Capítulo 4

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-Ya vámonos- dijo G y sentí como la puerta de la habitación se cerró, por lo que por fin pude destaparle la boca a Giotto, recién ahí me di cuenta de lo cerca que estaba de él.

Así reparé en varios detalles que no había reparado, era mucho más alto que yo, era delgado pero fornido, lo tomé del antebrazo y lo tenía fuerte, y eso solo se podía deber a entrenar, eso me agradaba. Abrí la puerta del closet y salí de ahí seguida por el rubio que estaba mucho más despierto.

-_____, ¿qué haces vestida así?- me preguntó mirando hacia otro lado. Yo me observé a mí misma, intentando pensar cómo explicarle eso a Giotto.

-Es ropa que me hice para entrenar.

-Pero no es ¿muy reveladora?- me volví a mirar, estaba utilizando el pantalón con el que practicaba artes marciales y un sujetador deportivo que era como entrenaba normalmente. Me senté en la cama con el afán de tener a Giotto de mi lado.

-Es que es lo único que puedo utilizar para entrenar- dije con tristeza- ustedes entrenan semi-desnudos y nadie les puede decir nada, pero aun así yo no entreno en topples como ustedes, yo me tapo, solo que no con un vestido.

-Es que para empezar las mujeres no entrenan- me dijo medio incómodo y sin mirarme aun- y esa ropa solo respalda el por qué-no pude negar que me sentí ligeramente ofendida.

-Piensas que parezco una prostituta, ¿verdad?- dije con melancolía. En ese momento Giotto volvió a mirarme y se acercó hincándose frente a mí.

-No, yo no pienso eso, no creo nada de eso que dijo Alaude- me miró directamente a los ojos, me llamó la atención toda la forma en la que actuó, en el futuro yo entrenaba en la mansión porque terminé odiando los gimnasios por la forma en que todos te observan, pero él no estaba intentando mirar mi cuerpo, aunque solo se viese un poco de mi estómago y un poco de mi escote, ya que los pantalones de artes marciales son muy anchos.

-Giotto, yo me desperté temprano para poder entrenar porque no quería que nadie me viera con esta ropa- le dije, en teoría era cierto, porque sabía qué pensarían cualquier cosa-pero ahora que me viste, quisiera pedirte que dejáramos esto entre nosotros, no quisiera que Alaude fuera diciendo cosas de mí.

-Claro que no- dijo sin dejar de mirarme a los ojos-será un secreto entre tú y yo- ante sus palabras estiré mi dedo índice ante él, Giotto me miró sin entender.

-Así es como yo prometo- le dije sonriendo, no sabía por qué, pero me gustaba decirle cosas verdaderas a Giotto, él sonrió ante mis palabras y unió su dedo índice al mío, yo acerqué la unión de nuestros dedos a mí y le di un pequeño beso, él se sorprendió ante esto, pero sonrió e imitó mi acción de besas nuestros dedos.

-Ahora me iré a mi habitación- dijo poniéndose de pie-Vístete para que bajemos a desayunar.

-Gracias Giotto- dije al retirarme al baño.

Narra Giotto:

Una vez cambiado bajé a tomar desayuno y me encontré con Alaude quien se estaba tomando un café a solas en el comedor, lo saludé cordialmente y me senté en mi lugar, no esperaba respuesta hasta que escuché la voz de Alaude.

-Primo, hay algo de lo que te quiero hablar.

-Dime- le pregunté sorprendido.

-Anoche vi a esa niña saliendo de tu habitación, ¿qué está sucediendo?

-Fue a preguntarme algo- le respondí simplemente.

-No me mientras, Primo- Alaude me miró con más fireza que de costumbre.

-No te estoy mintiendo.

-¿Te estás acostando con esa niña?

-¡Alaude!- alcé la voz ante su pregunta-¿cómo se te ocurre que yo haría algo así? Tú me conoces- ante mis palabras él volvió los ojos.

-Primo, te conozco, pero eres hombre.

-¿Y aunque así fuera?- y Alaude se calló, parece que no se había esperado mi cuestionamiento. Simplemente se puso de pie y se encaminó a la escalera-¡Alaude!- lo llamé, pero me ignoró completamente.

Justo en ese momento venía bajando _______ por la escalera.

-Vamos a entrenar- dijo Alaude sin voltear a verme.

-Yo ya entrené- le dijo ella.

-Puedes entrenar más.

-Pero voy a desayunar con Giotto- mi intuición me dice que esa sola oración lo sacó de sus casillas, entonces tomó a ______ del brazo.

-Dije que vamos a entrenar, después socializas- y se la llevó al patio de la mansión.

No alcancé a reaccionar a nada de lo que sucedió, pero me empecé a preocupar, mi intuición me daba una mala espina.

Narra ______:

-No puedo entrenar con esta ropa- dije soltándome de su agarre. Él me miró serio.

-¿Y con qué ropa planeas entrenar?- tenía razón, no podía entrenar con otra ropa. Suspiré con resignación.

-Está bien.

-Bien, comenzaremos con flexiones, la forma de empezar una flexión es- y se puso en el suelo apoyando las rodillas-apoyas las rodillas...

-Sé hacer flexiones- lo interrumpí. Alaude se puso de pie y me miró.

-10 al piso entonces- yo puse los ojos en blanco y me puse en posición.

Luego de hacer algunos ejercicios básicos, parecía que Alaude estaba muy satisfecho con lo que hice.

-¿Te gustaría aprender artes marciales?

No sabía que responder, yo sabía un arte marcial, pero no estaba completamente segura si existía a esa época, así que solo me quedó decir.

-Me encantaría- Alaude se vio satisfecho ante mi respuesta, nunca lo había visto de tan buen humor.

-Comenzaremos con puños, entonces.

No estaba segura de cuánto tiempo había pasado, estaba agotada, no era buena con los puños y parecía que Alaude me podría ayudar a cubrir esa falencia, recordé cuando entrenaba con Hibari y me sentí algo incomoda, por lo que opté por terminar con el entreno.

-Creo que ya es hora de que terminemos.

-Yo digo cuando termina esto, ve por un vaso de agua y vuelve en 5 minutos.

Me fui corriendo a la cocina y pedí un poco de agua la cual me bebí rápidamente, el entreno había sido intenso, pero a la vez divertido, hacía tiempo que no entrenaba para aprender de alguien, y eso siempre me había gustado mucho, me gustaba tener a alguien que fuera mi maestro.

Después de eso volví rápidamente al patio donde me encontré con el guardián, y lo único que pude pensar es que tenía que sacarme ese fantasma de Hibari, Alaude y Hibari eran personas diferentes, y ahora que no estaba con él, debía concentrarme en si podría perdonarlo o no.

Entrenamos un tiempo más hasta que Alaude terminó con la práctica, por lo que nos adentramos a la mansión y fui a lavarme una vez más, había sido agotador hacer ambas cosas a la vez.

Ya en la noche alguien tocó la puerta de mi habitación, fui a abrir y me encontré con Giotto.

-Hola, Giotto- lo saludé amistosamente pues no lo había visto desde el incidente de la mañana.

-Hola ______, ¿podemos hablar un segundo?

-Claro- dije invitándolo a pasar, sin embargo, se quedó ahí, me extrañó su actitud.

-Alaude vio que venías de mi habitación anoche, y la verdad es que se prestó para malos entendidos.

-Oh, entiendo, supongo que no lo haré nunca más.

-Sí, mañana saldré temprano- esa era la voz de Alaude, seguramente venía subiendo por las escaleras, vi preocupación en la cara de Giotto quien rápidamente se adentró a mi habitación y cerró la puerta.

-Giotto que estás...- pero me hizo un ademán de que guardara silencio. Entonces sentí como nuevamente tocaban la puerta.

-_______, ¿estás despierta?- era Alaude, miré a Giotto, quien me dio una mirada entre pánico y divertida y se fue a meter al closet.

-¿Sí?- pregunte asomándome por la puerta.

Misión: Aprender de la Primera Generación [LIBRO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora