La de cuernos miraba a la de cuencas fijamente.
—... ¿Podrías dejar de mirarme Tori?— dijo la de suéter azul.
—¿Tori?...— dijo la de cuernos.
—Si... Tori...—
—Mira, desde ahora quiero que me digas "Mommy", ¿oiste bebé? — dijo la de cuernos.
—Tantas revistas de esas te pudrieron el cerebro Tori...— dijo la de cuencas.
—Lo digo encerio kitten— dijo algo enojada la de cuernos.
—Idiota... —
La mayor al oír la palabra de la contraria la tomó de la mano y la atrajo a ella.
—¡T-Tori!— dijo la menor tratando de soltarse.
—Te dije que no me dijeras así... — dijo seriamente la mayor —Necesitas un castigo—
La mayor recostó boca abajo a la de cuencas bajando sus pantalones y bragas hasta las rodillas.
—¿¡TORI!?— Dijo la de cuencas tratando de alejarse.
La de cuernos levantó una mano y la dejó caer sobre el pálido trasero de la menor.
—¡Ah!— soltó un gemido de dolor dejando de forcejear.
El trasero de la menor se volvía en un tono entre rosado y rojo, pero la mayor volvió a nalguear a la menor con un poco más de fuerza.
—¡A-Ah!, !T-Tori!— dijo la de cuencas.
—Te dije que me dijeras Mommy, pequeña— dijo la de cuernos.
La volvió a nalguear con un poco más de fuerza, dejando la marca de su mano en el trasero de la menor.
—¡AH!— grito sintiendo un gran dolor en su trasero.
—Dilo bebé... — dijo la mayor.
—M-mommy... Y-ya entendí — dijo la de cuencas.
La de cuernos sentó en sus piernas a la menor —Eso es bebé... Desde hoy harás todo lo que te diga... O recibirás un mayor castigo...— dijo la mayor.
—E-esta bien m-mommy...— dijo tratando de aliviar el dolor en su trasero.