Capítulo 15 (final). Amor verdadero.

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Te fuiste, pero esta vez no fue en silencio, hiciste mucho ruido, gritaste, rompiste cosas. Dejaste en claro que estabas herido, roto. Y yo te escuché en silencio, esperando que aquel tornado terminara de pasar. Era fuerte, enérgico, absorbía todo a su paso.

Mi teléfono estaba en el suelo, hecho pedazos. Había sido violado para poder acceder a esa verdad que todos veían, menos tú.

Ella estaba afuera, te esperaba, había ido a salvarte de la humillación al ser traicionado.

Sonreí al verla, estacionada bajo el mismo árbol donde todas las noches se refugiaba, creyendo que estaba lejos.

Tomaste tus cosas y luego de gritar unas cuantas ofensas más, te marchaste, sin mirar atrás. Igual a como lo hiciste aquella primera vez. Fuiste directo a ella. Esta vez no disimulaste. Y volví a sonreír, aliviada, antes de observar los despojos que habías dejado.

Fui a la cocina y me preparé un café. Me senté en la cómoda con los pies en la mesita y observé el firmamento, dibujado de intenso turquesa. Respiré hondo, llenándome de mis propios aromas.

Me enamoré de mí, de mi paz y de mis sueños. De mis hábitos matutinos y del frío de mi cama, tan suave y espaciosa. Del sabor de mis heridas, que poco a poco sanaban, y de los sutiles sonidos de mis pisadas, que retumbaban acompasadas con el crepitar del fuego de la chimenea.

Y sonreí, reconciliándome conmigo misma, disfrutando de mis esporádicas aventuras con él en las citas de los sábados y de las huidas con mis amigas. Asumí nuevas costumbres y adquirí nuevos amores, uno que ronronea cada vez que me ve y no entiende de espacios delimitados.

Compré otro móvil, llenándolo de mucha vida. Esa que se disfruta a tragos largos y no emborracha, y no te hace sentir mal por la mañana.

Eso, cariño, eso es verdadero amor.

No me falles, otra vez... (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora