[Capítulo 14] La Visita

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    —Ya está —indica Newt—, como nuevo.

    —¿Seguro? —pregunta Izzy, acercándose a su hermano.

    Me alejo un poco de ellos para hablar con Tom.

    —¿Y bien...? —le susurro.

    —Por las barbas de Merlín... —dice—. ¡Es perfecta!

    Río ante su comentario.

    —Límpiate la barbilla, cariño. Creo que estás babeando.

    Tom me da un suave codazo, pero no separa la mirada de Isabelle, que se la devuelve con una sonrisa tímida y colocando un mechón de su largo cabello tras la oreja.

    —Deberíamos enseñarle esto a los Kowalski —digo—, ¿no te parece, Newt?

    —Desde luego. Síganme.

    Se dispone a salir cuando yo le freno con una mano. Se me ha ocurrido una idea, una brillante idea.

    —Deberíamos separarnos... para acabar cuánto antes, claro. Newt, Jacob y yo por un lado y Tom e Isabelle por otro. ¿Os parece?

    Newt iba a protestar, pero le doy un pequeño pisotón.

    —¡Perfecto! —exclamo.

    Abro la puerta y entramos al enorme hábitat de cada especie. En el cielo se encuentra el enorme thunderbird, agitando sus alas y creando una fuerte tormenta. Veo a Newt acercarse a él gritándole palabras tranquilizadoras. Me acerco a Tom.

    —Empezad con los occamys.

    —Gracias —susurra—, te debo una.

    —Me debes más de una, guapo —puntualizo.

    Él sonríe y se lleva a Isabelle hacia el nido de los occamys. Me vuelvo para ver a Newt explicándole a Jacob todo sobre el thunderbird, que lo mira fascinado. Sonrío caminado hacia la majestuosa criatura.

    —... traficaron con él —explica Newt—. Estaba en Egipto, encadenado...

    —Y el maravilloso Newt no podía dejarlo ahí —termino.

    Newt me sonríe agradecido. El thunderbird agita sus patas alegremente.

    —¡Frank! —exclamo, corriendo hacia él—. ¿Cómo se encuentra el mejor thunderbird del planeta?

    Él cacarea a modo de respuesta, acariciándome con su pico. Le devuelvo el abrazo agarrándole el cuello con fuerza.

    —Te he echado de menos, grandote —le susurro.

    Él emite un sonido parecido al de un ronroneo, indicando su cariño.

    —Annie —avisa Newt—, ¿vienes?

    —Sí, claro.

    Me separo de Frank, acariciándole el pico para despedirme.Después me doy la vuelta, acompañando a Jacob y a Newt junto a los graphorn, que vienen corriendo como una estampida.

    —¿Qué es eso? —pregunta Jacob, aterrado.

    —Graphorn —contesto como si nada.

    Una de las criaturas, de las mas grandes, se acerca a Newt y le envuelve con sus tentáculos del hocico.

    —Hola —le susurra—, hola.

    —Son la última pareja reproductora que existe —le explico al aterrado Jacob—, si Newt no las hubiese rescatado... bueno, ya te lo imaginas.

    Uno de los graphorns, el cachorro mayor de la pareja, se acerca a mi correteando con torpeza.

    —Hola, chaval —le digo agachándome a su altura y acariciándole el lomo—, ¿quieres conocer a mi nuevo amigo?

    Obligo a Jacob a acercarse con cuidado y acariciar el lomo de la criatura. Lo cierto es que parece encantado. Sonrío satisfecha. Newt le  lanza un pequeño trozo de carne y el pequeño echa a correr por él.

    —Ahora, los bowtruckles —indica Newt.

[Animales fantásticos] El secreto del lobo albino |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora