Cómplices ⚪ Demenflug

«Capitulo 13»

Ese día Demencia destruyó un Hat-bot con un barril tan fuera Donkey Kong, ya que con sus manos no podía hacer mucho.

Sus dolores no habían cesado y Black Hat no les dirigía la palabra a ninguno de sus dos subordinados a menos que fuera necesario.

Las cosas en la casa estaban mas tensas que nunca.

Flug había estado muy ocupado y también preocupado por que su querida y necia novia seguía mal.

5.0.5 por mucho asco que provocará en Black Hat, este era ahora como un tipo de mensajero y asistente a la vez.

-¡Bolsita! -lo llamó Demencia entrando al laboratorio. - ¡Tengo una misión! -exclamo pero, no tenia respuesta de parte del científico. -

La chica miró por todos lados ya algo nerviosa, camino mas adentro y siguió llamándolo y el resultado era el mismo.

Salió del laboratorio y fue a buscarlo hasta que lo encontró en el techo, estaba callado viendo al cielo anaranjado rojizo en donde el sol se escondía.

Trato de no hacer ruido y se acerco a el.

-Hola, nerd. -lo saludo y se sentó a su lado poniendo su cabeza en su hombro. -

-Hola, Dem. -la saludo y puso su mano en la cintura de la chica para acercarla mas a él. - ¿Que has venido a hacer?

-Tengo una misión en la noche, -respondió sin ponerle importancia, ahorita quería estar con el y ver como el sol se ponía frente a ellos. - y ya sabes, necesitaba armas.

-¿Black Hat te dirigió la palabra? -preguntó, en esos días no les había hablado y solo les daba órdenes a través de 5.0.5. -

-Nope, me mando las tarjetas de los que debo eliminar con 5.0.5. -respondió ella sin despegar su vista del paisaje. -

-¿Que le dijiste que se puso así? -preguntó curioso, desde la discusión que había tenido Demencia con Black Hat en su oficina las cosas estaban raras en la casa. -

-Solo le dije la verdad. -se encogió de hombros, no quería hablar de eso. -

En esos momentos el Demonio estaba en su oficina, con una expresión seria y molesta dibujada en su rostro oscuro.

Algo que es normal en él pero, esta vez no era la misma seriedad normal de siempre.

Había pensado en lo que le había gritado su subordinada.

A parte de que le sorprendía el hecho de que lo que había dicho es algo cuerdo y que nunca nadie se atrevería en decirle, lo dejaba con la duda de si todos los demás en el negocio pensaban eso.

Respeto y temor.

Por primera vez pensaba que alguien que no fuera él tenia razón.

Estaba sentado en su sillón frente al ventanal, el ocaso estaba en su mayor esplendor.

Tomo un habano y lo encendió, claro que le gustaba la idea de aterrorizar a todos pero, con sus empleados deseaba que también lo admirarán.

Desde que esos dos se juntaron, nadie en la casa lo admiraba de la misma manera en que Demencia lo hacia y Flug le obedecía pero, sus nervios se habían calmado haciendo que su característico nerviosismo que tenía cerca de él estuviera inexistente.

Solo 5.0.5 le tenía miedo.

Pero, eso no le reconfortaba.

Todavía se preguntaba que carajos había hecho para merecer eso en su gran e inmortal vida.

Le daba ganas de estrangular a sus dos subordinados y obligarlos a que todo fuera como antes y por eso también decidió dejar de hablarles o verlos a menos que fuera necesario por que sabía muy bien que si los miraba o siquiera trataba con ellos iba a querer matarlos y conociéndose bien tal vez los mataría.

Luego buscar empleados tan fieles a él iba a ser muy pero, muy difícil.

Por muy necios e incompetentes que fueran, mal que bien le eran útiles.

Hoy le dio una misión a su asesina a sueldo, lo que significa que luego por la noche la miraría, quisiera o no.

-No sabia que un bebé podía hacer que alguien cambiará tanto. -comentó disgustado. -

Había pensado si  realmente debió haber provocado el aborto espontáneo de su subordinada.

Pero solo pensar en la idea de que iba a haber un bebé ahí le molestaba.

Y peor su era uno berrinchudo.

Lo único que le podía llegar a ser de beneficio era que podía hacer que ese bebé fuera muy malvado y que al crecer con él pudiera ser su empleado.

Pero, de ahí no se le ocurría nada más.

-Puto amor condenado arruinándolo todo. -maldijo y se levantó de su sillón. -

-Demencia, ya deberíamos de entrar. -le susurro el científico a la chica que lo abrazaba cariñosamente. -

-Aun no. -respondió ella y comenzó a llenarlo de besos en el cuello, ya que e no quería quitarse la bolsa. - Quiero pasar contigo. -añadió y se puso frente a él de rodillas con intención de sentarse y abrazarlo con sus piernas. -

-Debes de hacer tu misión, -le dijo serio. - y aparte ya esta casi completamente oscuro. -agregó mientras apartaba un poco su flequillo para verla mejor. -

-Solo un rato más, -insistió. -quiero que por un momento solo seamos tu y yo, baboso cuatro ojos.  -lo último lo dijo con su característica voz feliz a pesar de que se sentía del asco. -

-Solo un rato más. -la abrazo y levanto un poco su bolsa para besarla. -

Sabía bien que ella hacía esto para animarlo, para que se sintiera mejor consigo mismo.

Y resultaba que después de que lo intentaba, sí lo lograba.

Pero, realmente quería que las cosas se hubieran dado de manera distinta.

-Te acompañaré a la misión, ya estoy libre. -le dijo separándose un poco. -

-Promete que no serás una reina del hielo esta vez, -le susurro. - o al menos no lo seas sin mi. -solto una risita necia y lo bes por ultima vez para bajar al laboratorio. -

Ambos bajaron y el paso de Demencia era cansado y lento.

-¿Te sientes bien, Dem? -le preguntó deteniéndose al ver como caminaba. -

-No, mucho, pero, debió ir a cumplir la misión.

El gruñio al escucharla.

-Con mucha mas razón te acompañaré y de paso veré si consigo algo mejor para chequearte. -se acercó a ella y la ayudo un poco a caminar. -

-Si puedes hacer que por este dolor se acabe, te lo agradecería.

Si tan solo pudiera imaginar cual es el causante de este.

Hola chicxs,
He vuelto y les quiero decir que dentro de poco se acerca el final,
Así que dentro de poco al terminar esto escribiré otra historia de este shipp.

Bueno, es todo,
Los quiero y les mando saludos desde Nicaragua🇳🇮 💕