Danny mecía sus caderas entorno al duro eje de Steve, el alfa apretaba sus puños con fuerza para no tocar al omega, llevaban meses en esa dinámica de estira y afloja.
Steve sabía que aquella situación divertía al rubio en gran manera, lo sabía por el hecho de que en un par de horas le llegaría el celo.
La mirada perdida del omega, sus brillantes ojos azules dilatados y sus caninos de fuera era una prueba de lo que el celo hacía en las personas más duras y auto controladas, los aullidos de Matt que estaba encadenado en el fuerte de los Williams se oían a lo lejos, el hermano alfa en busca de proteger al hermano débil omega.
Ja.
Danny tenia de débil, lo que el moreno tenía de santo.
Nada.
Steve empezó a ceder ante la seducción del omega.
Su lobo cada vez más cerca de la superficie, picaba por anclarle los dientes al omega sobre él.
Las sonrisitas tontas de Danny ponían nervioso al moreno.
Pronto las uñas rompieron la piel de las palmas del oji verde, estaba perdiendo la voluntad.
Danny dejó la dulce tortura y por breves segundos Steve pudo ver lucidez en esa cristalina mirada.
— No — gruñó desde el fondo de su ser.
La habitación apestaba a testosterona, feromonas y residuos de fluidos corporales.
— Vete —rugió a Daniel — vete ahora — el alfa luchaba contra sus instintos, su celo tomando su ser racional.
— No — el omega de pie se quitó la enorme camisa que cubría su desnudo y febril cuerpo.
— Vete. Ahora. Omega. — ordenó con su voz alfa, el rubio estuvo tentado a obedecer aquella orden, pero su rebeldía se lo impidió.
— Déjame satisfacerte alfa— ronroneó el rubio omega a cada paso lento con el que se acercaba a su macho.
El rubio caminó mostrando toda su desnudez, hasta donde estaba sentado el alfa, luchando por mantener el poco control que le quedaba.
El menor cayó de rodillas y tomó el eje duro del moreno en su boca, lamiéndolo de forma lenta, degustando el satinado sabor, el líquido pre seminal escurría de la hendidura.
Steve sólo podía ver como su pene desaparecía en aquella pequeña y rosada boca, su mente nublándose por el creciente placer, gimió sin vergüenza cuando Danny tomó sus pelotas en su boca, mientras hacia un rítmico up and down en su falo, la base de su nudo apenas era una protuberancia.
Danny producía sonidos de placer al tener el saco escrotal del alfa en su boca, abandonó los testículos y volvió a lamer el miembro del alfa con avidez, de sus comisuras escurría saliva mezclada con pre semen.
El aroma en la habitación era casi insoportable, las respiraciones pesadas era lo único que se escuchaban, ambos, perdieron el último vestigio de humanidad, dando paso a su lado animal, a sus instintos.
Steve el alfa se incorporó y tomó a Daniel el omega de las manos, el mayor los guió al balcón de la ventana, donde los pálidos rayos de luz de luna, bañaban sus cuerpos desnudos, el alfa tomó al omega de la barbilla y lo besó, mordiendo su labio inferior antes de cubrir el cuello del rubio de besos.
Danny se aferró a los azabaches cabellos de Steve, disfrutando de aquellos besos húmedos en su cuello y en la unión de este con la clavícula, donde en algún momento iría su marca.
Steve de un momento a otro, lo cogió del trasero y Danny enredó sus piernas en la fuerte cadera del moreno, moliendo sus erecciones directamente, los gemidos que escapaban del omega, alimentaban la libido del alfa, el gritillo de satisfacción del rubio cuando el mayor tomó uno de sus pezones en su boca fue de todo menos varonil.
El culo del omega lubricaba a mares, en espera de ser llenado por el mayor. Una de las manos del alfa abandonó su agarre en la cintura del muchacho para jugar con aquel anillo de músculos, primero un dedo entró en el resbaladizo agujero, el picor y escozor de la invasión mandó a Danny a un tórrido cúmulo de sensaciones que jamás había experimentado.
No era suficiente para ninguno de los dos, otro dedo le siguió a ese y otro más, hasta que el alfa estuvo seguro que podía joderlo con algo más grande.
Llevó a Danny hasta la cama, depositándolo lo más suave que pudo, el cuerpo del rubio rebotó en la cama, misma que se hundió por el peso del alfa al colocarse sobre el omega.
Carmesí y ámbar se miraron a los ojos, reconociéndose como posible pareja, midiéndose si eran compatibles para aparearse.
Eran mucho más que eso.
Eran la pieza faltante del otro.
La razón en la locura.
La locura en la razón.
Eran la blancura en su negrura.
La pieza faltante del puzzle.
Eran el omega y el alfa.
Eran Daniel y Steven
Steven y Daniel.
El todo de un nada, y la nada de un todo.
Y así mirándose a los ojos, el alfa marcó el alma del omega, reclamándolo como suyo.
Y el alma a la mitad del omega se hizo una con la del alfa.

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MARCAS
FanfictionLa Marca de un Amigo... ... La Marca de un Alfa... ... La Marca de una Familia ... Steve aprendera que ser un omega no implica solo parir hijos Danny entendera que ser omega es tener al mundo a sus pies, sobre todo si se mantiene lejos de alfas po...