Capítulo V

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GUSTAVO

Corrí a cambiarme después de terminar de entrenar, sólo quería descansar un momento, tenía muchas ganas de hablar con mis amigas pero al parecer eso me distraería del entrenamiento.
Estaba realmente enojada con Inuyasha, cerré la puerta de mi cuarto lo más fuerte que pude, esperando que se escuchara en todo el castillo. Puse música a lo más fuerte, sólo cantaba y bailaba torpemente en el cuarto.
Escuché que tocaban mi puerta pero no quería hablar con él, después de todo mi esfuerzo él no me escuchaba.
-Andrea, no seas infantil! Abre la puerta!-alcancé a escucharlo
-Seré todo lo infantil que yo quiera, Inuyasha! Las horas de entrenar ya pasaron, déjame en paz!- le grite del otro lado de la puerta
-Han llegado visitas, Andrea, tienes que venir!
-Puedes mandar tus visitas a…- nuestros gritos y el sonido de la música fue interrumpido por un gran golpe que venía de la parte de abajo. Rápidamente quite la música y abrí la puerta, Inuyasha me hizo la seña de que guardará silencio.
MI corazón latía a mil, pues ahora se escuchaba un gran silencio, y se suponía que había más personas abajo.
-Quédate aquí…No te muevas- subiendo las escaleras vi que alguien venía subiendo, mis ojos relataron mi miedo, Inuyasha me lanzo al suelo- Corre!- me grito
El salió hacía el pasillo y escuché como peleaban, no podía reaccionar, me quedé tirada en el suelo, la luz se fue en el castillo y mi cuarto estaba totalmente oscuro, sólo entraba la luz de las lunas por mi ventana.
Deje de escuchar a Inuyasha y me asusté más, me levanté, escuché pasos que se acercaban lentamente a mi cuarto fue cuando entendí, era momento de correr, corrí hasta la ventana y me lancé del balcón, comencé a volar.
Sentía que alguien venía detrás de mi y aún no era una experta volando así que a veces caía o me tropezaba, mi respiración se aceleraba, la persona que me perseguía era como una sombra negra muy ágil, caí y al querer levantarme me había alcanzado…sentí la pisada en mi espalda y grite.
-Así que está es la princesa de la que hablaban- dijo burlándose, me tomó del cabello y me levantó estando aún de espaldas de él
-¿Quién eres?!- grite desesperada, llevaba una semana aquí y ya tenía enemigos?
-No te han contado de mi- se rió- Entonces dígame, princesa, de qué le hablaron? No conoces la oscuridad que acecha tu trono…
-Suéltala- escuché una voz atrás de nosotros, no era Inuyasha
- o sino qué?- dijo desafiante mi agresor- es pero su Alteza entienda, el trono le pertenece por derecho a mi padre, y lo único que impide su ascenso es la vida de esta niña.
En ese momento entró en mi un coraje, quería demostrar por lo cual Inuyasha me estaba entrenando, tal vez mostrando que no era débil se darían cuenta de que puedo hacer más que defenderme, y si el que me tenía atrapada era mi villano, y claramente el malo de la historia, tenía que deshacerme de él. Así que en seguida tomé con mis dos manos la mano que sujetaba mi cabello, di una patada hacía atrás alcanzando a golpear su cuerpo, intenté volar al lado contrario y lo volteé con fuerza quedando ahora yo sobre su espalda sosteniéndolo fuerte
-Apártese de él!- grito el hombre frente a mi, inmediatamente me di la vuelta y me aleje, pude ver como el hombre extendió su mano y una luz blanca salió de ella haciendo elevar a mi agresor
-crees que tú magia blanca funciona en mi?- gritó realmente enojado y gritó soltándose de esa luz que lo rodeaba, salió volando y desapareció.
En mi instinto quería volar he ir a atraparlo pero la mano del hombre me detuvo
-Esta usted bien, Alteza?- al verlo mas tranquila note sus facciones a pesar de la poca luz que había, no pude responder, me quedé observando, era realmente apuesto- Este es un bosque no muy lejano al castillo, deje la llevaré, sujétese bien- realmente no entendía mucho de lo que decía y no conteste a ninguna de sus preguntas, todo había sucedido tan rápido, él me cargo en sus brazos y comenzó a volar.
Llegamos de nuevo al castillo y me bajo, me sentía algo mareada y casi caigo de espaldas, pero sentí los brazos de Inuyasha sostenerme y después todo se volvió negro.
-Tranquila, estarás bien, sólo fue un desmayo, antes había volado tanto tiempo?- escuchaba una voz en la habitación
-No, no la he entrenado para eso- escuché claramente a Inuyasha y abrí los ojos rápidamente-Tranquila, Andrea, estás en tu habitación, sólo te desmayaste, tenemos que entrenar tu vuelo.
-¿Quién era? – necesitaba respuestas a lo que sucedía
-¿A cuál de todos te refieres? Hoy has conocido a muchas personas nuevas- trato de sonar divertido
-Sólo comienza a hablar- lleve mis manos a mi cara y me acosté de nuevo
-Bueno, te presento al doctor Carlisle, él te ha atendido desde que eras niña
-Mucho gusto, digo, hace muchos años que no me veías, supongo que no me recuerdas, también en era buen amigo de tu padre- extendió su mano, era alto, rubio y realmente pálido, respondí a su saludo y beso mi mano.
- El que fue a seguirte era el príncipe Jared, será tu maestro de Magia personal hasta que las cosas se calmen, necesitamos que aprendas a controlar tus poderes lo antes posible, lo que te sucedió hoy es exactamente lo que no queríamos, por lo menos no desapareciste como otras veces- tocó mi mano y sentí su caricia
-De qué poderes hablas? No tengo más poderes- cada vez me confundían más
-Andrea, puedes hacer más que abrir portales, tu padre lo sabía y quería que lo desarrollaras, sabía que tu podías acabar con los demonios y…- Inuyasha se levantó de la cama queriendo no haber abierto la boca
-Y qué? Inuyasha, habla!- termine gritando
-Si no regresabas a tiempo los Supremos Reyes tendrían que elegir al sucesor de tu padre, y el más cercano era Gustavo…era quien te atacó hoy, su padre es quien gobierna los abismos en mundo imaginario y por tener sangre real tiene derecho a subir al trono
-Creía que Mundo Imaginario era un planeta de ensueño creado por el dedo de Dios, qué? Si Gustavo sube al trono Dios no puede hacer nada?-Me encontraba llena de miedo y coraje al mismo tiempo
Inu parecía querer responderme más enojado pero mi doctor presente le ganó la palabra.
-Escuche, Princesa- se acercó a mi- Si Gustavo tomara el poder significaría que su padre ha fallado…¿conoce usted la historia de como su padre subió al trono?- negué y baje mi cabeza- Bien, le aconsejo que la lea y tal vez entienda que no es Dios quien apartaría su vista de nosotros. Después de eso, si usted decide seguir los pasos de su padre, estaremos complacidos de servirle con la misma gratitud de siempre.
Su voz me había calmado y al parecer Inuyasha estaba más tranquilo. Mi doctor salió de mi cuarto.
-Lo haré…
-¿Qué cosa?
-Entrenaré más, me enfocare en esto, si me prometes algo- Sólo asintió y volvió a sentarse junto a mi- Permíteme mandar una carta a mis amigas, un email, una llamada, algo! Sólo para que entiendan la razón por la cuál no regreso.
-Esta bien…Pero necesito que te concentres, no quiero que Gustavo te vuelva a tocar ni un solo cabello, entendido?- tomó mi cuello con sus manos y acaricio mi cabello mirándome fijamente a los ojos, eran de un verde tan intenso, la tensión creció cuando se acercó más, yo estaba congelada asín saber que hacer, terminó besando mi frente y comenzó el caos en mi mente.
Al salir de mi habitación él apago la luz y cerré los ojos buscando algo de paz .
Yo había leído en esas grandes enciclopedias la historia de como mi padre fue coronado, él había peleado incansablemente junto al padre de Jared contra los demonios y el padre de Gustavo, del cual se desconocía el nombre, al final mi padre le pidió a Dios el poder necesario para realizar el hechizo que salvaría esa tierra, uno en el cual condenaba a todos los demonios a permanecer bajo la tierra en total oscuridad, como animales rastreros, una cárcel para todos, pero eran tantos que algunos huyeron a otros planetas, la guerra se vivía fuerte en aquellos años, algunos escapaban de las profundidades de la tierra y se mezclaban con la gente pueblerina, creando mezclas de magos con demonios, los llamados villanos, pues no poseían la magia suficiente y su fin siempre era el hacer el mal. Mi padre había prometido proteger con su vida entera este planeta Si Dios le entregaba el planeta, para ello convocó a los Supremos Reyes aceptando así el sacrificio de mi padre, al entregarlo sé convirtió en el gran rey que todos conocen hasta ahora el cual inesperadamente murió. Gustavo era uno de los demonios más fuertes, tenía derecho a arrebatar el trono pues, mi padre falló al morir sin dejar un heredero quien pudiera cuidar del planeta que había sido entregado en sus manos.

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