbécil -ríe a carcajada limpia el rubio

Y Agoney no puede aguantar unos segundos más sin probar esos labios, así que simplemente lo hace. Se inclina levemente para poder juntar su boca con la del rubio. Raoul recibe el beso inesperadamente, pero no le cuesta nada corresponderlo. Pero antes de perder la cordura que le queda, Raoul decide separarse.

- Joder, vamos que así no llegaremos nunca a casa -se levanta rápidamente del suelo y le tiende la mano a Agoney para ayudarle a levantarse

- Si llego así a casa mis padres me matan -confiesa entrecerrando los ojos Agoney

- A ver... si quieres puedes quedarte a dormir en mi casa -sugiere Raoul- no creo que a mi hermano le importe

- En serio?

- Claro

- Muchas gracias, lobito, eres el mejor, te quiero -le da un sonoro beso en la mejilla

- Yo también te quiero, alcohólico -ríe Raoul

Y así, sin hacer ruido y mano a mano, llegan los dos chicos a casa del rubio y se cuelan hasta llegar a la habitación del mismo. Esa noche Raoul durmió acompañado y, lo más importante, libre.