CAPÍTULO 14

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Cap. 14

El frío era muy fuerte esa mañana, el invierno estaba próximo a llegar; Monique se estremeció cuando se fueron acercando a la antigua casa de su niñez; Peter le acarició una mano y ella le devolvió una sonrisa.

Anna Collins ya no vivía en la casa que había sido de Samuel Arms, el padre de Madison y Allison, y quien había sido su esposo durante once años, pero ella le había sido infiel y de su infidelidad, habían nacido sus dos hijos, Dillan y Monique.

En cuanto Monique se fue de la casa, Dillan convenció a su madre que se fuera a vivir con Tom Bronson y que le dejara la casa para el poder recibir a sus amigos allí; Ana no tuvo reparos en hacer eso y Tom la recibió sin problemas; después de todo, nunca habían dejado su relación y tenían dos hijos como prueba de que se querían lo suficiente.

Dillan se había acostumbrado a conseguir todo sin mucho esfuerzo, por esta razón, no lo pensó mucho para involucrarse con todo tipo de individuos del bajo mundo, e incluso, en la casa que ahora sentía como suya, tenía un laboratorio de metanfetaminas.

Ese día, varios de sus amigos estaban en casa, ya que en algunas ocasiones se quedaban allí, cuando les daba muy tarde en medio de sus fiestas.

Peter detuvo el auto frente a la casa que le indicara Monique, pero cuando fue a bajar, ella le detuvo

-¡espera Peter! Quiero entrar sola, si veo que se puede, te haré pasar, de otra manera, regreso contigo – Peter no estaba muy convencido de eso, pero decidió hacer lo que ella pedía

Monique bajó del auto y caminó a paso lento hacia la casa, ella conservaba una llave de años atrás, estaba dispuesta a usarla si no habían cambiado las guardas; quería darle una sorpresa a su mamá y a su hermano.

Mientras abría la puerta, su mente viajó seis años atrás, cuando Madison fue a verlos después de varios años de ausencia, a causa de su madre; ella quería a su madre, pero también a su hermana mayor, a pesar de haberse enterado hacía poco tiempo, que realmente no tenían parentesco alguno.

Anna, en su afán de hacerle rechazar a Madison, cuando ella insistía en ir a verla a la ciudad, le confesó que ni ella, ni su hermano Dillan, eran realmente hermanos de Mad; por supuesto, Monique se negó a aceptarlo, pero cuando días después se apareció Madison, acusando a su madre de haberle sido infiel a su padre Samuel, tuvo que admitir, que todo era cierto.

A pesar de todo, tanto ella como Madison, se siguieron tratando como hermanas, y luego cuando Dillan la atacó, Monique decidió correr con Madison y desde esa vez, hasta ahora regresaba a casa.

Metió la llave en la cerradura y le dio vuelta, comprobando así, que no habían cambiado las guardas; entró llena de expectativa, pero no encontró a nadie en la sala; segundos después de estar allí, el fuerte olor a humo y químicos, empezó a molestarle y a producirle un mal presentimiento.

Preocupada al n encontrar a nadie, fue a la planta alta y echó un vistazo por las habitaciones; todo era un completo desorden; botellas de licor vacías, cajas de cigarrillos, paquetes de condones, ropa tirada por todas partes, era todo lo que había, además de las camas desechas.

Regresó a la planta principal y escuchó algo de ruido proveniente del sótano; bajó con mucho cuidado y en cuanto supo lo que sucedía, un gritó de sombro escapó de su garganta, alertando a los tres sujetos que elaboraban la droga en ese momento.

- ¡oh mi Dios! – en cuanto la vieron los muchachos, corrieron por sus armas y la joven asustada retrocedió, pensando en escapar de allí, pero solo llegó a la sala, alguien la tomó de las piernas, haciéndola caer hacia adelante - ¡ay!

NO SE LE MIENTE AL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora