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Estaba esperando a que el avión despegara, tenía los auriculares puestos cuando sintió que una mano lo tocaba en el hombro

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Estaba esperando a que el avión despegara, tenía los auriculares puestos cuando sintió que una mano lo tocaba en el hombro. Alzó la mirada y vio a una chica de unos quince años sonriendo feliz, se quitó los auriculares y le sonrió también.

—¿Me puedo sacar una foto con vos?

—Sí, sí.

La chica desbloqueó su celular, abrió la cámara y la posicionó frente a ellos, ambos sonriendo. Le dejó un beso en la mejilla y se fue. Pedro simplemente se colocó nuevamente los auriculares y entró a Whatsapp.

Pedro💕:
Tin, ya estoy en el avión.
📷 Foto.

Amor💕:
Cuando llegues te mando la ubicación amor, ahora estamos por arrancar el ensayo de esta noche, después hablamos, te amo.

Pedro💕:
Te amo más.

Cuarenta y cinco minutos más tarde había llegado a destino, pidió un taxi y le dio la dirección del hotel en donde se estaba hospedando su novio y los demás que participaban de la obra. No tardó más de diez minutos, le pagó al hombre y bajó con sus dos valijas y una mochila a sus hombros. Observó el edificio por fuera y, de una vez, entró.

La recepcionista le dedicó una amable sonrisa.

—Buenas tardes.

—Buenas tardes. Vengo de parte de Martín.

—¡Ah, sí! ¿Kovacs, no? Ya había dejado dicho que alguien vendría para estar en su habitación, pasa nomás— le tendió la llave de la habitación la cual tenía un «7A».

Pedro le sonrió ampliamente, tomó la llave y junto a sus dos valijas, subió en el ascensor. Entró a la habitación y se encontró con un sobre rosado en la cama, había una sola, lo que lo sorprendió un poco.

“Amor:
             Voy a llegar a eso de las ocho, vamos a ir juntos a la obra y vos vas a estar atrás del escenario, ya hablé con el director y esas cosas, descansa mucho porque seguramente nos quedaremos hasta tarde”.

Pedro asintió para si mismo, metió la carta nuevamente en el sobre y se recostó en la cama. Vio el control del aire acondicionado en la mesita de luz que se encontraba al lado de la cama, lo prendió y sacó su teléfono de su bolsillo. Se sacó una foto para subirla a sus historias de Instagram y se estiró un poco en la cama.

No había descansado casi nada en todo el día, por lo que no le pareció mala idea hacerlo en ese momento. Se acomodó entre las frazadas debido que comenzaba a hacer frío por el aire (aunque prefería eso a estar todo transpirado) y cerró los ojos, envolviéndose en un sueño embriagador.

La puerta se abrió, se oían risas, pero él ya estaba en un profundo sueño. Al verlo dormir, Martín se llevó el dedo índice q la boca, haciendo callar a los demás “nos reunimos a las ocho y media entonces” susurró, con miedo a que Pedro se despertase. Entró sigilosamente a la habitación, cerrando con sumo cuidado la puerta. Sonrió al ver a su novio durmiendo tan tiernamente, sin poder evitar el hecho de sacarle una fotografía.

Con cuidado, se subió encima suya. Sabía que Pedro tenía el sueño bastante pesado, pero no a tal punto de seguir dormido a pesar de tenerlo encima. Se rió un poco, negando con la cabeza. Comenzó con un camino de besos desde su frente hasta su cuello, donde le metió más profundidad. Parecía imposible de despertarlo, y es que estaba muy cansado, la última noche le había costado muchísimo dormir después de lo sucedido.

Se despertó debido a que sentía algo húmedo en su cuello, le provocaba cosquillas. Abrió los ojos, tratando de que la imagen frente suyo fuera nítida. Tardó unos segundos, pero al instante se dio cuenta de que se trataba de Martín. Se rió un poco y lo tomó desde las mejillas para que alzara la mirada.

—¿Qué estabas haciendo, amor?

—Es imposible despertarte a veces— respondió, subiéndose un poco más encima suyo para llegar a sus labios—, en media hora tenemos que estar listos.

—Estás todo transpirado— Pedro hizo una mueca de asco que le provocó risa al pelinegro.

—Nunca te molestó en otras circunstancias...

—¡Martín!— exclamó sonrojado.

—Bien, me voy a bañar— le dejó un pico más en los labios y se levantó decidido. Buscó la ropa que debía ponerse para llevarla al baño junto a una toalla.

—¿Puedo ir con vos?

—Que pervertido, Pedro.

—¡Sólo a bañarnos, malpensado!

—Prefiero hacerlo yo solo.

Pedro decidió no seguir insistiendo y simplemente se dispuso a buscar qué ropa de pondría hoy.

find me ; pedrimente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora