CAPITULO IV

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ANDREA

-¡Andrea!- escuché la voz de Inuyasha entrando a la habitación
-Recordé mucho, Inuyasha- le dije entre dientes, estaba sentada en el suelo con la mirada pérdida, buscando un objetivo
-¿por eso gritaste tan fuerte?- se acerca a mi y toma mis manos que estaban aferradas a mis piernas- tranquila, los Supremos Reyes están abajo, ¿también los recuerdas a ellos?- ahora comenzaba a abrazarme
-Sí, bueno tengo imágenes de ellos y sé quienes son…
-Mis sospechas eran ciertas- levanté mi rostro para mirarlo a los ojos- Sabía que si pasabas una noche aquí la magia haría lo suyo y los recuerdos regresarían, o al menos los pocos años que alcanzaste a vivir aquí.
Comencé aceptando mi realidad, estaba aquí, a millones de distancia de mis amigas, la única familia que tenía, pues en este lugar no tenía a nadie, sin embargo un sentido de pertenencia me decía que tenía que arreglar la situación en este planeta, tal vez era el recuerdo de mi padre lo que me hizo levantarme del suelo, tomar la ropa que Inuyasha me había dado y salir a enfrentar a los Supremos Reyes, a los cuales sólo recordaba por comentarios de la voz de mi Padre.
Mientras caminaba por los largos pasillos sólo podía sentir miedo al no saber la magnitud de lo que venía, sólo sentía los pasos de Inuyasha tras los míos, decidí caminar como si conociera el castillo a la perfección, con pasó firme hasta que...
-Princesa Andrea- su voz era profunda, su estatura era demasiada alta al menos 3 metros, gigantes y con sus ropas blancas y detalles dorados con negro, su cara parecía la de hombres maduros, barbas con canas pero no ancianos, uno totalmente calvo…por suerte el castillo era grande, yo estaba a punto de pisar el primer escalón cuando sentí la mano de Inuyasha en mi espalda, animándome a dar el primer paso.
-Baje, su Alteza…hemos esperado muchos años para finalmente verla a los ojos-escuché la voz de uno más extendiendo su mano para mi…con miedo aún pero firme seguí bajando hasta alcanzarlo, ellos sonrieron.
-Es tan parecida a su padre, nuestro Rey que en la gloria de Dios está- dijo otro tocando su pecho
-Hay que celebrar, por supuesto!- dijo el que parecía más grande.
-Pero supongo primero tenemos que ofrecer nuestras disculpas al joven Inuyasha, él estaba en lo correcto.- dijo el que era calvo y su barba larga
-No fue nada, mis Reyes, sólo hice lo que era el anhelo de nuestro Rey Johnn, el cual siempre tuvo consideración de mi y mi familia- Inuyasha hizo una pequeña reverencia
-Entenderá nuestras razones al no querer enviar a investigar a nuestra gente a ese…planeta…Es la deshonra del universo-el sexto hizo mal gesto al decirlo y no entendía el porqué…
-Suficiente hemos hablado mucho…realmente la princesa no nos conoce, aunque puedo notar que has recordado algunas cosas-el que parecía más anciano de ellos se acercó a mi Y tomó mi cara con su mano- Princesa…deberíamos mostrarle más de su mundo
-Disculpe, mi rey, pero Andrea está lista para entrenar, usted bien sabe que…-Inuyasha fue interrumpido por el mismo anciano
-Joven, ha hecho suficiente. No discutirse ese punto más, la princesa no peleará, tenemos suficiente ejército para acabar con ellos…
-¿Quiénes son ellos?-balbuce
-Los demonios, Alteza, es la razón por la cuál está aquí- me respondió uno de ellos
Reí torpemente, pero noté que ellos no reían así que eso no era un chiste, era muy real, pero no entendía como es que demonios eran un peligro, y que yo tenía que terminar con ellos, pero lo que más no entendía era el porqué no podría pelear.
-Andrea necesita aprender a controlar supuse poderes, si no lo hace volver a perderse, y sabe Dios cuando la volveremos a encontrar en este gasto universo!- Inuyasha se notaba más enojado
- Que aprenda a controlarlos, pero no usarlos, es nuestra última palabra-terminaron de decir y desaparecieron cruzando la puerta, mi extraño amigo estaba furioso, comenzó a golpear la pared
-oye, si no te tranquilizas diré que estas dañando mi casa vendrá la policía por ti y créeme tengo influencias en el gobierno- al parecer mi chiste no le causó ninguna gracia, me tomo de la mano y salimos al jardín de afuera-hey! Con delicadeza! Hombre bestia! No ves que me lástima?- me tiro al suelo
-ooh princesita, te lastimare más que eso-me dio la espalda, estaba que soltaba chispas, literal soltó una chispa de su mano y prendió fuego en cuatro esquinas haciendo un rectángulo- no soy bueno con la magia, mañana conseguiré a alguien que te ayude con eso, pero yo te enseñaré a peleará-intenté interrumpir recordando lo que dijeron los Reyes pero me lanzo una vara algo pesada-necesitas aprender a peleará- me dijo mirándome fijamente a los ojos- él vendrá por ti y por nadie más y te terminará en un chasquido sí no sabes por lo menos defenderte hasta que llegue yo- el también tomo una vara, tenía varias en el suelo.
-oye yo no soy una atleta ni nada de eso, ¿qué te parece si empiezo con algo de cardio?- era la verdad yo no tenía nada de condición física
-No te pregunté, ingenua, deja de lloriquear- me golpeó con la vara en el hombro
-A auchh!! – no me dolió tanto pero estaba sorprendida por el ataque,
-Veamos si puedes recordar esto tambien- me atacó con la vara e instintivamente reaccione con la mía y lo golpe en las piernas , Inuyasha cayó y torció su sonrisa, yo estaba sorprendida de lo que había hecho, el parecía tranquilo, y recordé lo mismo pero conmigo de 10 años

-Te gané!-decía feliz saltando
-Es sólo el primer ataque, princesa no te confíes, aprenderás rápido-se levantó y sentí la misma conversación paralela- si avanza y aprende rápido no volverá a hacer esos viajes espontáneos que la alejan de su padre- sus ojos verdes me transmitían la misma ternura
-Espera qué?
-Dije que si aprendes a controlar tus poderes dejaras de dar saltos en el universo, y no volverás a perder la memoria- me encontraba ahora con un Inuyasha más fastidiado y enojado, de verdad había cambiado mucho, podía sentirlo.

Pasábamos muchas horas entrenando, me ponía a correr, brincar, pelear con las varas, defensa propia, me enseñó artes marciales y no podía creer lo rápido que aprendía, me sentía genial cuando derribaba a Inuyasha y me burlaba de él en el suelo, pero también disfrutaba cuando el me derrotaba y me hacía enojar, eso hacía que diera lo mejor de mi y pudiera volverme más fuerte.
Todo pasaba tan rápido, cuando terminaba de entrenar corría a la gran biblioteca y leía historia de Mundo Imaginario, libros enormes con letras antiguas en un idioma que sorprendentemente entendía. En una semana había terminado una enciclopedia.
Al fondo de la biblioteca había un librero pequeño con libros algo más sencillo casi de bolsillo, me llamaron la atención, al tomar uno del tamaño de la Palma de mi mano color rosa leí esas letras en dorado…entendía, Magia básica…tomé otro de un color oscuro…Magia avanzada…no sabía si estaba lista para leer estos libros, sólo recordaba que Inuyasha había prometido traer a alguien para enseñarme magia o bueno aprender a controlarla, ya que los Reyes insistían en que yo no podía usarla con propósitos de defensa.
-Te prometí que traería a alguien para enseñarte a controlar tu magia- dijo Inuyasha, a las 6 de la mañana ya me tenía despierta en posición de firmes en el jardín del castillo, yo tratando de no dormirme, ponía la mayor atención posible en sus palabras- Mañana llegará el Príncipe Jared de Ricchezza, el planeta más cercano a nosotros, el Rey de ese planeta era gran amigo de tu padre y su hijo ha desarrollado grandes poderes gracias a su magnífica técnica de magia, es el mejor maestro que puedes tener.
-Leí algo sobre ese planeta, sus riquezas son gracias a ganancias de planetas pequeños conquistados, no me parece muy justo, pero oye, por ahora tengo una petición
-Dime- parecía más relajado después de dar los anuncios matutinos, entonces me acerqué a él
-puedo regresar a la Tierra un día?- le puse ojos de perrito y junte mis manos esperando que mi patética pose hiciera que su corazón se suavizara, el sólo volteó los ojos y se sentó en el césped, sólo veía el cielo- vamos, Inu, vamos a descansar un día, creo que me lo merezco- le insistía más, él volteó a verme y me hizo una señal de que me sentara junto a él, me sorprendí pero era el mayor acercamiento que podía tener con él hasta ahora así que obedecí.
-Piensas que todo está bien?-me pregunto mirándome directamente a los ojos- Piensas que con una semana de entrenamiento ya eres la más fuerte del planeta?
- Amm nop, pero los Supremos Rey…- me interrumpió poniendo su mano sobre la mía, mis ojos se fueron al contacto de nuestras manos
-Entiendolo, Andrea, no eres sólo una princesa, yo lo vi en los ojos de tu padre, él te cuidaba más que a Andrew y había una razón, no la sé, pero no tengo duda de que era algo realmente importante y yo le juré que te traería de regreso y que no te dejaría hasta que estuviera cien por ciento seguro de que te pudieras defender por tu cuenta, Andrea ¿me ves dejándote en este momento?- sus ojos parecían encenderse
-No…-fue todo lo que pudo soltar mi boca
-Eso significa que todavía no estás lista
-Sólo quería un día con mis amigas…-él volvió a voltear sus ojos y se dejó caer en el suelo por completo boca arriba, lo seguí he hice lo mismo

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