Bad Signal

INCONVENIENTES QUE SOBREPASAN

Están ahí afuera y, si no sois buenos,
puede que veáis su cara, mirando por
la ventana de vuestro dormitorio.
Cuando todo el mundo en la casa
esté durmiendo menos vosotros.
-Cujo. Stephen King.

En el centro de la ciudad de Deerfield, dentro de las oficinas subterráneas de Bioslegend, la gran empresa tecnológica de la década. Un empleado de cabello oscuro y ligeramente ondulado, pasa por las cámaras de seguridad, que fueron olvidadas hace diez minutos por la partida de poker más interesante del año, según sus partícipes. El joven guardia de tez morena, caminaba con determinación por los blancos y relucientes pasillos de la enorme corporación.

Paso de lado la advertencia que prohibía introducir aparatos electrónicos, se aferró al móvil que ocultaba en uno de sus bolsillos y sintió un par de gotas de sudor recorrer un breve camino desde su frente hasta la punta casi perfectamente perfilada nariz.

Llegó a un sofisticado centro de control y fijo la vista en la ventanilla, detrás de ella había un gran aparato que parecía una gigantesca paleta TutsiPop con antenas saliendo por algunos lugares.

— Sólo una foto, sólo una y tendremos el futuro asegurado - murmuró nervioso

Sacó el móvil y lo encendió contando los segundos, que le parecieron eternos. Por fin terminó de encender, enfoco el objetivo y presiono el icono para tomar la foto. Sólo fue un "click" y una explosión en la habitación le siguió, una que sacudió todo el edificio.

Ocho horas antes...

Lexa Woods, se despertó con el molestó ruido de la alarma taladrandole los oídos. Busco a ciegas el odiado aparato y lo apago somnolienta.

Se levantó de la cama y se encaminó aún medio dormida al lavabo, caminaba de puntillas intentando evitar en vano, el frío que emanaba el suelo.

Finalmente llegó y hecho un poco de agua a temperatura, según sus palabras, más helada que la hostia. Dio un respingo y ya más despierta se arregló como lo hacía todos los días desde dos años atrás.

Cepillo su largo y ondulado cabello color castaño, lo hizo con calma y minucioso cuidado.

Un grito molesto de <levantate ya Nick> desde la habitación de al lado: su madre.

La chica de piel morena se limitó a poner los ojos en blanco y se alejó en dirección de la cocina. Era lo mismo desde que tenía dieciséis años, ahora con diecinueve nada había cambiado. Ella era la hija madura y responsable pesé a ser de la misma edad que su hermano.

Otro gritó más <No puedes pasarte la vida así>, un par de pasos más en la habitación, Travis, la nueva pareja de su madre.

El hombre alto y Moreno sabía hacer bien su trabajo de mediador y rápidamente tranquilizó a Madison.

Travis el Salvador.

Segundos después la pareja hizo su aparición en la cocina y como si leyera la mente de su hija ojiverdes, Madison se disculpó.

— Lo siento cariño, ya sabes cómo -

— Ya sabes cómo es Nick-  terminó la frase imitando a su madre con maestría, se lo había repetido tantas veces que ya lo tenía irremediablemente grabado en su mente.