Capítulo 28.

957 92 0
                                    

-Toma cariño,- dice la señora Longbottom entregándome una taza té- te hará sentir mejor.

Le sonrío agradecida y dejo la taza en una mesilla. Estamos en el salón de los Longbottom, les he contado todo, desde que llegamos a Nueva York hasta mi escapada de MACUSA.

-Ya veo que aún no han perdido sus costumbres británicas- observo un poco más animada.

-¡Merlín nos libre!- exclama la señora Longbottom- ¡Pues claro que no!

-Amelie,- replica el señor Longbottom- céntrate en lo importante. Me acercaré a MACUSA para comprobar que siguen ilesos. Lo normal es que no se les aplique el castigo hasta el día siguiente, cuando el papeleo ya está terminado.

Suspiro aliviada. No es que no confiase en Newt, sé de sobra que descubrirán la forma de escapar, pero prefiero asegurarme bien. 

-Te acompaño- añade Amelie Longbottom.

-Me gustaría hacer lo mismo- pido.

-No, no-replica Amelie-te reconocerán, tu quédate aquí. Podrás ayudar a Nick con las niñas.

Nicholas Longbottom, me había olvidado completamente de él. Lo cual es muy curioso, puesto que el fue el primer chico del que me colgué de verdad. Era el típico malote y cómo no, las tenía a todas detrás. Lo conocí cuando visitamos a Dumblerdore a Hogwarts en mitad de curso, antes de decidir si estudiaría con Newt o no. Tropecé con el mientras investigaba el lugar y los "adultos" hablaban. Nadas mas chocar, me regaló una de esas sonrisas que cortan la respiración y me presentó a sus amigos.

-¿Nick está aquí?- pregunto intentando contener mi entusiasmo.

El señor Longbottom ríe.

-Si, cielo.- contesta- Él aún no se ha olvidado de ti, me ha sorprendido que no preguntases por él.

-¡Frank!- exclama Amelie mientras yo bajo la mirada al suelo avergonzada.- No se encuentra aquí ahora mismo, volverá en un rato.

Asiento.

-¿Por qué no descansas un rato?- me ofrece Amelie- Esa caminata que te has dado debe de haberte agotado.

Sonrío, lo cierto es que si, estoy que me caigo.

-Te llevaré hasta el cuarto de invitados.

Sigo a Amelie entre los pasillos de su casa, entramos en una habitación bastante grande. Hay una cama en el centro, una cama bastante grande, de matrimonio. Esta cubierta por esos techos de madera decorados con sábanas. Una ventana que ocupa bastante espacio y que muestra un hermoso paisaje neoyorquino.

-Podrás dormir aquí esta noche- dice Amelie.

-Gracias señora Longbottom- le digo educadamente.

-Amelie, cariño- responde- Sabes que puedes llamarme Amelie.

Sonrío agradecida. Después, Amelie sale de la habitación, dejándome sola. Me acerco a la ventana, observo a los coches pasar entre las carreteras y la gente asomándose a la ventana. Me paso la mano por el pelo y bajo la mirada a mis pies.¿He hecho bien dejando a los demás en esa situación? Suspiro, ahora no vale la pena apenarse. Lo echo, echo está. Me muerdo el labio, noto como el cansancio me cierra los ojos poco a poco. Me tiro a la cama antes de derrumbarme y entrar en mi subconsciente, de vuelta a lo mismo.


[Animales fantásticos] El secreto del lobo albino |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora