Capitulo 3: ¿Quien eres?

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-prometo que no dolerá – su mano se aproximó al cuello de su víctima, eso pensó, antes de que todo se volviera negro, un dolor repentino  invadió todo su cuerpo y había un gran peso sobre su pecho, que le dificultaba la respiración,  abrió los ojos lentamente un poco desconcertado por lo que sucedía,

-¿Qué planeabas hacer? – pregunto una voz  gruesa totalmente desconocida para el joven. Cuando sus ojos pudieron enfocar, se encontró con un sujeto encima de el, con una espada apuntando a su cuello. – Responde – ordeno  acercando más su espada.

Los ojos azules, se toparon con los ónixs del desconocido, mirándose fijamente por un largo rato, sin decir nada, la espada se pego más al cuello del joven que permanecía estático sin poder apartar la vista del rostro del joven. Su piel era  clara y ojos negros como el cielo sin estrellas, su cabello oscuro enmarcaba su rostro y pese a la suciedad que tenía en el rostro, no cavia duda que el joven era atractivo  – no pienso preguntar de nuevo – advirtió, miro al soldado que estaba tirado a un par de metros, y luego miro al que lo mantenía cautivo.

-yo.. – Dudo un poco – trataba de cúrale – dijo con un tono asustado – está herido –

-no te creo – dijo acercando más su espada al cuello del joven, quien tembló.

-es... es.. verdad.... – se defendió – yo solo revisaba sus signos vitales- no era de todo mentira. La mirada oscura se clavo en la azul. El joven nunca había visto un par de ojos como esos. Parecía analizar al joven con la mirada, poco a poco el azabache se puso de pie. El joven al sentir librado del peso extra que lo aprisionaba, se sentó lentamente, pues la espada todavía apuntaba su cuello.

El azabache observo atentamente al joven, parecía docel, cabello rubio y claro, piel canela y ojos azules como el mismo cielo despejado, en sus mejillas se podían notar 3 marquitas de cada lado, dándole una mirada felina. Aparentaba tener unos 15 o 16 años, y estaba sumamente delgado.

-quítate la capa- ordeno, el joven tenía una capa de color blanca y fina que cubría su cuerpo, pero quería que se la quitara ya que pensaba que debajo de esta podría estar ocultando algún tipo de arma.

-¿Qué?- el rubio no daba crédito a lo que acababa de escuchar.

-lo que escuchaste – dijo, colocando la espada en su mentón, obligándolo a mirarlo.

El rubio, nervioso  se puso de pie para que esto fuera más fácil. El joven clavo su mirada en el mayor y dirigió sus manos hacia al broche de su capa para quitársela, poco a poco, empezó a deslizarla por sus brazos, todo bajo la atenta mirada oscura.

El joven se detuvo un momento, sus ojos se desviaron de la mirada del otro, en sus mejillas había un leve sonrojo, así como un pequeño temblor en su cuerpo. El azabache que no perdía ni en lo mas mínimo los movimientos del otro noto este cambio. Lo cual lo desconcertó un poco, (aunque su mirada no cambio en lo mas mínimo)

En su cabeza paso una idea que aclaraba el comportamiento de aquel extraño joven, se estaba prácticamente desvistiendo frente a una persona que lo amenazaba, cualquiera que llegara y contemplara la escena pensaría que el mas sospechoso seria el, esa simple idea hizo que sintiera algo de culpa. Hasta que una acción hiso que olvidara completamente esa sensación.

Fue un segundo, la capa blanca voló hacia el azabache, quien rápidamente movió su espada para romperla, el joven se había agachado para evitar el letal ataque, se aproximo rápidamente hacia el mayor con un chuchillo en la mano, dispuesto a atacarlo.

El mayor soltó su arma y en un movimiento tomo la muñeca de la mano armada del rubio, girando hacia un costado, doblando su brazo contra su espalda. El azabache piso la espalda del joven, haciéndolo chocar contra el piso y jalando su brazo hacia arriba provocándole dolor. – Buen intento – dijo sonriendo superior mente – dobe –

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