Capítulo 3

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Es difícil aburrirse en este lugar. Con el tiempo me di cuenta de que siempre está pasando algo, sólo debemos agudizar los sentidos para descubrir qué es. Eso cuando no es evidente, a pesar de ser subjetivo, algunos captan más rápido.
Hace mucho descubrí que a tres cuadras de acá hay una pileta pública, en aquel momento era invierno pero aunque hiciese un calor infernal tampoco me hubiese emocionado mucho. No me gusta el agua, prefiero la seguridad de la tierra. A parte con los litros que se usan para abastecer el lugar se podrá saciar la sed de varios miles de seres humanos, pero no voy a hacer un desplante al respecto.
Durante el verano la encontré a ella, le decía "la gordita" porque no sabía su nombre, la verdad es que sólo tenía un par de kilos demás pero oí a unos chicos llamarla así y me quedó para identificarla, morocha hay millones, bajitas también y sin embargo para mí era la única en su tipo.
La veía pasar desde mi ventana, con el bolsito playero al hombro y el cabello trenzado que le sobresalía de la gorra. Parecía muy feliz, creo que le gustaba nadar, solía volver con los pómulos rojos de estar tanto al sol y tenía la piel blanquecina por los restos de sal o cloro.
El día que escuché su apodo no sonrió, supongo que le dolió la forma burlona en la que el rubio lo dijo; te cuento un secreto: él sólo estaba celoso porque es uno más del montón, no se merece un apodo tan lindo como el de la gordita. Toda la semana fue igual. Y el mes.
Por quince días no la vi. Cuando volvió estaba distinta, se había cortado las trenzas y se le notaban un poco más los huesos de la clavícula. Al tiempo me di cuenta de que la alegría no le llegaba a los ojos y de que sus cachetes no estaban tan colorados.
Poco antes de que llegase el otoño, la gordita desapareció. Se consumió a sí misma.
En el diario leí una carta, hablaba de una chica a la que insultaban por su físico, se atragantó de angustia y no volvió a comer. En el relato sé despedía de todo, desde lo más chiquito a los más grande y pedía perdón por no poder ser más fuerte.
Ella no tuvo la culpa y vos tampoco, gordita.
En el fondo siempre te llamé bonita, pero en esta luz todos lo son. Aún sos especial. Es que la belleza es como los momentos, algunos la ven antes.
Espero nos encontremos en la otra luz, para que me enseñes a amar el agua y yo te enseñe a amarte.

Desde mi luz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora