NO SE LE MIENTE AL AMOR

CAPÍTULO 16

Cap. 16

Por la noche, bien abrigados, se desplazaron hacia el bosquecillo, dónde los hombres horas antes habían hecho un reconocimiento y habían acomodado algunos troncos en el centro de un claro y algunos más largos alrededor para recostarse o sentarse en ellos.

Se sentaron alrededor del fuego, cada pareja junta; algunas mujeres descansaban recargadas contra sus esposos.

-puedes empezar, ya que fue tu idea – atacó Loren dirigiéndose a June

- como si no hubieses mostrado tu total acuerdo con mi idea – contraatacó ella – es algo que algunas veces dejamos para después contar. Dinos tú Valery ¿quién dio el primer paso en tu relación con Steve?

- ¿Por qué yo? – pero sonrió – algunos ya lo saben. Podría decirse que el primer paso fue realmente un salto definitivo; lo di yo, ayudada por mi padre; le hice creer a mi esposo que me iba a convertir en dama de compañía para hombres como él

- ¿es en serio? – Monique interrumpió perpleja

- lo es – el que respondió fue Steve – yo me creí toda la historia, puesto que Gustav era mi... mi proveedor – todos notaron que Steve se sintió algo intimidado y Doug intervino

- todos tenemos un pasado que no nos deja muy orgullosos Steve

- así es; lo bueno es que a todos aquí, el amor nos cambió de manera definitiva – el aporte lo hizo Paul

- entonces señores Trenton – animó Madison – continúen con su confesión; porque nuestras historias, con todo y lo malo, nuestros hijos las van a conocer

- bueno; mi esposo tenía unas particulares costumbres en cuanto a su manera de obtener placer; solo pagaba las mujeres más refinadas y mi papá ayudaba a algunas mujeres a conseguir buenos clientes por una comisión. Cuando me vi acosada por la enfermedad de Chase. Steve aceptó pagar la ridícula suma de cien mil dólares por una noche, por el hecho de ser con una... virgen – evidentemente Valery se mostró algo incómoda por ser la primera en confesarse ante todo el grupo

- en ese tiempo entre ella y Gustav me convencieron de que ella iniciaría en ese trabajo, pero desde esa noche no la pude sacar de mi cabeza y luego cuando Madison hizo la fiesta dónde presentaba a su equipo de trabajo del departamento de bienestar laboral, la volví a encontrar y me valí de una sucia estrategia para volverla a tener conmigo; después de eso, ya nunca más se fue

- ¡vaya! Esa es una historia sorprendente, interesante y maravillosa – aseguró Jennifer

- es maravillosa; no fue fácil para nada, pero una vez resueltos los principales inconvenientes, pudimos disfrutar a plenitud del amor que nos unía. Pero quiero las confesiones de Madison; vamos a ver señora Scott, responde ¿Quién dio el primer paso entre tú y Spencer?

- yo por supuesto. Trabajaba en la firma como secretaria del jefe de archivo y era acosada sexualmente por cuatro hombres de ese departamento; habían incluso hecho una apuesta por ver cual de ellos lograba coaccionarme primero para llevarme a la cama. John Stuart era el más persistente, al ser mi jefe inmediato, tenía mayor acceso a mi y se valía de su posición para acecharme, tocarme e intentar seducirme – el rostro de Spencer reflejaba lo mucho que le disgustaba, a pesar del tiempo transcurrido, lo que ella había tenido que pasar

- ¡que jauría de coyotes! – saltó Monique indignada también

- me llevaron a tal estado de desesperación, que me vi obligada a tomar una decisión; pensé que si me deshacía de mi virginidad... - las risillas de algunos hombres viendo a Scott, lograron fastidiarlo un poco – es decir, ellos estaban sobre eso; decidí perderla. Una noche muy oscura y fría, después de una amarga jornada laboral, en la que Stuart casi me fuerza a acostarme con él, siendo defendida por otro de ellos mismos; fui al puente de Frankfort Avenue, en Pennypack Creek...