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  Abrí la puerta de mi nuevo "apartamento" (el cual había comprado un piso más arriba que el de Eunbi), era tan emocionante. Me había estado sintiendo algo mal últimamente, y lo entendía, pero me daba miedo. No quería encariñarme con Eunbi, parecía una chica amigable, y era mi primer amiga. Wow, mi primer amiga.

  Cerré la puerta al entrar y observé a mi alrededor, era entretenido, pero extrañaba a mis padres; los extrañaba en serio. Había estado llorando mucho la noche pasada, pensando en que había hecho mal en escapar, en irme. Me había quedado pensando en que pensarían ellos de mí ya que estaba actuando como una adolescente depresiva.

  Pero no era una adolescente, tenía veintitrés, creo que es bastante.

  Bueno, una adulta depresiva.

  Pero no estaba tan depresiva como para no poder ocultarlo, podía fingir estar bien, aparte estár con mi nueva amiga me distraía un poco de la cruel realidad. Ella se comportaba algo raro para ser verdad, en realidad no sabía porque lo hacía, pero supongo que es porque es muy melosa. No podía esperar a hacer más cosas con ella, y tampoco podía esperar a hacer esas cosas que las amigas hacen en las películas.

  Tener... ¿pijamadas? Supuse que así se decía. Y divertirnos, hacer cosas locas, jugar juegos de mesa, ver películas, hablar de chicos, pintar nuestras uñas y cosas por el estilo. Sería divertido, y bastante productivo, quería sacarle todo el jugo al asunto. Estaba teniendo la primer amiga de toda mi vida, y ella piensa que siempre he sido una persona normal. Eso estaba muy bien.

  Seríamos buenas amigas.

  Metí mi mano derecha en el bolsillo de mi gran abrigo y de allí saqué mi nuevo celular. Sí, celular. Cuando Eunbi me acompañó a hacer compras me dijo que le diera mi número y yo le dije que antes de "visitar a mis padres" había perdido el mío y que no había tenido tiempo de comprar otro. Así que me acompañó a comprar uno. El problema fue aprender a usarlo.

  Ella me había enviado un mensaje.

  En realidad no sabía muy bien como funcionaba del todo, pero sabía lo básico. Ella me había explicado todo, y yo había puesto como excusa que nunca usaba el anterior. Me sentía mal por mentirle tanto, pero no tenía de otra si quería que ella siguiera pensando que era una persona normal, común y corriente.

Jung Eunbi.
Unnie.

  Sonreí hacía la pantalla, era tierna. Tardé un poco en contestar ya que no sabía muy bien donde estaba cada letra en el pequeño teclado.

Linda So Jung.~
Acabamos de despedirnos y
ya me extrañas, que
extraño de tu parte.

  Contesté y dejé el celular sobre una mesa, no tenía muchos ánimos de hablar con ella en ese momento, la había estado viendo todo el día. No digo que no era soportable estar con ella, sólo que era bastante pegota, nunca se despegaba de mi y eso era algo extraño. Hoy había visto muchos muchachos lindos, y esperaba que Eunbi también lo hiciera, pero ella sólo se me quedó mirando todo el día.

  Ella era muy extraña, pero de todos modos, me agradaba. Y bastante. Eunbi tenía algo especial que me hacía sentir cosas raras, como si no la sintiera amiga. No sabía como se sentía querer a alguien en la forma de amigos, pero esperaba quererla mucho en ese sentido. Aún que cuando pensaba en algo relacionado a amistad entre ella y yo, eso me molestaba y no sabía porqué. Nunca había estado rodeada de otras personas, por lo tanto, no sabía que se sentía convivir con ellas. Ella me hacía sentir enferma.

  Aparte del cáncer, obvio.

  Caminé hacia el baño del lugar; era tan cómodo que fuera tan pequeñito. Estaba respirando el aire de una persona corriente, y eso me gustaba tanto. Me sentía feliz allí, tan feliz que podría saltar de alegría. Pero la seriedad ante todo, jamás dejaría escapar mi seriedad.

El Arte de Morir. - Wonha. (Artes #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora