[18]

2.6K 386 101
                                    

— ¿Otra vez tú por aquí? — Dijo algo hastiado Seokjin al abrir la puerta de su departamento y encontrarse otra vez a Yoongi.

— He traído tus pasteles favoritos para acompañar nuestro desayuno.

Seokjin sólo rodó sus ojos y cerró la puerta, ya no había caso con intentar sacar a Yoongi de su casa. Desde aquella vez en que le robó un beso el pálido visita su hogar cada vez que puede, lleva semanas visitándolo de forma inesperada.

— No tengo mucho tiempo hoy — Mencionó mientras se dirigía a la cocina en busca de lo necesario para tomar desayuno en compañía del pálido — Tae vendrá por mí en unas horas, tenemos planes desde hace días y no puedo fallarle.

Yoongi no soportaba la idea de que Seokjin se viera con el menor, no podía aguantar los celos que lo invadían cada vez que veía que Tae era demasiado cercano al rubio. No podía reclamar absolutamente nada ya que Seokjin era alguien libre y lo más importante era un hombre totalmente soltero.

— Me conformo con ser el primero en verte por la mañana. Muchas veces cuando despierto me niego a abrir los ojos porque sé que jamás podré ver tu rostro al despertar como muchas veces lo vi en Japón.

— No empieces Min porque de lo contrario tendrás prohibido entrar a mi departamento.

— Esta bien, entendido — Sonrió al ver la expresión seria que mantenía Jin, sabía que le molestaba recordar aquel viaje pero no podía callar los mejores recuerdos que ha tenido este último tiempo.

Luego de que Seokjin arrasara con cada pastel ambos se sentaron en el sofá uno en cada extremo dejando en evidencia la incomodidad que sentían al estar solos en la habitación.

Seokjin sentía una rara sensación en su cuerpo al tener al pálido tan cerca, quería simplemente apoyar su cuerpo contra el suyo y sentir su calor corporal pero aquello estaba prohibido, no se podía permitir pasar el límite que él mismo se había auto impuesto para no caer en tentación y besar los finos y rosados labios del pálido.

— No tienes por qué arrancar de mi — Acercó su cuerpo al de Seokjin y pasó uno de sus brazos por la ancha espalda del rubio — Los amigos también se abrazan y yo quiero abrazarte.

Seokjin intentaba separarse del pálido pero a pesar de su baja estatura y apariencia débil Yoongi tenía fuerza mucha más de la se esperaba.

— Tú te quedarás junto a mi al menos hasta que llegue el odioso de tu amigo.

— Tae no es ningún odioso, no puedes hablar de él porque no lo conoces.

— Mejor no hablemos de él y déjame disfrutar este momento de amigos — Hizo más cercano el abrazo atrapando el cuerpo del mayor entre sus brazos — Extrañaba esto, me gustaría volver a Japón para pasar tiempo juntos ...como amigos — Aclaró al ver la mirada intensa que le daba Seokjin.

— Creo que ha regresado esa actitud descarada que tenías el día en que te conocí hasta que te pusiste melancólico y triste los últimos días antes de que huyeras.

Yoongi recordó el primer momento en que vio a Seokjin. Decidió utilizar su actitud bromista y descarada para acercarse al mayor con tal de captar su atención y poder conocerlo un poco más. Creyó que con eso bastaría y que luego podría volver a Corea sin problemas pero no contaba con que el destino le tenía preparado que cayera totalmente rendido por Seokjin. En el momento en que reconoció los sentimientos que el rubio le provocaba todo fue una montaña rusa de emociones, vinieron los cuestionamientos, las caminatas solitarias, las extensas llamadas en las que le rogaba a Jennie que buscara al padre de su hijo y el inesperado miedo de perder a Seokjin. Ya no existía su lado bromista y sólo estuvo su lado sentimental el que aprovechaba cada momento junto al rubio.

Destinados - SujinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora