LA MARCA DE UN AMIGO III

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Matt tomó posición defensiva a la espera del golpe.

Danny miró a su adversario a los ojos y lanzó el primer puñetazo.

Golpes y patadas al aire.

Alfa y omega se concentraron en su entrenamiento.

Desde que Danny llegó a casa oliendo a Steve, cuando este sólo tenía cinco años, el hermano mayor posesivo dentro de él despertó, ni que decir de su lobo alfa, después de todo, él era el alfa de su pequeña manada, él era alfa, Stella era beta, Bridget era alfa, y el bebé de la familia había nacido omega.

Por eso ahora se encontraban en el gimnasio practicando kick boxing.

El sudor cubría ambos cuerpos.

Danny respiraba con dificultad, pero valió la pena, había tirado al piso a su hermano.

Stella sonó el silbato y Bridget llevó las botellas de agua.

— Muy bien chicos— dijo la rubia beta, volteando hacía a su hermano pequeño — haz mejorado Daniel.

— Gracias —dijo el omega que tragó el agua como si no hubiera un mañana.

Fueron a las regaderas y se fueran a casa media hora después.

***

Steve se estaba cansando, llevaba horas llamando a Danny, este no le contestaba, se iba a rendir cuando una llamada entrante del omega hizo vibrar su móvil.

***

Danny sonrió al cortar la llamada.

Eran las tres de la tarde, Steve vendría a sus clases de regularización.

Perfecto.

— Mamá, el chico este McGarrett vendrá a asesorías, nos podrías preparar bocadillos — Clara Williams sonrió, a pesar de la idea preconcebida de que los omegas eran criaturas hogareñas, la verdad sea dicha, Danny era todo menos un omega convencional, no cocinaba, no hacia los quehaceres, era como él mismo decía, un omega liberado.

— Claro cariño, se los llevaré a tu habitación— el omega salió de la cocina con una diabólica y macabra sonrisa.

Si ese alfa creía que por ser omega era indefenso, le enseñaría un par de cosas.

Danny subió a su habitación, se puso unos pantalones cortos arriba de las rodillas, una camiseta que hacia marcar su definido y delgado cuerpo.

El timbre sonó y la omega madre del rubio dejo entrar a la futura víctima de su hijo.

— Adelante, Stevie — el alfa se sonrojó, la única que le decía así era su querida maestra de preescolar, Clara Williams.

— Gracias, señora Williams —la omega tomó la chaqueta de Steve y la acomodó en el perchero.

Danny se miró en el espejo y se relamió los labios.

La puerta se abrió y Steve se quedó quieto al ver las minúsculas prendas que cubrían el cuerpo del omega, pasó saliva y sacudió la cabeza, si quería graduarse tenía que mantener su mente enfocada en los estudios, no en la torneadas piernas del omega.

— Mmm— carraspeó— em... empecemos— dijo el alfa.

— Si, espera voy por los apuntes.

Las siguientes dos horas fueron de estrés, Steve no sabía si escuchar como despejar x o ver los marcados pezones de su omega tutor.

Danny podía casi tocar la excitación del alfa.

La tensión sexual era fuerte y sus feromonas se mezclaban con las del alfa.

— Deberíamos parar — dijo Steve— no podré resistir si sigues así, deberías... — no pudo continuar porque Danny se subió a su regazo.

— ¿Decías? — el omega lamió la vena tensa del cuello del moreno.

— Yo... yo... — Danny cayó sobre la mesilla, haciendo volar las notas de estudio.

Steve puso sus ojos rojos, el alfa en él quería salir y enseñarle al omega cuál era su sitio.

El omega de Danny peleó contra la parte racional del rubio, quería someterse, pero, no.

El beso sutil cambió cuando el omega metió su lengua en la cavidad bucal del alfa. Steve gruñó y apretó a Danny, ambos se sobaron hasta que el orgasmo les llegó.

Después de ese pequeño incidente, Steve dejó las clases de regularización.

***

Danny estaba platicando con Stan un compañero de clases, alfa por si se preguntaban, Stan tenía a Danny sujeto de la cintura, el omega coqueteó con él, después de todo tenía que saber con qué clase de chico saldría Rachel, su amiga.

Steve apenas ver las manos del alfa en la delicada cintura de Danny lo tacleó y sin miramiento alguno, restregó su olor sobre el omega, el rubio gimió y en un momento de debilidad ofreció su nuca, los caninos de Steve se alargaron y besó, lamió y pellizcó la suave piel del cuello del omega dejando una marca rojiza en la blanca piel.

Cuando Danny salió del estupor, golpeó al alfa, dejándolo sentado en el piso.

Pronto dejarían los juegos previos, porque el celo de Steve estaba cerca y el alfa dentro de él, exigía a Daniel Williams para él.


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