soy bien mala para los titulos

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"Querido hijo:
No me has escrito en todo el curso, no se nada de ti desde Navidad, por favor, escríbeme pronto.
Con amor
Tu padre: Draco Malfoy"
-Lo siento papá, ahora no tengo tiempo.-Susurró mientras hacía una bola de papel con la carta.
Subió de las mazmorras hasta la torre de Ravenclaw y llamó a la puerta, abrió una chica de pelo castaño que lo miró paralizada.
-Ehh, ¿Puedo pasar?
La chica se apartó de la puerta y él se sentó en el sofá, cojió un libro de pociones que había en la mesa. "Luis Marcen"
-Nombre de muggle.-Pensó.
Estuvo sentado mirando la chimenea hasta que Abril apareció por la puerta de la chicas y diferenció rápidamente su cabellera rubia.
-¿Qué haces aquí?-Dijo sin moverse del marco de la puerta.
Él se giró y la sonrió.
-Pensé que nunca saldrias de allí.
-Todavía no me has respondido a la pregunta.
Él slytherin le hizo un gesto para que se sentará, pero permaneció pegada a la entrada del dormitorio de las chicas.
-Esta bien, me acercaré yo.- Se levantó y se acercó a la chica que no le quitaba el ojo de encima.
-Abril, perdóname.-Dijo agachando la cabeza.
-¿Crees que es tan fácil?Si lo piensas, no, no lo es.
-Solo dame una oportunidad, si después piensas que soy un desalmado, te dejare en paz, pero solo dame una oportunidad.
-Esta bien...
El Slytherin la abrazó y todos los que estaban en la habitación empezaron a aplaudir.
-Sois bien idiotas ¡EH!-Dijo la Ravenclaw riendo.
-Me alegro tanto de que me hallas perdonado.-Dijo acercándose a ella.
-¡EH! No he dicho que quiera volver a ser tu novia.-Dijo apartandole el brazo.
Después de unos minutos Scorpius se fue y Abril se quedó tirada en el sofá.
-Creo que me arrepentiré de esto.-Dijo a Lucía que estaba leyendo en el sillón más cercano a la chimenea.
-Sinceramente, él a sufrido sin tí.-Dijo sin quitar la vista del libro.
A las horas todos que estaban en Ravenclaw bajaron a cenar. Al llegar a al gran comedor, Abril, miró hacia la mesa de Slytherin, estaba Scorpius sonriendola amablemente.
-Abril, ¿Me estás escuchando?-Dijo Juan ya sentado en la mesa.

La vida de Abril Banks IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora